Si bien desde 1993 es obligatoria la educación inicial para niñes de 5 años y la Ley N°27.045 estableció en 2014 la obligatoriedad de la sala de 4 y que debía universalizarse el acceso a la sala de 3, nos encontramos en la actualidad con que faltan al menos 24.202 aulas en los jardines de infantes del país para que todes les alumnes de entre 3 y cinco años puedan escolarizarse.

El dato surge de un informe elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, el cual detalla que el déficit es mayor en sala de 3, donde se necesitan construir 17.399 aulas. Por su parte, en sala de 4 faltan 5.144, y, en sala de 5, 1.659 aulas. Esta carencia deja afuera del sistema educativo aproximadamente a 521.000 alumnxs del nivel inicial. El estudio no incluye dentro de sus cálculos a la primera infancia -desde los 45 días hasta los 3 años-, donde la falencia estatal en crear dispositivos de cuidado es aún mayor.

Lo anterior es el resultado del ajuste en infraestructura escolar que caracteriza a los gobernadores de diferentes signos políticos. Sin ir más lejos, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta (Juntos por el Cambio),  recortó en un 78,1% el presupuesto destinado a ese rubro entre 2019 y 2021, lo cual se traduce en que todos los años faltan vacantes en la escuela pública de CABA. A pesar de estos faltantes, junto con Soledad Acuña, decidió cerrar las inscripciones al segundo cuatrimestre de diez carreras de Educación Inicial en diferentes profesorados de la ciudad. Es la misma gestión que, en lugar de crear Centros de Primera Infancia (CPI) a cargo del Estado, terceriza esa tarea en ONGs -muchas de las cuales están vinculadas a la iglesia.

Una desidia similar constatamos en el conurbano bonaerense gobernado por el Kicillof, donde la emergencia edilicia en las escuelas es la norma. En ese sentido, el observatorio citado también reveló que en doce provincias han reducido el porcentaje del presupuesto total destinado a educación entre 2004 y 2021: CABA (-8,8 puntos porcentuales), Mendoza (-7,3 pp), Santiago del Estero (-6,9 pp), San Juan (-6,4 pp), Chaco (-5,43 pp), Córdoba (-3,74 pp), Santa Fe (-3 pp), Corrientes (-2,1 pp), Jujuy (-2 pp), Catamarca (-1,74 pp), Buenos Aires (-1 pp) y La Rioja (-1 pp).

El informe estima que construir las escuelas necesarias para cubrir esa demanda en el nivel inicial conllevaría un gasto de U$S 2.118 millones, una cifra que quienes gobiernan retacean para educación, pero no dudan en gastar a la hora de pagarle intereses al FMI, los cuales habrán alcanzado los U$S 9.600 millones en 2025. Ese contraste es ilustrativo acerca de dónde radican las prioridades de los políticos capitalistas.

El texto sostiene que “la posibilidad de ir al jardín de infantes marca una diferencia sustantiva en el futuro de cada niño y niña. Los datos muestran que garantizar el acceso al nivel inicial de todos los niños y niñas redunda en mejores trayectorias educativas, aprendizajes más robustos y habilidades sociales más desarrolladas” (TN, 29/6), con lo que el déficit señalando priva de ese derecho a miles de infancias pertenecientes a los sectores de menos de ingresos, cuyos mapadres no cuentan con el dinero necesario para matricular a sus hijxs en un jardín privado. Finalmente las desigualdades inmanentes a un régimen social dividido en clases afloran desde muy temprana edad, condicionando el futuro de cada niñe según el nivel económico del hogar donde le tocó nacer.

La falta de jardines no solo pisotea el derecho que tienen las niñeces a recibir educación pública, sino que además supone una sobrecarga de tareas de cuidado que recaen especialmente sobre las espaldas de las mujeres al interior de la familia. Este mayor uso del tiempo en el trabajo no remunerado en detrimento de la cantidad de horas desempeñadas en el mercado laboral está detrás de la brecha de ingresos entre los géneros y el empobrecimiento femenino. Como vemos, la puesta en pie de un “sistema integral de cuidados” se suma a la lista de promesas rotas del gobierno, orientado a complacer al FMI hundiendo a las mujeres trabajadoras.

La CTERA no mueve un dedo para reclamar la construcción de más escuelas de nivel inicial, así como tampoco impulsa ninguna demanda en defensa de la educación. Entonces, queda en manos de la organización independiente de la docencia llevar hasta el final esta pelea, siguiendo el camino de la huelga docente en Jujuy, Santa Cruz, Salta, Chubut y Misiones, de los paros de Ademys en CABA y los convocados por la Multicolor en provincia de Buenos Aires, y de la masivas movilizaciones que protagonizaron las profesoras de inicial en La Matanza y CABA.

La lista “Unidad de luchadores y la izquierda” en el FIT, encabezada por Gabriel Solano y Vilma Ripoll, está compuesta por destacados protagonistas de esas luchas, que se preparan para dar batalla en la arena político-electoral contra las variantes del FMI y los capitalistas, responsables del vaciamiento educativo al que asistimos.

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