Cultura

6/12/2022

La guerra imperialista se metió en el Teatro Colón de Buenos Aires  

La representación de la ópera Tosca, atravesada por el conflicto en Europa y un reclamo salarial.

La ópera.

La ópera Tosca, cuya representación en el Teatro Colón se ha visto atravesada por un reclamo salarial de los trabajadores del coliseo y por polémicas relativas a la guerra en Europa (como veremos más adelante en esta nota), es una de las más famosas en su género. Escrita al filo del siglo XX por Giacomo Puccini, es atribuida a la corriente “verista”, donde la mayoría de los argumentos proceden de hechos históricos o sociales, mostrándolos en toda su crudeza. Es así como el genial compositor se enamora de una obra de teatro protagonizada por Sarah Bernhart (máxima expresión dramática de la poesía lírica modernista) y la transforma, con la ayuda de los libretistas Illica y Giacosa, en una de las más dramáticas y emotivas óperas de todos los tiempos.

Cuadro artístico-histórico

Esta obra ha resistido la tendencia actual de los directores de escena a ubicar la acción en un tiempo histórico indefinido o muy posterior (lo que resta datos a los argumentos para ser entendibles), porque dentro del texto aparecen referencias precisas a hechos reales que se imbrican con la ficción de la relación amorosa entre un pintor (Mario Cavaradossi, tenor) y una cantante (Floria Tosca, soprano), cuyo transcurso se ve interrumpido por un suceso, que desata la tensión dramática y la tragedia.

Se sitúa en Roma, en un solo un día y una noche precisa: la del 14 de junio de 1800, cuando en Piamonte, Italia, se da un enfrentamiento entre las tropas francesas de Napoleón y las del Imperio Austrohúngaro en la batalla de Marengo. En esta etapa, Bonaparte representa los valores republicanos de la Revolución Francesa y el Imperio austríaco a la coalición monárquico-vaticana del imperialismo antilibertario que había invadido Italia, luego del surgimiento y disolución en su territorio de varias repúblicas (Estados hermanos de Francia). La que nos ocupa, la República Romana (febrero de 1798-septiembre de 1799), reemplazó al retrógrado Estado Pontificio y entre otras medidas progresivas, atacó a la Iglesia con el cierre de monasterios, la introducción del casamiento civil y el divorcio, la confiscación de propiedades y el exilio del Papa.

Ya desde el comienzo se entiende que el protagonista Cavaradossi es un liberal progre, que está en la Iglesia Sant’Andrea della Valle, pintando una Magdalena, con el aspecto de una feligresa “ignota”, cuya belleza compara, en su primera aria recóndita armonía, con la de su amante, mientras el sacristán rezonga sobre lo impiadoso del pintor. Además se da a conocer un personaje que había entrado furtivamente a la iglesia, al que se denomina como Angelotti, Cónsul de la extinta República romana. Este busca asilo en el panteón familiar, luego de su fuga de la cárcel del Castel Sant Angelo, y Cavaradossi, con su espíritu democrático-revolucionario, decide darle su comida y esconderlo en la villa que comparte con Tosca, sin decirle a ella porque es muy católica y teme que lo delate en confesión. Entra Tosca, mientras Agelotti se esconde, y luego de un intercambio lírico amoroso entre enamorados, no exento de escenas de celos por parte de Tosca por la modelo pintada, a quien reconoce como la condesa Attavanti (hermana del prófugo, que había concurrido anteriormente a dejarle un disfraz para la huida). Cuando Cavaradossi logra que Floria se retire y saca al prisionero huido, entra en la iglesia el jefe de policía, el barón Scarpia y coincide con ella, que vuelve.

Scarpia es el tercer personaje del drama: ultracatólico, reaccionario, cruel, sádico, abusador y poseedor de todas las cualidades que lo distinguen como el más temido de Roma. Entra en busca del prófugo, y por un abanico de su hermana que este perdió, se da cuenta de la situación pasada y atiza los celos de Tosca mostrándoselo con dos fines, que esta repudie a su amante por infiel y sacarle algún indicio de su participación. Maquina sus planes en registro barítono, mientras la orquesta y coro llenan la sala con el ensayo de un Te Deum en agradecimiento por la supuesta victoria del ejercito austríaco contra Napoleón (noticia falsa, un resultado que en el transcurso de la trama se dará a conocer como inverso, esto también dato de la realidad). No satisfecho con presionar a Tosca hasta la exasperación en la Iglesia, en el primer acto, en el segundo aparecen los dos en el Palacio Farnese, donde él le ha hecho traer a su despacho, luego de su actuación, mientras en la sala contigua sus esbirros están torturando a Cavaradossi, cuyos gritos se escuchan.

La escena es extraordinariamente movilizante. Scarpia tortura psíquicamente a Tosca hasta la exasperación, hasta que ella, desesperada, canta su aria-rezo Vissi d´arte…

En este marco de amor apasionado, presiones desgarradoras, resistencia patriótica, altruismo y sacrificio, confesiones reprimidas y desbordadas, intento de abuso sexual, suicidios y asesinatos, transcurren en máxima tensión, los dos últimos actos de Tosca, y el tenor, antes de la escena de su fusilamiento, canta la famosísima aria E lucevan le stelle… donde resume su vínculo amoroso con Tosca y con la vida.

La guerra imperialista…

La puesta actual en el Colón tiene la característica de ser la última de la temporada, con diez representaciones entre el 22 de noviembre y el 6 de diciembre de este 2022. Tres elencos internacionales se turnan en las fechas de actuación, el más destacado es el compuesto por la “diva” rusa Anna Netrebko (ya entrando en su fase adulta) y su esposo azerbaiyano Yusif Eyvazov.

Pero, casualmente (pensemos que los contratos se firman con años de antelación), la estrella internacional que dirige la orquesta es la canadiense de origen ucraniano Kery-Lynn Wilson, que actualmente dirige una orquesta de músicos exiliados ucranianos, y se desempeña en el Metropolitan (MET) de Nueva York, cuyo esposo dirige.

Es conocida la presión ejercida en los países de la Otan, durante la actual guerra en Europa, contra la contratación de artistas rusos, si estos no repudian y acusan a su nacionalidad y/o hablan en contra del régimen de Putin. Esto se verifica en el MET de Nueva York, y han hecho especial blanco en Netrebko a quien le han suspendido actuaciones. Ella ha manifestado su negativa a mezclar arte con política, ha cambiado su domicilio a otro país, y ha sufrido contratiempos en su carrera por la actuación imperialista de la Otan. Igual que en su personaje de ficción, su vida se ha visto alterada por el conflicto internacional, y en una actitud que la honra, no ha renegado de su pasado y su nacionalidad, que siempre ha llevado con la mayor dignidad.

La maestra de la orquesta está, como lo señalamos, profundamente involucrada en la campaña imperialista antirrusa y, aunque no lo admita, ha introducido la guerra en nuestro Colón, negándose a dirigir las actuaciones de los días 24, 26 y 29 de noviembre, cuando se presentó Netrebko (siendo reemplazada por otro director) y afirmando, en un reportaje, no haberse cruzado nunca con ella (aunque su melena rubia se destacaba en el ensayo general encabezado por la rusa y su marido).

… y los artistas trabajadores del Teatro Colón

El pasado 29 de noviembre, en los saludos finales de la ópera Tosca, los artistas trabajadores del Coro Estable y la Orquesta Estable del Teatro Colón irrumpieron con una masiva pancarteada con reclamos salariales dirigidos al Ejecutivo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Se suman así a la creciente movilización de trabajadores reclamando por aumentos salariales contra la alta inflación. Siguen los ejemplos de la lucha de residentes y concurrentes de la salud y del Sutna.

En torno a una ópera revolucionaria del siglo pasado se reflejó la lucha contra la reacción cultural imperialista y la del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que pretende degradar las condiciones de vida de nuestros artistas.

¡Son nuevas épocas!

https://prensaobrera.com/cultura/la-cancelacion-de-los-artistas-rusos-y-la-hipocresia-de-la-otan