Ambiente

2/12/2024

CÒRDOBA

Vertidos, minería y basura: La Calera bajo el asedio de un ecocidio ambiental

La Calera constituye una verdadera zona de sacrificio ambiental.

Basural a cielo abierto en La Calera.

La Calera vuelve a ser noticia como consecuencia de volcamientos de basura a escasos metros de una de las cisternas que abastecen de agua potable a la ciudad. Los vecinos han alertado al respecto y denuncian que hasta la cisterna llegó a trabarse por los residuos arrojados en su interior, un problema conocido por quienes gobiernan que, sin embargo, permanecen en la desidia y la inacción.

Las autoridades municipales quisieran “barrer la basura debajo de la alfombra” para evitar dar una solución: los residuos sólidos urbanos, cuyo volumen se incrementa sin que haya ninguna responsabilidad empresarial por el “packaging” que acompaña el producto comercializado, alimentando los incendios serranos cuando se pretende reducirlos por acción del fuego.

La Calera constituye una verdadera zona de sacrificio ambiental: a la contaminación del agua por contacto con la basura se suma la proveniente del vertido de líquidos cloacales crudos al río Suquía, y la degradación ambiental producto de la explotación minera de áridos -una de las más grandes del país- responsable de la destrucción de bosques nativos y de la desaparición de montañas en cuestión de meses, alterando profundamente los ecosistemas.

Cuando hablamos de zonas de sacrificio nos referimos a territorios sometidos a múltiples formas de degradación ambiental, siempre en perjuicio de sus comunidades locales. En La Calera, el vertido de líquidos cloacales, la devastación de sus bosques nativos por la minería y los desbordes de basura son síntomas de un modelo extractivista que depreda sistemáticamente el suelo, el agua y el aire. Este panorama se agrava con la reciente adhesión de Córdoba al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), impulsado por el gobierno de Milei, que habilita la violación de leyes de protección ambiental y facilita un saqueo sin controles

La postura del intendente de La Calera, Fernando Rambaldi, confirma esta orientación. En un reciente encuentro con empresarios mineros, Rambaldi expresó su disposición a habilitar explotaciones de áridos incluso dentro de áreas protegidas y a favorecer negocios inmobiliarios, ignorando las consecuencias sociales, sanitarias y ambientales para los vecinos.

Estas problemáticas no son incidentes aislados, sino el resultado de décadas de políticas ecocidas promovidas desde el gobierno provincial y avaladas por gestiones municipales que priorizaron los intereses de desarrollistas y mineros sobre la salud y el ambiente de la población. Ahora, la amenaza se profundiza con la posible instalación de una planta de transferencia y tratamiento de residuos para todo el corredor de Sierras Chicas, consolidando a La Calera como una zona de sacrificio ambiental. Esta decisión perpetúa la degradación de sus recursos naturales y agrava la injusticia ambiental en la región.

Desde Tribuna Ambiental, llamamos a las organizaciones ambientales de toda la región a sumarse a la lucha que sostienen los vecinos de La Calera. Es urgente construir un frente único que visibilice estas problemáticas y promueva un programa común mediante la deliberación colectiva, integrando a todos los sectores afectados: trabajadores, estudiantes, docentes, jubilados y organizaciones sociales.

La salida a esta crisis no será individual ni aislada, sino colectiva y organizada. Solo con un plan de lucha que escale, en la perspectiva de una huelga general en defensa del ambiente y la vida, podremos detener este modelo extractivista y destructivo.

Es hora de actuar. La Calera no puede seguir siendo el vertedero de los intereses económicos que sacrifican nuestro futuro común.

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