Educación
8/4/2024
Milei y la pedagogía del disciplinamiento y la censura
Sobre los anuncios de penar a docentes por “adoctrinamiento”.
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Vocero presidencial Manuel Adorni.
Desde su asunción, el gobierno nacional de Milei nos viene planteando un ajuste brutal en los recursos que requieren diferentes áreas del Estado. Ha hecho bandera de la motosierra con su lema “no hay plata”. Afirma que lo hace para recortar gastos superfluos, “curros” o “ñoquis”. Al mismo tiempo, este mismo gobierno se nos presenta en un permanente conflicto en lo que llama “batalla cultural”. Así, los funcionarios de Milei y su ejército de trolls se abocan a esta tarea que pretenden fundamental y encuentran cada semana un nuevo enemigo tratando de instalar un sentido común dominante, a través de polémicas y debates, en los propios términos que quiere el gobierno.
El anuncio
El 4 de abril, aniversario del asesinato de nuestro compañero docente Carlos Fuentealba y el mismo día que se realizaba con alto acatamiento el segundo paro nacional docente durante este ciclo lectivo 2024 convocado por Ctera, mientras reprimían y gaseaban a docentes en el Congreso, el vocero presidencial Manuel Adorni anunciaba que está en proyecto “modificar los artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional con el objetivo de penar el adoctrinamiento en las escuelas. Además de esto, el Ministerio de Capital Humano se va a encargar de poner a disposición un canal para que los padres y alumnos puedan denunciar el adoctrinamiento y la actividad política que no respete la libertad de expresión. En definitiva, van a poder denunciar cuando sientan que no se respete su derecho a educarse…”.
Nada original
En primer lugar, debemos decir que no es una propuesta original. Ya funcionarios de CABA, hace un tiempo, habían planeado establecer un sistema de denuncias anónimas hacia docentes de escuelas porteñas.
Este proyecto, que no logró ser sancionado como ley, buscaba con llamados telefónicos, videos y denuncias escritas anónimas marcar y sumariar a docentes que no coincidan con la ideología de estos sectores y de las familias de los estudiantes, con un claro propósito de perseguir la libre organización de los lugares de trabajo y la libertad de cátedra.
Esta promoción de filmaciones y denuncias hacia docentes también fue motorizada por Bolsonaro en Brasil. Y situaciones de presión y señalamientos a docentes también se vienen dando en España y Estados Unidos.
En el “país de la libertad” (EE.UU), en el estado de Florida, se llegaron a censurar una lista de 300 libros para las escuelas públicas. En este sistema escolar, textos como Un mundo feliz de Aldous Huxley o El cuento de la criada de Margaret Atwood serían inapropiados, pervertidos o subversivos para la juventud norteamericana.
Y bastante cínico
En segundo lugar, el nivel de cinismo del gobierno es superior. El mismo presidente de la Nación que trató de “asesinas de pañuelo verde” a las compañeras del movimiento feminista en el colegio Cardenal Copello, con un auditorio repleto de estudiantes menores, y donde también tildó de “zurdos” y “comunistas” a distintos sectores, se propone ahora una especie de “enseñanza neutral”.
En este sentido, las y los docentes que no se acomoden a sus parámetros o se alejen de la ideología del gobierno les estarían “lavando el cerebro” a las y los estudiantes. En su afán de dar “batalla cultural”, Milei ha calificado a la educación pública como “una picadora de carne”, porque en las aulas les inculcarían el socialismo a los estudiantes.
Se ve que Milei y sus funcionarios no se tomaron la tarea de mirar ni los manuales que distribuyen las propias autoridades educativas. Mucho menos los diseños curriculares donde no existe ninguna propaganda socialista. Al contrario, el Estado y los diferentes gobiernos capitalistas son los que elaboran los contenidos a enseñar en las escuelas, no los docentes y estudiantes. Es decir, que tampoco estamos frente a contenidos “neutrales”.
Por una educación laica, científica y crítica
Estamos en presencia de una nueva afrenta a la docencia y al estudiantado. No debemos minimizar el asunto. Este gobierno que, además de quitarnos el Fonid -parte de nuestro salario y derecho conquistado-, de recortar presupuesto para comedores e infraestructura de nuestras escuelas y de otorgar “vouchers” que no son más que subsidios que llegan a los bolsillos de los dueños de la educación privada, ahora se esfuerza en colocar a la docencia como enemigo público de las familias, de “los argentinos de bien”. Hay que advertir que se busca enfrentar a la comunidad educativa entre sí, porque efectivamente considera que toda visión diferente, crítica de la sociedad actual, debe ser perseguida.
Además del contrasentido de una modificación tal que tendría que dar por cerradas las escuelas de confesión religiosa, justamente por un literal “adoctrinamiento” religioso, este anuncio pone en riesgo la libertad para ejercer nuestra tarea.
Las y los docentes nos debemos al hecho de dominar un área del conocimiento científico y, a partir de allí, emprender la mejor forma de abordarlo con nuestros grupos de estudiantes. En esta tarea, estudiantes y docentes estamos atravesados por el contexto social y político, y nos formamos opinión en tanto somos sujetos pensantes y autónomos. Tanto estudiantes como docentes tenemos opiniones que podemos intercambiar sin por ello “adoctrinar” a nadie. En primer lugar, porque la tarea docente implica en muchas ocasiones generar el debate y el intercambio respetuoso y que cada estudiante pueda, a partir de ello, llegar a conclusiones propias y desarrollar un espíritu crítico. Y en segundo lugar, porque todo aquel que plantea el “adoctrinamiento” como un proceso de transmisión unidireccional y recepción pasiva no solo desmerece y subestima la autonomía que pueden manejar las y los estudiantes con respecto a sus docentes, sino que da cuenta que no conocen cómo se dan las clases en las aulas de hoy.
En contra de la persecución y la censura que puede generar el planteo del gobierno nacional, desde Tribuna Docente planteamos que las y los docentes debemos ejercer nuestra tarea con plena libertad de cátedra, el planteo hacia nuestros estudiantes del interrogante permanente, el intercambio respetuoso en el aula y el ejercicio del debate fundamentado entre pares y también con las y los docentes.
Defendamos en el aula, con las y los compañeros en la escuela, con los sindicatos y en la calle, una educación laica, científica y crítica que sirva de herramienta de transformación para la juventud y sus aspiraciones individuales y colectivas como parte del conjunto de la sociedad.
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