Historia
10/10/2025
La Insurrección de Wat Tyler y la "huelga" fiscal de 1381
La rebelión campesina en Inglaterra a fines del siglo XIV.

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Wat Tyler, Jhon Balls y los revolucionarios de 1381.
A fines del siglo XIV Inglaterra fue el escenario de una extraordinaria huelga fiscal y rebelión de los campesinos que se negaron a pagar los impuestos extraordinarios destinados a financiar la Guerra de los Cien Años con Francia. Esta insurrección campesina llegó a Londres y puso en jaque al propio Rey Ricardo II. Por su combatividad (liberación de los presos políticos y ocupación de Londres), objetivos (abolición de impuestos y de la servidumbre feudal) y la firmeza de sus líderes, la insurrección armada de Wat Tyler y John Ball quedó inscripta en la historia de la lucha de clases como una de las grandes rebeliones de los explotados.
Carta Magna, guerra y epidemia
Más de un siglo antes de la revuelta campesina de 1381 -detonada por los impuestos de capitación que debían pagar todos los hombres mayores de quince años- el Rey Juan I de Inglaterra había firmado la Carta Magna en 1215 bajo la presión de los barones que se negaban a pagar impuestos elevados para financiar las guerras del monarca. Esta rebelión fiscal del siglo XIII, dirigida por los nobles terratenientes ingleses, lo obligó a firmar el documento que limitaba su poder, fijando por escrito derechos y garantías para los ciudadanos y hombres libres. La Carta Magna es considerada una fuente de inspiración para las constituciones burguesas , y en primer lugar de la Constitución de los Estados Unidos, adoptada por la Convención Constitucional reunida en Filadelfia el 17 de septiembre de 1787.
En 1215, un año después de la Carta Magna, se reunió el primer parlamento inglés con los barones integrando el Gran Consejo Consultivo del Rey Juan. De acuerdo a este documento la Corona no podía imponer nuevos impuestos sin el consentimiento del "Consejo del Reino". En 1381 una nueva rebelión fiscal sacudiría a Inglaterra pero en esta oportunidad no fueron los barones de la nobleza sino decenas de miles de campesinos que marcharon y ocuparon la emblemática ciudad de Londres donde residía Ricardo II y los altos funcionarios y consejeros del rey. Como veremos, si bien la fuerza motriz de la rebelión fueron los campesinos libres y los siervos feudales que trabajaban las tierras de sus señores, la insurrección desatada por Wat Tyler llegó hasta las capas populares de artesanos, comerciantes y sacerdotes del bajo clero. Fue una auténtica rebelión popular.
A medida que avanzaba la sublevación y se sumaban nuevos contingentes, Tyler se contactó con grupos y asociaciones de artesanos que le facilitaron el ingreso y la toma de Londres. Este principio de unión entre los siervos, campesinos y capas urbanas se asentó en el odio que generaban los impuestos abusivos, y en particular el impuesto de capitación ideado por el tío y consejero de Ricardo, Juan de Gante. Wat Tyler fue el principal dirigente de la revuelta y jefe militar del ejército campesino, cuyos miembros se contaban entre 30.000 y 60.000 hombres. A Tyler lo secundó el sacerdote John Ball, un predicador ambulante partidario de un igualitarismo radical. La gran rebelión de 1381 tuvo como contexto la profunda crisis de la monarquía inglesa.
Dos hechos marcaron a fuego esta crisis económica, social y política. Estos fueron la peste que asoló Inglaterra y a toda Europa en el siglo XIV y el gigantesco gasto que demandó la larguísima Guerra de los Cien Años por la sucesión de la corona francesa. A esta inestabilidad política se sumaron las amenazas de los escoceses que obligaron a un despliegue de las tropas inglesas en el norte de la isla. La peste negra tuvo consecuencias tremendas para el mundo feudal del siglo XIV, matando entre la mitad y los dos tercios de la población europea de la época. Fue la mayor pandemia de la historia por su extensión (Eurasia) y por el efecto destructivo que tuvo, vaciando y paralizando la vida de las ciudades y burgos.
El vector transmisor de la peste bubónica -las pulgas que parasitaban a los roedores y eran portadoras de la bacteria yersinia pestis- viajaba a través de los guerreros mongoles, y de los barcos y caravanas de comerciantes que traficaban sus mercaderías. La falta de higiene y prevención sanitaria, y la concentración de personas que vivían en las ciudades hizo estragos y expandió la peste desde las zonas urbanas hacia las rurales. En Inglaterra murieron decenas de miles de personas agravando la crisis social y económica. La mayor cantidad de víctimas se produjo entre los sectores más pobres de la población para quienes no existía la opción de escapar hacia tierras donde la pandemia aún no hubiese llegado. Flagelantes y penitentes recorrían las comarcas y las calles invocando perdón ante la “ira de Dios” en una dantesca postal del "fin del mundo" .
En realidad fueron varias oleadas de la peste con las consecuencias mortíferas que se pueden leer en las crónicas históricas. La peste negra provocó una disminución drástica de la mano de obra por la enorme mortandad que ocasionó en toda Inglaterra, presionando los salarios hacia arriba. Esto alentaría a los campesinos y a otros trabajadores a reclamar por el aumento de sus salarios , y a los siervos a querer evadir el contrato feudal que los ataba a la tierra de su señores. Frente a los reclamos, la corona impuso un "techo" a los aumentos salariales y prohibió que los siervos dejaran las tierras donde trabajaban. Con la epidemia creció la agitación social que fue preparando la insurrección campesina- popular de fines del siglo XIV.

La Guerra de los Cien Años con Francia empobreció las arcas reales. Los gastos de la contienda, que se libró en suelo francés, se descargaron sobre el sudor y hambre del pueblo. Fue por indicación del poderoso Consejero de Ricardo II –el Rey tenía 14 años de edad cuando estalló la Gran Revuelta- que se gravó el impuesto por capitación que obligaba a pagar el mismo importe a ricos y pobres, equivalente a dos días de trabajo para los campesinos. Juan de Gante, autor del impuesto lo triplicaría, exacerbando el descontento y la reacción del hambreado campesinado inglés. Razones no faltaron para que el Consejero y los recaudadores se convirtieran en el blanco directo de la ira del ejército campesino. El castillo de Juan de Gante sería incendiado cuando los insurrectos marchaban a Londres, arrasando con las propiedades de los nobles y el Alto Clero a quienes acusaban de corruptos y de mal asesoramiento a Ricardo II.
La guerra con Francia transcurrió durante los siglos XIV y XV. Comenzó en el año 1337 y finalizó en 1454 después de la definitiva derrota inglesa en la batalla de Castellón. A partir de entonces, Inglaterra sólo conservaría Calais hasta 1558. A lo largo de la guerra, que se extendió intermitentemente por 116 años, hubo períodos de treguas y paz precarias. La suerte del conflicto fue cambiando de bando a lo largo de la guerra. La primera parte de la contienda estuvo marcada por la exitosa campaña de las tropas de Eduardo III, monarca inglés perteneciente a la Casa Real de los Plantagenet, quien invocó derechos sucesorios al trono de Francia. El desembarco inglés comenzó en 1338 y le permitió a Inglaterra ocupar una extensa franja del territorio francés en su avance. Con el correr de las décadas, y entre largos "intervalos" dictados por el agotamiento de los ejércitos y el impacto de la peste, la Guerra de los Cien Años se fue inclinando a favor de Francia. Una figura legendaria, Juana de Arco, que intentó recuperar París de manos de los ingleses y sus aliados borgoñeses, sería más tarde traicionada, entregada a los ingleses y moriría en la hoguera. A mediados del Siglo XV, los reyes Carlos VII de Francia y Enrique VI firmaron la paz definitiva y con ésta la derrota de Inglaterra.
Vale hacer mención a una curiosidad histórica sobre el impuesto por capitación que prendió el fuego de la rebelión campesina de Wat Tyler. Anulado este impuesto, muchos siglos después sería Margaret Thatcher la que introducirá un gravamen similar en 1980. El impuesto por capitación, que incendió Inglaterra durante el reinado de Ricardo II, fue tan regresivo como el de la primera ministra conservadora. La cápita de "la Dama de Hierro" fracasó a poco de haberse implementado por el gran rechazo popular que provocó.
Actores y protagonistas de la Gran Rebelión
Comencemos por Ricardo II que gobernó entre 1377 y 1339. El padre del Rey fue Eduardo de Woodstock conocido como el Príncipe Negro que peleó activamente en Francia. Ricardo nació en Aquitania (territorio francés) y fue el último rey de la Casa Plantagenet de origen francés. La Guerra de los Cien Años estalló cuando su abuelo Eduardo III que gobernó hasta 1377 invocó el derecho al trono galo. En 1360 hubo una tregua a partir de un acuerdo por el cual Eduardo III renunciaba a su pretensión al trono de Francia a cambio del reconocimiento del dominio inglés sobre Calais y Aquitania. El conflicto armado se reinició en 1369 dando paso a la segunda parte de la Guerra de los Cien Años. El reinado de Ricardo II estuvo cruzado por la Gran Revuelta, por la guerra con Francia, los conflictos con la Alta Nobleza y el Parlamento, el fracasado intento de invadir Escocia y por la también fracasada campaña militar represiva en Irlanda -que dirigió el rey personalmente. Todo esto, junto a la corrupción, el reparto de cargos entre favoritos, y la falta de descendencia de Ricardo II incrementó la disputa con su primo, Edgardo de Bolingbroke que lo derrocó y encarceló en la Torre de Londres. Ricardo III habría muerto de inanición o asesinado. Su sucesor tomó el nombre real de Enrique IV.
Wat Tyler fue el gran dirigente de la Gran Revuelta campesina y popular. Su nombre es reivindicado por el Socialismo y por todos los explotados de todo el mundo como un jefe revolucionario y mártir de la lucha contra la opresión. No se sabe con claridad cómo fue la vida de Tyler hasta su decisión de liderar la rebelión de 1381. Incluso Tyler no habría sido su nombre sino un apodo que remitiría a su oficio de colocador de tejas o albañil. Casi con seguridad, Wat Tyler fue soldado y peleó en la Guerra de los Cien Años, acopiando conocimientos militares que le valdrían después para organizar y comandar el ejército campesino. Licenciado de las tropas inglesas, y a su retorno, habría trabajado como artesano y posiblemente sabía leer y escribir. En la rebelión se destacó por su liderazgo militar y la planificación táctica y estratégica de sus objetivos. Mientras masificaba su ejército al que se fueron incorporando miles y miles de campesinos libres y siervos, Wat Tyler fue liberando presos políticos y dirigentes populares presos. La liberación de John Balls, un agitador de masas, fue un objetivo y propósito deliberado buscado por Tyler para darle una mayor amplitud a la vía insurreccional en su camino hacia Londres.
El líder de la revuelta apeló abiertamente a la violencia revolucionaria y llamó a terminar con los nobles terratenientes, recaudadores, funcionarios, y consejeros de Ricardo II. Pasando de las palabras a los hechos el ejército campesino tomaba las propiedades feudales, quemaba los castillos de los Barones y ajusticiaba a los elementos más odiados de las clases dominantes. En la Marcha a Londres, Wat Tyler capturó Canterbury, tomó el castillo de Juan de Gante -símbolo del odiado impuesto por capitación-, cruzó el Puente de Londres, y entró con miles de sus campesinos a la capital haciéndose del control de la Torre de Londres, emblema represivo de la Corona. El avance imparable de las fuerzas de Tyler contrastó con la confianza de la masa campesina en el Rey Ricardo II a quien diferenciaban de los corruptos consejeros reales. En un principio al menos, fuere por convencimiento o como táctica, deslindaban la responsabilidad del rey de quien decían que estaba mal asesorado por los nobles corruptos y traidores.
El compañero de armas de Tyler fue otro revolucionario, John Balls quien al momento de estallar la Gran Revuelta, estaba preso por sus críticas a la sociedad feudal y al abuso de los señores. Liberado por Wat Tyler, la agitación igualitaria de Balls le dio un sentido ideológico al levantamiento campesino. que comenzó como una huelga de pago de impuestos. Tyler y Balls fueron radicalizando su programa exigiendo el fin del odiado impuesto por capitación, la abolición de la servidumbre, la destitución y ejecución de los Consejeros y funcionarios de Ricardo II.
Wat Tyler y John Balls pagaron con su vida su compromiso revolucionario. El asesinato a traición del líder máximo de la Gran Revuelta fue determinante para envalentonar a Ricardo II quien se abocó al aplastamiento de la Rebelión violando compromisos de respetar la vida de los rebeldes. Balls, un predicador itinerante que denunciaba la acumulación de riquezas en manos del Alto Clero fue ahorcado y descuartizado como escarmiento ejemplar. Balls se dirigía a las masas preguntándoles "dónde estaban los señores cuando Adán cavaba y Eva hilaba", apelando al nacimiento igualitario de los hombre y mujeres e Identificando la división entre señores y siervos como un instrumento de opresión de los poderosos. Wat Tyler se fijó desde el principio de la rebelión la liberación e incorporación de Balls a la insurrección, a sabiendas del peso que tenía su palabra y su conducta en la masa campesina.
La ocupación de Londres y el infame Ricardo II
Con las fuerzas insurrectas dentro de Londres y la radicalización del movimiento- el arzobispo fue ejecutado por los rebeldes- el Rey se ofreció a negociar bajo una serie de exigencias que eran inadmisibles para Tyler a quien le exigía el desarme de los campesinos en armas . Ricardo II tenía grandes dificultades para reprimir porque parte de sus tropas estaban peleando la Guerra con Francia y otras en la frontera con Escocia. La actitud “ dialoguista” del Rey fue una maniobra dilatoria y pérfida para ganar tiempo mientras simulaba acordar con el pliego de reclamos. Explotó a su favor la confianza que todavía tenían la mayoría de los campesinos en Ricardo II “ cercado” por malos administradores y una Nobleza abusiva. Las exigencias del Rey hicieron crecer la desconfianza de Wat Tyler que rechazó de plano el desarme de sus tropas y comenzó a cuestionar directamente al Rey. Tyler sabía que si los rebeldes entregaban las armas la Revuelta estaba condenada de antemano. Con estas premisas aceptó reunirse con Ricardo II mientras una parte de sus hombres permanecía en Londres y otra acampaba fuera de la ciudad. La cita concedido por el Rey fue una trampa y una provocación, Tyler fue asesinado y llevado su cadáver a la Torre de Londres.
La falta del líder desmoralizó a los rebeldes y los privó de la conducción estratégica y militar necesaria para consumar la insurrección. A pesar de esto, focos rebeldes prosiguieron la lucha hasta ser derrotados. El infame Ricardo II prometió perdonar la vida a quiénes se rindieran y faltando nuevamente a su palabra, ordenó ejecuciones masivas. Con el desmoronamiento del ejército campesino- Balls también había sido bárbaramente asesinado y su cuerpo descuartizado- la revuelta sucumbió y los campesinos volvieron a los campos sujetos a las revanchas de los Barones y de las autoridades reales.
La magnitud del levantamiento popular logró arrancar –a pesar de la derrota de Tyler y sus compañeros- la supresión del odiado impuesto por capitación que agotaba a la masa campesina ,imposibilitada de pagarlo. A manera de epílogo digamos que en Alemania y en el siglo XVI estalló otra gran insurrección que Federico Engels estudió en su libro Las guerras campesinas en Alemania. Esta “jacquerie” se extendería por dos años. Como se demostraría en la Revolución Rusa, la heterogénea clase campesina en lucha por la propiedad de la tierra puede ser un formidable aliado del proletariado revolucionario que lucha por el socialismo y un régimen social sin explotados y explotadores. Con esta breve nota honramos la memoria de Wat Tyler, Jhon Balls y los revolucionarios de 1381.

