Educación

13/7/2021

La “presencialidad absoluta”, una nueva burla de Trotta

El ministro de educación Nicolás Trotta aseguró que habrá “presencialidad absoluta” en el año 2022. Ahora adelantó que para ese año estarán vacunados todas/os las/os niñas/os y adolescentes del país, para “robustecer la presencialidad”, cuando al 12 de julio de este año sólo 5 millones, aproximadamente el 12,5% de la población argentina, ha recibido las dos dosis de vacunas imprescindibles.

La nueva promesa de Trotta se hizo pública el mismo día que la comunidad educativa se conmovió por la muerte de la docente Mónica Jara, luego de 13 días de agonía causada por quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, cuando volvió a estallar por el aire una escuela rural, ahora en Neuquén, por fallas de gas. Un crimen laboral generado por la “presencialidad” sin condiciones habilitada por Trotta y por todos los ministros provinciales de educación en el Consejo Federal de Educación (CFE).

La realidad de Neuquén, como ayer la de Moreno, es la realidad del país. En la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, 89 escuelas están cerradas por falta de gas.

Devaluación e inequidad educativas

El ministro, sin embargo, sólo pudo anunciar en realidad que se extenderán algunas semanas las clases del ciclo lectivo 2021 para los alumnos del último año de la primaria y de la secundaria, para achicar la pérdida de contenidos. El futurismo del 2022 es para dar la imagen de un plan de normalización de la educación que no existe. Se trata sólo de un paliativo que no puede compensar el histórico derrumbe educativo tanto en la inclusión –más de 1 millón y medio de chicos y chicas abandonaron la escuela- cuanto en la asimilación de contenidos. Y por supuesto, a costilla del trabajo de la docencia, que viene dando clase todo el año, presencial y virtual, a costa de su bolsillo.

Trotta usa palabras difíciles, pero no puede ocultar este cuadro catastrófico de la educación pública y admite que hubo “aprendizajes heterogéneos”, por la alternancia entre presencialidad y virtualidad, aún entre los que se mantuvieron conectados con la escuela. Quiere decir que aquellos chicos que tuvieron en sus hogares condiciones materiales para estudiar en medio de la pandemia aprendieron más que aquellos que carecieron de ellas, ante la absoluta falta de recursos de parte del Estado para colaborar con la mayoría de la comunidad educativa: ni equipos, ni conectividad, ni becas, ni nuevos cargos docentes para atender la emergencia educativa (al revés, se calcula que más de 100 mil docentes han quedado sin cargos desde el inicio de la pandemia) , ni sostenimiento material de las familias, hundidas en la pobreza o la indigencia.

“Robustecer las trayectorias”

A esta parodia de restauración educativa, Trotta la denomina “robustecer las trayectorias”, pero “sin robustecer” los recursos que se requieren. Por ello, el ministro “admitió que como los procesos de presencialidad y virtualidad fueron muy diversos en los distintos territorios”, entonces se producirán “abordajes diferentes al momento de la acreditación de los aprendizajes”, es decir, se cristalizarán los “aprendizajes heterogéneos” (El Destape, 12/7).

Educación o ajuste fondomonetarista

Rechazamos la política de hundimiento de la educación pública, y la profundización de la inequidad educativa de Alberto Fernández y de todos los gobernadores, que colocan a la educación en la mesa del FMI.

Robustecer la educación significa crear los miles de nuevos cargos docentes necesarios para abordar la peor emergencia educativa de la historia, salarios que cubran la canasta familiar, becas que cubran todas las necesidades alimentarias y educativas de los alumnos, construcción y reparación de escuelas, vacunación para toda la población, salarios de emergencia que cubran la canasta básica para todos los desocupados, plan de viviendas y urbanización de los barrios, equipos y conectividad para la educación virtual.