Ambiente

14/2/2022

El gobierno apeló la suspensión a la exploración sísmica frente a Mar del Plata

Luego del amplio rechazo popular al emprendimiento off-shore.

El gobierno, como había anunciado, finalmente apeló  la decisión de la Justicia de Mar del Plata, la cual había ordenado, a través de un fallo dictado por el juez Santiago Martín, suspender el proyecto de exploración hidrocarburífera frente a la costa bonaerense. De este modo, el oficialismo vuelve a la carga para impulsar a como dé lugar este emprendimiento de enorme impacto ambiental, que ha despertado un amplio repudio entre la población.

El gobierno está obstinado en que prospere la instalación de dichas plataformas off-shore ya que centra sus prioridades en el arribo de divisas a los fines de rescatar la deuda usuraria. De hecho, incrementar las reservas en USD 5.000 millones constituye una de las exigencias incluidas en el preacuerdo alcanzado con el FMI. En ese sentido, dar lugar a proyectos contaminantes para tal fin es una orientación compartida por todas las alas de la coalición oficial; hasta la propia Cristina Kirchner, en medio de su conferencia realizada en Honduras, se encargó de defender la explotación petrolera mar adentro tomando como ejemplo lo que sucede en Noruega.

Luego del revés sufrido, fruto de la movilización popular que puso un freno a esta avanzada, el oficialismo vuelve a hacer uso de los mismos argumentos falaces ya utilizados para justificar el emprendimiento. Frente a todas las evidencias que demuestran lo contrario, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, afirmó que “vamos a insistir porque no hay ningún inconveniente, ningún perjuicio, y creo que sí hay una campaña de desinformación en algunos sectores, por eso queremos informar bien, que esta actividad no va a generar ningún perjuicio para Mar del Plata”, para luego agregar que “Argentina tiene producción offshore hace décadas, y no ha habido ningún tipo de inconveniente”.

 

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En primer lugar, es falso que esta actividad no haya producido inconvenientes en el territorio nacional, donde hasta la fecha se han perforado 187 pozos submarinos. Para empezar, la propia exploración sísmica destinada a localizar petróleo en el fondo del mar ha alterado seriamente a la fauna marina. No podría ser de otra manera, ya que se lleva adelante mediante bombardeos cuyo impacto abarca 300.000 km2 a la redonda, generando un ruido comparable al despegue de un cohete espacial, convirtiéndose en el segundo mayor contribuyente de ruido subacuático causado por el ser humano, “solo detrás de explosiones nucleares y de otro tipo en pruebas militares” (Greenpeace.org). 

Este procedimiento perjudica a especies como la ballena franco austral, lobos marinos, pingüinos, orcas, peces, etc. produciendo desorientación, estrés, riesgo de muerte por ahogamiento o varamiento e inviabilidad de los huevos afectando a la reproducción de algunas especies. Lo anterior genera graves consecuencias sobre la actividad pesquera: a modo de ejemplo, está comprobado que luego de la exploración realizada por la petrolera Pan American Energy en 2009 en las aguas del Golfo San Jorge -ubicado entre las costas de Chubut y Santa Cruz- disminuyó significativamente la captura de merluza en ese área durante más de un año.

A su vez, tampoco son comparables las instalaciones off-shore que hoy en día funcionan frente a las costas de Tierra del Fuego y Santa Cruz, sobre aguas poco profundas (hasta 100 m.), con el proyecto que está en discusión. Aquí el objetivo es realizar perforaciones que van desde 1.700 a 3.800 metros de profundidad, algo inédito en el país, donde el riesgo a que se produzcan derrames en la etapa de explotación es mayor. Según un estudio elaborado por la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires, existe un 75% de probabilidad de que se produzcan al menos 5 derrames mayores a los 1.000 barriles de petróleo en un escenario de alta producción en la Cuenca Argentina.

En ese caso, los daños a la biodiversidad marina, y, por consiguiente, a la actividad pesquera, adoptarían características irreversibles; favoreciendo incluso hasta el cambio climático, en la medida que las especies que habitan en el mar contribuyen a capturar carbono de la superficie, almacenándolo en las profundidades subacuáticas. Con el agravante que el sitio donde la empresa Equinor pretende -junto a YPF y Shell- instalar su plataforma se halla sobre el denominado “Agujero Azul” perteneciente al talud continental, zona de alimentación y de migración de las principales especies del Mar Argentino. Esto, sin mencionar las mayores emisiones de carbono y metano a la atmósfera que supone extender la explotación hidrocarburífera.

Por otra parte, el relato de que “Argentina estaría a salvo de la posibilidad de un derrame” no resiste el mayor análisis. ¿Cuál sería la supuesta inmunidad criolla que nos diferencia de México, donde la explosión de una plataforma off-shore en 2010 derivó en que se liberaran 795 litros de petróleo en el Atlántico, en un accidente que se llevó la vida de 11 trabajadores y las consecuencias sobre la flora y la fauna persisten hasta el día de hoy? ¿O de Australia, donde en 2009 el hundimiento de la plataforma petrolera marina West Atlas provocó un vertido de gas y petróleo durante meses que afectó seriamente a “aves, invertebrados marinos, corales y algas marinas” (Carbono News, 2021)? Los ejemplos alrededor del mundo que reportan esta clase de accidentes son vastos y dejan en ridículo el discurso esgrimido por Kulfas y compañía.

La propia empresa Equinor cuenta con un prontuario en la materia: “en abril de 2021, el regulador noruego de seguridad en alta mar (Autoridad de Seguridad del Petróleo PSA) calificó como “grave” un derrame de petróleo de la plataforma Gullfaks C de Equinor en el Mar del Norte” (El Diario Ar, 10/1).

Sin reparar en los efectos sobre la fauna marina, la pesca y el turismo, el gobierno se embarca en esta cruzada off-shore como parte de toda una política en favor de las petroleras, las cuales también salen ganando del aumento en los combustibles y en las tarifas y gozan de una mayor disponibilidad de divisas y ventajas impositivas a la hora de exportar.

Es por toda esta comprensión que el repudio popular no se hizo esperar y ganó las calles bajo la forma del #Atlanticazo, conquistando un fallo judicial favorable. Es preciso continuar movilizadxs para derrotar definitivamente la tentativa off-shore sobre la Cuenca Argentina Norte, un camino indisociable de la lucha contra el pacto fondomonetarista en puertas, que deparará más extractivismo, saqueo y penurias para la población. Debemos pelear por un gobierno de trabajadores que abra paso a una verdadera transición energética, en beneficio del ambiente y del interés social mayoritario.

 

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