Aniversarios

7/9/2020

A 90 años del golpe de Uriburu a Hipólito Yrigoyen

El 6 de septiembre de 1930, las Fuerzas Armadas comandadas por José Félix Uriburu se levantan en armas para exigir la renuncia de Enrique Martínez, vicepresidente de Hipólito Yrigoyen, quien a su vez había sido obligado a renunciar un día antes. El de 1930 será el primer golpe de estado triunfante en la Argentina en el siglo XX, con el Estado nacional ya constituido. Lejos de tener un carácter excepcional, este hecho será el comienzo de una etapa en la Argentina, que desde ese entonces hasta el año 1976, tendrá seis golpes de estado protagonizados por las Fuerzas Armadas.

Segundo gobierno de Yrigoyen: disputas internas y crisis de Wall Street

En 1930, Hipólito Yrigoyen (UCR) atravesaba su segundo gobierno no consecutivo. Habiendo sido presidente desde 1916 hasta 1922, y luego de la presidencia de Marcelo T. de Alvear (1922-28), fue electo en 1928 con el 61.69% de los votos. Habiendo alcanzado el poder a partir de la Ley Saénz Peña (1912) que regentaba el voto secreto y terminaba con la hegemonía del PAN (Partido Autonomista Nacional, vehiculo político de la oligarquía, reorganizado luego como Partido Conservador) que venía gobernando desde 1880 a través del fraude electoral, la UCR se convirtió a través de la reforma, en el canal institucional que tuvo la burguesía para contener el creciente descontento popular frente al régimen oligárquico llevado adelante por el PAN. Teniendo a la pequeña burguesía como su principal base social, sin por eso dejar de contar con un importante apoyo de sectores obreros como así también de importantes sectores oligárquicos (como el propio M.T de Alvear), los gobiernos radicales lejos estuvieron de generar cambios de fondo. Sostuvieron la relación semicolonial con el Reino Unido y se rehusaron a tocar a los grandes terratenientes. Yrigoyen mantuvo el modelo agro exportador y el régimen de explotación de los grandes grupos capitalistas hacia los peones y obreros. A pesar de la legislación de algunas regulaciones laborales, el carácter anti obrero de Yrigoyen se vio claramente marcado en las jornadas de la Semana Trágica (1919) en dónde el gobierno reprimió brutalmente las huelgas de los trabajadores metalúrgicos en Buenos Aires, dejando cientos de muertos,  y en la patagonia rebelde (1920-21) en la que las fuerzas armadas fusilaron alrededor de 3.000 trabajadores de lana quienes, actuando en defensa de las patronales industriales y terratenientes sin dudarlo.

Sin embargo, el gobierno de Yrigoyen no estaba exento de ciertas rispideces con la burguesía y sus partidos. El régimen de poder personal montado a partir de las intervenciones federales a distintas provincias o el denominado “estado paternalista” partir de la generación de distintos cargos en el estado designados generalmente de manera arbitraria por el propio Yrigoyen o los distintos gobiernos municipales o provinciales radicales generó rechazo de ciertos sectores que buscaban ejercer ellos mismos un poder más directo o que buscaban un canal institucional y legal para las disputas de intereses en curso. Este arbitraje ejercido por Yrigoyen tenía su expresión en leyes como la ley de alquileres o la nacionalización del petróleo, generando un choque con ciertos sectores capitalistas y sus partidos. Sánchez Orondo, diputado del Partido Conservador, decía en el debate sobre la ley de la nacionalización de petróleo en 1928: “Ayer fueron los alquileres, hoy es el petróleo, mañana será la propiedad rural amenazada de ser distribuida”. Es evidente que si bien Yrigoyen adoptó ciertas medidas que pueden ser catalogadas como nacionalistas y chocó con ciertos choques intereses norteamericanos, su gobierno lejos estuvo de confrontar realmente con el imperialismo, sosteniendo, como se ha dicho previamente, el modelo agro exportador y la relación semicolonial con el Reino Unido.

La Unión Cívica Radical estaba atravesando una profunda crisis. A pesar de haber sido electo con el beneplácito de Yrigoyen, Alvear representaba una fracción de su partido, encabezada por Leopoldo Melo, denominada como fracción “anti-personalista”. Esta última rechazaba el manejo personal de Yrigoyen del partido y el estado, y pasó a actuar como un sucedáneo y aliado del Partido Conservador y los sectores oligárquicos, cuyo proyecto era retomar el régimen de fraude electoral sostenido por el PAN, eliminando la ley Saénz Peña y “recomponer” el orden institucional pero sin la “molesta” mediación del voto popular. Ya en las elecciones de 1928 Leopoldo Melo se presentó como candidato a presidente bajo el Frente Único que nucleaba a esta fracción radical con el Partido Conservador y el Partido Socialista Independiente entre otros, en lo que sería posteriormente La Concordancia. Al mismo tiempo, empezaban a actuar con cada vez más fuerza los grupos de la derecha nacionalista oligárquica, en particular La Liga Patriótica, dedicada a organizar ataques contra las corrientes radicalizadas del movimiento obrero, los inmigrantes y en particular los judíos.

 

Crisis de Wall Street

En 1929 tuvo lugar la crisis de Wall Street. La crisis capitalista mundial tuvo profundos efectos en la Argentina. Como salida a la contracción económica, las potencias buscaron imponer medidas proteccionistas, cambiando las reglas del juego del mercado internacional. La relación semicolonial que la Argentina había establecido con las potencias europeas, sobre todo con el Reino Unido bajo el modelo agro exportador, parecía llegar a su fin a través de la restricción que la potencia europea le imponía a las importaciones argentinas, sobre todo a los productos vacunos. Al mismo tiempo, las grandes petroleras empezaban a ejercer mayor presión para hacerse de los recursos petroleros argentinos. El déficit en la balanza comercial, generado por la falta de exportaciones, obligó a la Argentina a comenzar un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, siendo éste un gran punto de apoyo para el desarrollo de la burguesía industrial, pero, al mismo tiempo, profundizando los choques entre distintos grupos capitalistas y acelerando la crisis del ya deteriorado gobierno radical de Hipólito Yrigoyen. Sin lugar a dudas, la crisis actuó como un acelerador definitivo para la burguesía anti Yrigoyenista. El gobierno de Yrigoyen y su régimen de poder personal y arbitraje dejaban de ser una pequeña molestia para convertirse en un obstáculo para poder pasar a la ofensiva que la clase capitalista buscaba llevar adelante.

 

1930: enfermedad y golpe

A la crisis política existente se le sumaba otro factor: la salud de Yrigoyen.  El líder radical empezaba a tener cada vez mayores problemas de salud, lo que sería utilizado por la oposición como un factor para explicar su incapacidad de llevar adelante el cargo. El 5 de agosto de de 1930, un muy enfermo Yrigoyen delega el poder al Vicepresidente Enrique Martínez, quien suspende las elecciones en Mendoza y San Juan y agrava la crisis política existente.

El proyecto golpista contaba con el apoyo del conjunto del arco político patronal. Las fuerzas armadas, quienes ejecutarán el mismo, se encontraban divididas en dos fracciones. El sector liberal, liderado por Agustín P Justo buscaba establecer un régimen constitucional como el establecido por el PAN, es decir, un régimen oligárquico sostenido bajo el fraude electoral, pero sosteniendo un velo institucional. José Félix Uriburu, por su parte, encabezaba el ala nacionalista. Admirador del fascismo italiano, Uriburu buscaba establecer una dictadura basada en el corporativismo italiano. Si bien el ala de Justo contaba con mayor apoyo dentro tanto de la clase capitalista, como así también al interior del ejército y los distintos partidos opositores, será Uriburu quien lidere el golpe planeado para septiembre, en el que contará con el apoyo de todos estos sectores, dentro de los que estaba el propio Justo, como así también, con un papel menor, Juan Domingo Perón.

El golpe, planificado con bastante tiempo de anticipación tenía fecha para el 6 de septiembre. Ya a finales de agosto, empezaba a sentirse con más fuerza la exigencia de renuncia al gobierno por parte de los distintos sectores de la oposición. El 4 de septiembre en una manifestación contra el gobierno, un joven trabajadores bancario es asesinado por las fuerzas policiales, dándole un golpe final a la ya desgastada imagen del gobierno, generando que más amplios sectores de la población empiecen a apoyar la intentona golpista fogoneada por distintos sectores de la prensa burguesa, el ejército y dirigentes. El 5 de septiembre, mientras distintos diputados se reunían a planificar el golpe en la casa de Manuel Fresco (Partido Conservador). Yrigoyen era obligado a presentar su renuncia, dejando a Martínez en el poder. La mañana del 6 de septiembre Uriburu comienza el levantamiento desde la base del Palomar, sin lograr traccionar a los distintos oficiales de Campo de Mayo. Sin embargo, mientras aviones lanzaban desde el aire volantes llamando a la insurrección Uriburu y sus tropas lograron avanzar hasta Casa Rosada sin gran resistencia, con un breve tiroteo en Congreso que dejó el saldo de dos muertos. Llegando a Casa Rosada, exige la renuncia de Martínez, quien la presentó el mismo día. Unos días después Yrigoyen, quién había sido detenido en La Plata, sería encarcelado en la isla Martín García.

El movimiento obrero

Los últimos años de gobierno de Yrigoyen no iban a asistir a un alza de luchas como el período de 1917 a 1921, marcado por numerosas huelgas y conflictos. El alza del movimiento obrero había sido quebrada, por un lado por una enorme represión, en la que la semana trágica, la patagonia rebelde, como así también la detención de la dirección de la FORA en 1921, por otro mediante una política de cooptación de direcciones obreras que el gobierno de Yrigoyen y posteriormente de Alvear, implementaron para contener al movimiento obrero. Sectores de gremios importantes como la Federación de Obreros Ferroviarios (FOF), la Federación de Obreros Marítimos (FOM), a partir de su integración al estado y la implantación de un aparato profesionalizado en sus sindicatos, empezaban a dar los primeros pasos de formación de la burocracia sindical. Al momento del golpe, los sectores más combativos del movimiento obrero se encontraban fraccionados e incapaces de organizar una resistencia común.

Ante el golpe, tanto la FORA (anarquista) como la Central Obrera Argentina y la Unión Sindical Argentina (estas dos últimas, reunirían a sindicalistas, socialistas y comunistas en la fundación de la CGT el 27 de noviembre de 1930) adquirían una actitud pasiva frente al golpe. Mientras la FORA declaraba su prescindencia frente al cambio de gobierno, declarando la situación “ajena a sus intereses” y llamando al “proletariado a no intervenir en el pleito político”, la recién nacida CGT declaraba su disposición a colaborar con el gobierno. Si bien ambas organizaciones llevaron adelante algunas medidas de lucha por distintos reclamos parciales, tanto una como otra se negaron a adoptar un planteo de resistencia frente al golpe. La Federación de Obreros Ferroviarios, se limitó a acercar su solidaridad con Yrigoyen, sin que eso les haya impedido mostrarse a disposición del nuevo gobierno.

Otra fue la actitud de distintos grupos anarquistas, que desde el períodico La Protesta,  llamaban a resistir el golpe, sin brindar ningún apoyo al gobierno de Yrigoyen. Negándose a colaborar con la UCR, estos presentaron en la FORA una moción para resistir el golpe. Viéndose frustrado su intento de traccionar a la central obrera, lograron nuclear un grupo con sectores de ATE y un grupo de la Federación de Obreros Maritimos, quienes ofrecieron los fondos de su organización y propusieron un plan de lucha que tenía dentro de sí el hundimientos de distintos buques de la marina. Reunido el 10 de septiembre en las oficinas de ATE, este grupo es descubierto por la policía y rápidamente disuelto. El Partido Comunista, por su parte, caracteriza al gobierno de Yrigoyen, como así también a Uriburu, como fascistas. No habiendo una distinción entre ambos, el PC no llamó a luchar contra el golpe, aunque una vez establecido el gobierno de Uriburu sí participó de distintas jornada de lucha contra su gobierno.

El régimen de Uriburu

Uriburu mismo asumió la presidencia, y mostró rápidamente la orientación de su gobierno con el nombramiento de su gabinete, compuesto por distintos directores de grupos petroleros y capitalistas europeos. El propio Uriburu era un gran terrateniente. Le ofrece a Justo el cargo de Ministro de Guerra, al cual renuncia rápidamente. Reconocido rápidamente por la corte suprema, Uriburu disuelve el congreso y empieza una una persecución sistemática de dirigentes obreros deteniendo, torturando y fusilando a miles de ellos durante su gobierno, lo que representa sin lugar a dudas una profundización de la política represiva del estado.

A pesar de el apoyo inicial que los distintos partidos del régimen le otorgaron a Uriburu, el proyecto corporativista, sus intenciones de reformar la constitución y el régimen dictatorial que buscó establecer, fueron rechazados por los mismos sectores que lo habían llevado al poder. Encabezados por Justo y el Partido Conservador, los distintos partidos que terminarán conformando la Concordancia lanzaron un acto el 25 de octubre, exigiendo la convocatoria a elecciones y la vuelta al régimen constitucional.

Un régimen institucional con partidos podía contener mejor el rechazo creciente de la población trabajadora, que no sólo sufría los efectos de la dictadura, sino los efectos de la crisis capitalista que le imponía un régimen de miseria en el marco de la gran migración interna generada por la industrialización por sustitución de importaciones que la burguesía se vio obligada a adoptar en ese entonces.

El 5 de abril de 1931, Uriburu sufriría su primer gran revés. Las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires tuvieron a la UCR como amplio ganador, siendo este el canal que encontraron las masas para expresar su rechazo al régimen. Frente a esto, ambas fracciones del ejército y de la burguesía anti yrigoyenista comprendieron la necesidad de generar un cambio de régimen para sostener lo construido a partir del golpe del 30. El 9 de mayo, bajo un decreto presidencial, Uriburu establece elecciones nacionales para el 8 de noviembre. El golpe frustrado del Coronel Gregorio Pomar en Corrientes es utilizado por el régimen para forzar el exilio de M.T de Alvear. La UCR, que con Yrigoyen preso y Alvear exiliado se encontraba acéfala, y sufriendo una fuerte persecución postula sin embargo la fórmula Alvear-Güemes en su convención del 25 de septiembre para participar del proceso electoral, siendo esta proscrita por el gobierno por “inhibición moral”. Frente a esto, la UCR decide abstenerse del proceso electoral, renunciando así a confrontar con el golpe.

Las elecciones del 11 de noviembre serán entonces una gran farsa. Con el principal partido proscripto, y con un marcado fraude, la fórmula postulada por la Concordancia de Justo-Roca se impondría a la Alianza Civil del PDP y el PS, que se presentó bajo la fórmula Lisandro de la Torre-Repetto. En febrero de 1932, y luego de 17 de meses en el poder, Uriburu entregaría el gobierno. La dictadura militar que él encabezó sería sustituida por el régimen fraudulento y represivo  encabezado por la Concordancia, que es conocido como “la década infame”.