Ambiente

26/3/2021

Movimiento ambiental

Jóvenes por el Clima y su integración al Estado

Sobre su llamado a “volver a las calles”.

Referentes de Jóvenes por el Clima junto al ministro Cabandié.

Jóvenes por el Clima es una organización fundada en febrero de 2019 al calor del boom mediático de Greta Thunberg, activista ambiental sueca. Por aquel entonces, en medio de la crisis política que vivía el país durante el último año de macrismo, miles de jóvenes salieron a las calles de Argentina para participar de las primeras huelgas internacionales por el clima, que congregaron a millones en todo el mundo. Con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia todo cambió para esta organización, a pesar de que las políticas del Frente de Todos profundizaron la depredación ambiental. Luego de un año de quedarse en sus casas, el pasado 22 de marzo, Día Mundial por el Agua, convocaron a “volver a las calles”. Cabe entonces un análisis político de este derrotero.

En 2020 hubieron sobradas razones para salir a las calles en defensa del ambiente y las condiciones de vida. El año mismo arrancó con una rebelión del pueblo mendocino que hizo retroceder al gobernador radical Rodolfo Suárez y al PJ, que habían sancionado la reforma de la ley 7722 para habilitar la megaminería. Luego fue motivo de convocatorias en todo el país el acuerdo porcino con China, que en medio de la pandemia puso sobre la mesa las consecuencias ambientales de la cría industrial de ganado y sus efectos sobre la salud de la población.

Las quemas en las Islas del Delta del Paraná y en las sierras de Córdoba fueron otro foco de movilización, con exigencias claras al Estado sobre la necesidad de vetar los cambios de uso de suelo que impulsan los agronegocios y la especulación inmobiliaria, el cese inmediato de los desmontes, la sanción de una ley que proteja los humedales y el esclarecimientos de los responsables de los incendios. Es un flagelo que este año se vivió en la Comarca Andina de Chubut, donde se ve a su vez un nuevo intento de avanzar con la megaminería por parte del gobernador Mariano Arcioni y sus aliados locales con el aval activo del gobierno nacional; a lo cual el pueblo chubutense respondió con grandes movilizaciones para rechazar esta entrega y exigir la aprobación de la Iniciativa Popular 2020.

Estas luchas chocaron con el gobierno nacional y los gobiernos provinciales como los responsables políticos de la depredación capitalista del ambiente. Finalmente, el lobby de terratenientes, petroleras y mineras por ampliar sus negocios empalma con la columna vertebral del plan económico oficial, que asigna a la explotación desmedida de los recursos naturales para exportación con el objetivo de garantizar el repago de la deuda externa al FMI y los bonistas.

Mientras todo esto sucedía, Jóvenes por el Clima optó por limitarse a una agenda legislativa alejada del proceso de lucha popular, lo cual se expresó en el abandono de las calles. Esto generó una fuerte crisis política en la organización, que terminó en una ruptura. Juventud Ambientalista, la organización nacida de esta escisión, denuncia vehementemente la adaptación de Jóvenes por el Clima al gobierno nacional.

Para el gobierno esta cooptación de organizaciones ambientalistas es una política definida. Lo denunciamos en Prensa Obrera ya en enero de 2020, al advertir que la creación del Ministerio de Ambiente y los discursos “verdes” buscaban tapar la orientación depredadora con proyectos inocuos para tentar a un sector del movimiento. Así fue que esta organización cambió la calle por las oficinas del ministro Juan Cabandié.

En su corta existencia, Jóvenes por el Clima ha pasado de recoger los reclamos de los que luchan por su futuro a ser simplemente los voceros ambientalistas de un gobierno que nada tiene para ofrecerle a la juventud. Lo reveló su activa participación, junto con Eco House, en la sanción con bombos y platillos de la Ley Yolanda, que adjudica la destrucción del ambiente a la “falta de capacitación” de los funcionarios, es decir que oculta los intereses económicos y sociales que son su trasfondo. Es una consecuencia del carrerismo de la dirección de estas organizaciones, cuyos referentes buscan acaparar cargos en el Estado.

La experiencia del pasado Día Mundial por el Agua fue una clarificación política. Jóvenes por el Clima “volvió a las calles” con el único fin de presentarse como la dirección del movimiento ambiental, luego de haber perdido gran parte de su referencia por su empecinamiento parlamentario. Sin embargo, las maniobras oportunistas realizadas durante la organización de la jornada fueron de todo tipo, desde desconocer acuerdos ya establecidos hasta intentar instalar un debate inconducente sobre lo “partidario” y “apartidario”. La actuación en bloque con el MTE (UTEP, Patria Grande) demuestra que intervienen a cuenta del gobierno nacional. Esto pone a Jóvenes por el Clima en las antípodas de quienes defendemos el ambiente.

Los activistas y las organizaciones socioambientales deben sacar las conclusiones de este derrotero de integración al Estado, para así redoblar los esfuerzos de defender el frente único de lucha nucleado en la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones, un reagrupamiento que tiene como eje vertebrador la independencia política del gobierno y sus agentes. Desde Tribuna Ambiental y el Partido Obrero pugnamos por esta orientación para enfrentar al régimen de los depredadores ambientales.