El comienzo del BAFICI tuvo este año un marco particular ya que se produjo en medio del proceso extraordinario de movilización que vive la comunidad audiovisual que volvió a reunirse en Asamblea frente a las puertas del cine Gaumont, donde se proyectaba el film inaugural. La movilización del miércoles por la noche, que reunió a más de dos mil manifestantes, instaló un piquete de varias horas de duración sobre la avenida Rivadavia. La asamblea permitió –mientras ingresaban los invitados a la sala– que se expresaran las diversas tendencias que atraviesan al movimiento de realizadores audiovisuales que eclosionaron luego de las renuncias forzadas de Alejandro Cacetta, ex director del INCAA, y Pablo Rovito, ex rector del ENERC, producidas luego de una operación mediática llevada adelante por Eduardo Feinmann. Cacetta llevaba adelante una política de exclusión del cine independiente en la entrega de subsidios a la realización fílmica y su remoción fue advertida como una señal de profundización de esa tendencia. La renuncia de Rovito planteó a los alumnos de la ENERC la movilización en defensa del proceso de democratización que habían logrado y por ello convocaron a la primera asamblea que se realizó en el Gaumont el jueves pasado.