Cultura

24/4/2025

Black Mirror regresó con un futuro que ya está entre nosotros

La séptima entrega de la serie de ciencia ficción aborda las consecuencias de las IA, la computación cuántica y los avances en medicina bajo la sociedad capitalista.

Black Mirror.

El estreno de la séptima temporada de la serie británica Black Mirror volvió para a ofrecernos, mayoritariamente, una versión distópica de un futuro inmediato dominado por la implementación de distintas tecnologías y avances científicos que hoy resuenan en la comunidad científica. El adicional de la serie es lograr una sensación de inmediatez y posibilidad con un futuro próximo que ya está entre nosotros, donde las consecuencias negativas son responsabilidad directa de la sociedad capitalista.

En sus seis episodios la serie aborda las temáticas referidas al desarrollo y extensión de la Inteligencia Artificial, la computación cuántica, realidad virtual y tecnologías avanzadas en la medicina, todos campos que se encuentran actualmente en desarrollo, con algunos logros importantes, y atravesados por fuertes debates morales y éticos respecto a su implementación y alcances.

La serie atraviesa estas temáticas desde una óptica crítica, con una dinámica que preocupa por un futuro inminente, que ya muestra la hilacha en el presente actual.

La crítica a la implementación mercantil de los avances tecnológicos en la medicina deja un sabor amargo, resultante de una realidad que ya se expresa en el predominio de grandes grupos capitalistas que dominan el acceso a la salud y la medicina en todo el mundo.

En Black Mirror, como en el mundo real, el acceso a la salud no es un patrimonio universal de la humanidad, sino el capital en manos de una minoría privilegiada, que comercializa la salud como un producto y que reproduce las diferencias de clase incluso al interior de su oferta: programas de cobertura “accesibles” y vaciados para los más pobres y cobertura integral y extraordinaria para los más ricos. La serie hace esto palpable, cuando la salud de los segundos es a costa de la de los primeros, y cuando los más pobres deben humillarse y degradarse a sí mismos para acceder a un poco de bienestar.

Los peligros inminentes de la IA y la computación cuántica también son reflejados en los episodios, tanto en el avance de la precarización laboral y la suplantación de empleo bajo la dinámica capitalista, como en la propia amenaza directa contra la existencia humana: uno de los miedos más replicados en la comunidad científica que impulsa estos desarrollos.

El episodio 'Bête Noire' no por descabellado o inverosímil deja de expresarnos una realidad cada vez más presente: el lugar de las IAs en la manipulación de la “opinión pública” y la percepción social que tenemos de la realidad, cada vez más habitual, con videos y fotografías creadas en segundos, y la divulgación de fake news por medio de bots y/o granjas de trolls. Una política impulsada desde el propio poder político y los Estados capitalistas en todo el mundo.

Otros capítulos arrojan una reflexión sobre el futuro de la computación cuántica, las IA´s y la realidad virtual, con reflexiones acerca de la moralidad y la ética de su uso y las prácticas que pueden devenir del dominio privado de estos recursos, orientado a generar ganancias al costo de reproducir la explotación escalas multidimensionales e "infinitas".

Las realidades virtuales producidas en el marco del actual régimen social lejos de replicar escenarios libres de realización de la humanidad terminan por convertirse en terrenos donde se multiplican -a niveles inimaginables- las mismas desigualdades y padecimientos a las que el capitalismo somete a las mayorías explotadas, donde el dinero (o los créditos) prevalecen sobre la existencia.

La serie también aborda los debates actuales respecto a la ética de la manipulan genética y lo que podría significar este avance en las manos equivocadas, con propósitos ajenos a los de la medicina, el bienestar e incluso el consenso social general, reproduciendo los abusos del actual sistema con una culpa "atenuada". Esto incluso en el terreno de la utilización corporativa de información personal, incluso genética, sin el consentimiento de las personas, para fines y propósitos de los más despiadados.

Black Mirror nos vuelve a hacer reflexionar sobre las consecuencias del desarrollo tecnológico bajo égida de una sociedad capitalista que prioriza el lucro y la diferenciación social de clases como medio para realizarse. De allí que no podamos imaginar libremente un futuro donde la ciencia y la tecnología sirva para paliar los padecimientos del mundo y abrir las puertas a una nueva era de la humanidad, bajo nuevas premisas sociales.

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