COP27, una cumbre climática sin acuerdos y copada por las petroleras
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La cumbre se desarrolló en Egipto
Siempre las promesas de las conferencias climáticas de la ONU terminaron en un fiasco, pero la particularidad de este año es que el fracaso de la COP 27 realizada en Egipto es reconocido por todos.
El dato que destacaron desde la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh es el acuerdo para la creación de un fondo de compensaciones por pérdidas y daños causados por eventos climáticos como inundaciones, sequías, huracanes, olas de calor. Sería la concreción de algo anunciado en realidad hace casi diez años. Pero, claro, no es así.
El tema fue motivo de conflictos, ya que implica definir quiénes ponen la plata y quiénes la reciben y con qué criterio. Se resolvió formar una comisión asesora, donde volverá a expresarse la negativa de Estados Unidos y la Unión Europea, que en todo caso quieren que sea costeado también por los “grandes emisores”, apuntando a que se amplíe la base de aportantes a China, India y los Estados árabes petroleros. Lo más probable es que quede como papel mojado, como todo el Acuerdo de París.
Mientras, una recapitulación de la aseguradora británica AON estima que en los tres primeros trimestres del año las pérdidas económicas por desastres climáticos sumaron 227.000 millones de dólares, y bastante menos de la mitad estuvo cubierto por aseguradoras públicas o privadas. El huracán Ian en Estados Unidos y las inundaciones en Pakistán e India son los casos más salientes del reporte, que además calcula que superaron las 16.700 muertes en Europa por las olas de calor este año.
Los informes de la ONU y del panel de científicos IPCC señalan que a este ritmo se sobrepasarán los límites de calentamiento fijados. Advierten que “ya es demasiado tarde para muchos glaciares”, y que sigue la deforestación en gran escala en zonas clave como el Amazonas o Indonesia. Otro informe sostiene que la vegetación nativa del Chaco paraguayo y argentino perdió más de ocho millones de hectáreas en las últimas dos décadas debido a la expansión agrícola, alcanzando una de las tasas de conversión de tierras más altas del mundo.
El documento finalmente firmado en la COP 27 defraudó hasta los más crédulos. Ni siquiera menciona la perspectiva de eliminación gradual de los combustibles fósiles, y reemplaza la meta de tender a fuentes renovables por energía “de bajas emisiones”. Agencias europeas, como la AFP, filtraron acusaciones al gobierno egipcio, que como anfitrión y presidente de la cumbre abrió las puertas al lobby petrolero del Golfo Pérsico. Como sea, la sede elegida para el año próximo es ni más ni menos que Dubai, centro de los Emiratos Arabes petroleros.
La conferencia estuvo a tono con el fracaso reciente del G20 en explorar una tregua de la guerra en Ucrania, factor de graves daños ambientales y humanitarios, además de catalizador de una crisis energética internacional. Es la manifestación de los choques que dominan hoy a un mercado mundial a las puertas de la recesión. Así tenemos al gobierno de Biden, que prometía reencauzar el Acuerdo de París con el reingreso de Estados Unidos, pero ahora estrecha la mano con la monarquía saudí pidiendo mayor producción de petróleo para abaratar su precio. Hasta Alemania ha rehabilitado plantas de carbón para lidiar con los menores suministros del gas ruso, y se avecina un invierno de escasez energética en Europa.
De hecho, gran parte de las miradas se la llevaron las reservas de gas africano, que podrían suplir las necesidades del viejo continente en el futuro. Se estima que los gasoductos proyectados más que triplicarían la capacidad actual de importación de la Unión Europea para 2030. Esto cuando -a pesar de que el IPCC y la Agencia Internacional de Energía indicaron que para cumplir más metas no debería emprenderse ningún nuevo proyecto- el gasto mundial en exploración de hidrocarburos aumentó el último año bastante más que la inversión en energías renovables, y según papers que circularon en la COP las ganancias de las empresas de gas y petróleo subieron en el año un 131%.
Las cumbres climáticas de los Estados capitalistas no son más que escenarios de disputa por los negocios.
https://prensaobrera.com/ambiente/paolo-rocca-en-el-ranking-de-capitalistas-mas-contaminantes-del-mundo