Políticas
10/10/2024
Editorial
A fondo con la lucha universitaria ¡Fuera Milei!
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Foto: Fede Imas @ojoobrerofotografia
Ni bien se conoció que el Congreso había sostenido el veto de Javier Milei a la ley de Financiamiento Universitario estudiantes y docentes decidieron salir a fortalecer la lucha que ya venían realizando en la previa.
Los sindicatos docentes resolvieron un paro nacional que se está cumpliendo masivamente mientras escribimos estas líneas. En el caso de los estudiantes se extendieron las tomas de facultades y rectorados a lo largo de todo el país. Desde Río Gallegos hasta Salta, pasando por las universidades de Córdoba, Catamarca, San Luis, Comahue, Bahía blanca, La Pampa, Tucumán, La Rioja, Entre Ríos, hasta las del conurbano bonaerense y el rectorado de la Universidad de La Plata. La lista no es completa ni exacta, en muchas otras no hubo toma pero hubo acciones. Es lo que sucede en las facultades de la UBA, que habían levantado sus tomas para marchar al Congreso y están discutiendo retomarlas, mientras desarrollan todo tipo de acciones de repudio.
El veto de Milei y la confirmación del Congreso Nacional caen en el medio de un despertar del movimiento estudiantil universitario, que esta vez actuó con el método de asambleas y deliberaciones, en forma independiente de las gestiones y en general contra la voluntad de estas. Esto incluyó a las direcciones peronistas de centros de estudiantes, federaciones, facultades y universidades, que trabajaron para que no se hagan las tomas o votaron contra ellas, e incluso mandaron patotas para impedirlas como en la Universidad de La Matanza. La Cámpora interviene siguiendo el libreto de Máximo Kirchner de “no patalear contra los vetos” porque es un derecho constitucional de Milei, y no impulsa las tomas ni las movilizaciones.
Pero el veto ratificado no cierra el conflicto. Deja planteado el reclamo salarial de los docentes, cuyo atraso es enorme, y el propio presupuesto para el funcionamiento de las universidades. La situación de la educación es dramática si persiste la política de Milei. La decana de Agronomía de la UBA informó sobre la renuncia de más de 30 docentes en lo que va del año por los bajísimos sueldos, perdiéndose profesionales en los cuales se invirtió en su formación; y eso que la facultad responde a un sector de la economía de interés para los capitalistas. El veto no resolvió nada de esto, por ello la pelea por estos reclamos sigue abierta y la decisión de bloquearlos encuentra a un movimiento de lucha en su etapa de ascenso. Por lo tanto la tarea que se desprende es avanzar en profundizar las medidas de lucha en todas las facultades y universidades, extender las tomas, impulsar acciones junto a docentes y no docentes, bajo el reclamo de aumento salarial y mayor presupuesto para la universidad.
Además la lucha universitaria no parece un rayo en cielo sereno, como se suele usar para referir a los conflictos aislados. En el mismo momento –e incluso confluyendo- está la lucha por la salud, que también tiene como destino el gobierno de Milei ya que se trata de hospitales nacionales. En el caso de CABA involucra a los trabajadores del Hospital Garrahan, que acaban de cumplir un paro de 48 horas con una importante movilización a Plaza de Mayo en reclamo de aumento para sus salarios prácticamente congelados; ante una paritaria firmada por UPCN que planteó un 2% en setiembre, un 1% en octubre y 0 en noviembre y diciembre. A esto se agrega la lucha contra el cierre del único hospital nacional de salud mental, el Laura Bonaparte, y que el gobierno luego anunció que no avanzaría tras en un acuerdo con UPCN pero a las horas comenzó la tarea de desmantelarlo. La lucha de salud se extiende a los residentes, que ganan miserias, y suma reclamos de trabajadores provinciales y municipales de todo el país.
Los alcances políticos del veto
El veto tampoco tapa los problemas políticos del gobierno, porque se sostiene negociando con la oposición vetando las iniciativas que esa misma oposición resuelve en el Congreso. Milei no plantea una coalición de gobierno con el macrismo, que le salva las papas con sus vetos, ni con los gobernadores que mandan a sus diputados y senadores a votar lo que pide. En esta oportunidad el peronismo colaboró a través de Jaldo de Tucumán y Jalil de Catamarca; Vidal de Santa Cruz, la Concordia de Misiones y Torres de Chubut hicieron su aporte, además de cuatro diputados de la UCR que votaron a favor del veto y dos que faltaron. Milei insiste en el planteo de una suerte de bonapartismo, dependiente de una pata parlamentaria. Esto preocupa a un sector de la clase capitalista. Por eso Pichetto, un hombre de la derecha peronista y excandidato a vice de Macri, sostuvo en el recinto que Milei acababa de “consolidar un gobierno de la minoría” y que eso “no es un escenario que pueda llegar a interesar a los inversores”.
Las dos leyes que Milei logró vetar tienen que ver con reclamos populares, con el preciado bien de la formación universitaria y sobre todo con los ingresos de los trabajadores; y lo hace en defensa de los intereses capitalistas, del bolsillo de los especuladores financieros, de los acreedores usurarios. Por eso el veto fue festejado por la timba financiera con una suba de las acciones y de los bonos del país. Esto tampoco tapa los problemas más agudos de la situación económica: la recesión, la escasez de reservas que coloca un serio interrogante sobre la capacidad de pago de la deuda pública, las presiones del FMI y grupos capitalistas para que se produzca una devaluación, etc. El gobierno disfruta de un “veranito financiero” como resultado del blanqueo, de la mano de una nueva bicicleta financiera aprovechando que el dólar está planchado. Pero por eso las reservas netas no aumentaron y son negativas por más de U$S 5.000 millones, y crece el temor del eventual retiro de los bancos de los depósitos en dólares que fueron blanqueados.
Que se vaya
Es claro que Milei está rompiendo la relación con su electorado. Eso lo indican las encuestas, el rating, las manifestaciones callejeras, etc. Se está armando una mayoría que rechaza la política del gobierno y al propio Milei. ¿Hasta cuándo se pueda tolerar a un gobierno que le veta un aumento a los jubilados y fondos a las universidades, cierra hospitales, congela salarios, deja que se pudran los alimentos mientras los comedores populares no tienen nada y quiere meternos en una guerra para sostener la masacre sionista en Medio Oriente?
Lo que cada vez más se percibe es que la continuidad de Milei se hace intolerable y peligrosa, porque sus consecuencias son irreversibles. La denuncia de la decana de Agronomía que citamos recuerda al efecto que Onganía y luego la dictadura militar de Videla produjeron sobre la formación científica y académica en nuestro país por el éxodo de docentes y profesionales que nunca se logró recuperar, y este es solo una de las consecuencias. Milei le declaró la guerra a la inmensa mayoría del pueblo argentino, superando a todos los otros gobiernos convirtió a la Argentina en un país de pobres, para hacer todo hizo uso del engaño.
Frente a esto el peronismo no tiene la menor intención de organizar la lucha contra el gobierno. Ya vimos a la burocracia sindical negociar con Milei la reforma antiobrera, dejar pasar todo, aprobar rebajas salariales y despidos en el Estado. Cristina Fernández de Kirchner se propuso como presidenta del PJ para “enderezarlo y ordenarlo” tras un programa derechista que incluye la reforma laboral, garantizar el pago de la deuda, sostener el “equilibrio fiscal”, redefinir el papel del Estado, la reforma (anti)educativa, etc. Cristina prepara el “hay 2025” con un programa que tranquilice a los buitres. La salida no es con ellos, es contra ellos.
Milei se tiene que ir. Las luchas en defensa de la universidad, de la salud, son buenos síntomas de la disposición popular a enfrentarlo, la huelga general necesaria para que se vaya se prepara impulsando todas las luchas para que triunfen.
¡Que vivan los estudiantes, los docentes, los trabajadores de la salud! Fuera Milei. Con este objetivo el próximo 9 de noviembre en Parque Lezama el Partido Obrero montará su tribuna en un acto político y de lucha por una salida de los trabajadores.