Una encuesta realizada por el ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires a cerca de mil estudiantes que realizan prácticas de educación financiera en el último año del nivel secundario (público y privado) arrojó como resultado que casi 7 de cada 10 de esos jóvenes planea migrar al exterior en busca de oportunidades laborales. Horacio Rodríguez Larreta se valió de esos resultados para criticar al gobierno del Frente de Todos por el desastre económico actual. Se trata de una impostura, habida cuenta que la falta de perspectivas para conseguir trabajo genuino y el empobrecimiento de la juventud son el resultado de la orientación ajustadora y fondomonetarista que Larreta comparte con el gobierno nacional y replica en CABA, así como del ajuste que aplicó el macrismo durante su mandato.

Los jóvenes fueron consultados por la inflación y el futuro de sus vidas en general. El 68,5% de los encuestados “evalúa buscar trabajo fuera de la Argentina al terminar la secundaria”; el 56,3% indicó que “se propone continuar sus estudios en el exterior”; y al 35,6% le genera ansiedad pensar en el porvenir (Ámbito, 7/9).

A su vez, el 57,8% de los estudiantes considera que la situación del país será peor en los próximos cinco años y casi la totalidad de ellos tiene una gran preocupación debido a la escalada inflacionaria y la pulverización del salario que esta trae consigo.

Mal que le pese a Larreta, la desilusión y el hartazgo de los jóvenes porteños son un reflejo de su política de adaptar la educación a los lineamientos de una reforma laboral flexibilizadora. En esta línea se inscriben, por ejemplo, su famoso “Plan Empleo Joven”, con el que promueve la inserción de los jóvenes a un mundo laboral donde proliferan los contratos basura y los salarios ultra-bajos; la denominada “Secundaria del Futuro”, una política que recorta contenido curricular y reemplaza ese tiempo de cursada por trabajo gratuito en empresas; o su tentativa de quitarle a los menores de edad la precaria asistencia que el Estado les otorga.

El hecho de que los estudiantes aspiren a finalizar sus estudios en otros países se encuentra intrínsecamente ligado a este proceso de deterioro social. Para cursar una carrera o finalizar los estudios se necesita un ingreso que permita reproducir esa vida académica. En Argentina, los salarios perdieron en seis años casi un tercio de su valor medido en dólares. Los gobiernos de las últimas décadas han transformado a Argentina en una gran plataforma de mano de obra barata, lo que ha estado afectando con fuerza a los jóvenes.

Los Fernández, los Larreta y los Massa son responsables de que nuestra juventud abandone sus estudios o quiera irse del país. Es necesario que los jóvenes se organicen en defensa de sus condiciones de vida, por aumentos salariales y por la triplicación del presupuesto educativo. El Congreso de la UJS y de la JPO, a realizarse este sábado, contribuirá al desarrollo de esta perspectiva.