Aniversarios
29/5/2024
Cordobazo y Viborazo: el papel central de los sindicatos
La huelga general del Cordobazo y del Viborazo, sigue siendo el método más importante para derrotar a Milei y sus cómplices.
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Collage Bamba
El 29 de mayo de 1969 ha quedado marcado en la historia nacional e internacional, por el levantamiento popular y la huelga política de masas conocida como “El Cordobazo”; donde miles de obreros fabriles y estudiantes batallaron contra el gobierno militar de la época. La acción marco la caída de la dictadura de Ongania, y fue seguida por una serie de levantamientos en otras ciudades del país, abriendo una situación revolucionaria que culminaría en 1976. En Córdoba continúo con una nueva rebelión en 1971, conocida como el segundo Cordobazo o “El Viborazo”, en alusión a la afirmación del interventor militar Uriburu, que había dicho que en Córdoba anidaba una “venenosa serpiente”.
Todo el proceso fue liderado por la clase obrera de las grandes industrias y organizada en masivos sindicatos. En el “Cordobazo” los obreros enfrentaban en las calles a los milicos, pero también se delimitaron de la posición del peronismo, definida por el mismísimo Perón desde el exilio; que ante el golpe militar de Ongania en 1966, había sentenciado la famosa frase “desensillar hasta que aclare”. Obreros y estudiantes, cantaban “luche, luche, luche y no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular”. En la acción directa, en la huelga de masas, en las consignas vitoreadas, aparecía la perspectiva de la independencia de clase contra el régimen burgués.
El centro se estableció en el Smata, y más específicamente en la fábrica IKA (Kaiser, luego Renault). La fábrica había sido encuadrada por el gobierno militar surgido del golpe 1955 en el pequeño sindicato (hasta ese momento) que agrupaba los mecánicos, como una maniobra para desplazar a la UOM. En 1969 al Smata Córdoba lo conducía una lista peronista (Elpidio Torres), que ya a fines de la década del ’50 había conquistado un importante Convenio Colectivo a fuerza del “paro activo con movilización” y las asambleas masivas.
El gobierno de Ongania deroga el “sábado ingles” que regía en cinco provincias, en mayo de 1969; y ante ello el Smata convoca una asamblea general a la que concurren 6.000 obreros, la cual es reprimida y se produce una batahola que conduce al paro activo del sindicato el 15 y 16 de mayo. Un plenario del Smata, que sesionó con barra, aprobó un nuevo paro para fines de mayo. Las CGTs de la época habían decretado un paro nacional para el día 30 de mayo. El plenario de sindicatos cordobeses decidió que el paro comenzaría el 29 de mayo y sería “activo”. La columna del Smata fue la más numerosa y protagónica del Cordobazo.
En la situación posterior, el activismo de izquierda va creciendo dentro del Smata y en todo el movimiento obrero. En mayo de 1970, la patronal traslada a varios activistas de la planta Perdriel, con el objetivo de impedir su postulación como delegados y favorecer a la lista de Torres. El activismo promueve la ocupación de la planta con toma de rehenes, y se logra la restitución. Por la presión de las bases, en junio se decreta una huelga de Smata con ocupaciones de fábricas. Al día siguiente la policía y el ejército logran desarmar las ocupaciones y se detienen a cientos de obreros. Pero la huelga continua por tiempo indefinido, y su dirección pasa al activismo de izquierda. Ante ello Torres levanta la huelga y se produce una fuerte derrota. De los 1.500 despedidos se reincorporan 900 trabajadores, pero queda afuera el activismo de izquierda. Esto genera la bronca en las bases, que llevaran a la renuncia de Torres en marzo de 1971. La militancia de izquierda nucleada en el Movimiento de Recuperación Sindical conformara la Lista Marrón, y en abril de 1972 ganara la conducción del Smata, con Rene Salamanca del PCR, como secretario general.
Mientras la situación se radicalizaba en el Smata, un proceso superior se producía en las fábricas de Fiat (Concord y Materfer). La multinacional se dio la política de establecer sindicatos amarillos que controlaba directamente. Con el Cordobazo, surge un activismo de izquierda que recuperaría el Sitrac y el Sitram. El 23 de marzo de 1970 se destituía a la conducción amarilla del Sitrac y se conformaba una comisión provisoria, a la vez que se convocaban elecciones. El rechazo de la Secretaría de Trabajo a reconocer esta resolución fue quebrado el 14 de mayo con una ocupación de la planta Concord que incluyó la toma de rehenes de jerárquicos. En las elecciones del Sitrac y el Sitram arrasaron las listas del activismo clasista.
En enero de 1971 la patronal de Fiat despide a siete dirigentes del Sitrac, pero se respondió con la toma de fábrica. El 9 de marzo se desarrolló un plenario de gremios de la CGT que terminó resolviendo un paro con ocupación a partir de las 10 horas, para el día 12 de marzo. Ese día los obreros de Fiat se concentraron y ante la detención del cura Giaccaglia, se desatan enfrentamientos en Barrio Avellaneda, donde cae muerto el obrero Alfredo Cepeday. Al día siguiente, un nuevo plenario de la CGT resolvió la convocatoria a un nuevo paro activo el 15 y 16 de marzo. Las columnas de los sindicatos clasistas fueron las más numerosas y sus dirigentes los únicos oradores en el acto central, también por la defección de la burocracia sindical. Miles de manifestantes coparon las calles del centro, en una protesta que se dirigió a los bancos y el Jockey Club. Pasado el mediodía, la ciudad había sido tomada. Las fuerzas represivas demoraron la represión que finalmente se ejecutó. Así se desarrolló el Viborazo, que llevo a la caída del presidente de facto Levingston y su reemplazo por Lanusse.
Posteriormente, en agosto de 1971, el Sitrac-Sitram convocara a un Congreso de Sindicatos Combativos y Agrupaciones Clasistas. En esa instancia fue aprobado el “Programa de Sitrac-Sitram”, que había sido rechazado en un plenario previo de gremios combativos, dominado por el peronismo. Ese texto se pronunciaba por “un gobierno popular revolucionario dirigido por la clase obrera, que pueda asegurar el cumplimiento del presente programa, concretando la revolución democrática, antimonopolista y antiimperialista en marcha continua hacia el socialismo”.
El ascenso de la clase obrera y el surgimiento del clasismo configuró una situación revolucionaria, como queda dicho. Ante ello la burguesía pondrá en marcha todo un operativo contrarrevolucionario, que tendrá como primer capítulo el regreso de Perón y el armado de la Triple A, y luego el golpe militar genocida. En el medio se produce el “navarrazo”, el golpe provincial que destituyó al gobierno de Obregón Cano y Atilio López (UTA), con la complicidad del mismo Perón. El Sitrac y el Sitram serán intervenidos y disueltos con el Ejército. Muchos activistas y dirigentes serán asesinados, como el propio Salamanca.
Cuando vemos a Milei, Bullrich, Llaryora y al resto de los políticos capitalistas ensañarse con los sindicatos y las organizaciones obreras (como las piqueteras), hay que entender que la burguesía tiene conciencia de clase y que recuerda muy bien el poder que puede alcanzar la clase obrera organizada y con indepencia política, con sus sindicatos clasistas y combativos. La huelga general del Cordobazo y del Viborazo, sigue siendo el método más importante para derrotar al liberfacho y sus cómplices.