Crecen en el mundo las luchas obreras para enfrentar la crisis capitalista

El informe internacional del 26 Congreso del PO a la luz de las luchas actuales.

El 26° Congreso Nacional del Partido Obrero votó un Informe Internacional. En el mismo se analiza la tendencia internacional a la caída en una nueva fase de recesión económica. También de cómo la acentuación de la crisis capitalista conduce a una creciente “polarización política y social” (ver revista En Defensa de Marxismo N° 53, página 123 y subsiguientes). “Los ‘avances’ de la derecha” acicatean el desarrollo de esta polarización. Por el otro lado se considera que “el polo de la resistencia” aunque “en desarrollo está políticamente desdibujado”, señalando “que lo más importante” es “que está emergiendo con fuerza en los grandes centros imperialistas”. Como lo evidenciaba “la explosión de los ‘chalecos amarillos’ en Francia contra los aumentos de combustible que ha puesto en crisis al gobernó de Emmanuel Macron”. “También en Estados Unidos se plantea con fuerza esta tendencia a la polarización” evidenciado entre otros (crecimiento de los movimientos que se reclaman socialistas, etc.) “por el creciente desarrollo de huelgas de trabajadores, en un país donde los niveles de sindicalización habían retrocedido terriblemente”.


El Informe aprobado por el 26° Congreso del PO caracterizaba que “La bancarrota capitalista y su consecuencia en la ruptura profunda de los equilibrios y la estructura política mundial abre brechas para la irrupción de las masas y la creación de situaciones revolucionarias”. Después de reseñar los principales sucesos, concluye que “estos procesos de la lucha de clases hablan de una inflexión en la tendencia mundial  hacia la irrupción de las luchas de masas”.

Pero, señalaba el Informe, que “esta irrupción tiene, aún, sus propias características… Vemos la movilización radicalizada de las mujeres, de la juventud, de las masas empobrecidas, pero hay, aún, un gran ausente: la clase obrera. El proletariado de la gran industria no se moviliza decisivamente como clase…”. “Aquí es donde se ve que actúan como un bloqueo las burocracias obreras de los sindicatos y centrales obreras, crecientemente entrelazadas con el Estado…”. 


El Informe no se quedaba solo en la caracterización, sino que daba un método de intervención sobre todo respecto a los sindicatos.


Esta situación está cambiando. 


La gran huelga en curso de los obreros de la General Motors en EEUU , las poderosas jornadas de los trabajadores del transporte público en Francia, la huelga minera en Perú , la huelga nacional de los trabajadores del Correo en Brasil , indica que la crisis ésta incentivando la puesta en marcha de los grandes batallones del proletariado mundial. El bloqueo que aún existe es, efectivamente, el de las burocracias de los sindicatos propatronales y/o partidarias de la conciliación de clases. El paro de los obreros de la General Motors le ha sido impuesto a la burocracia sindical de la UAW que se desespera para que no se extienda al resto de la industria automotriz y que busca un compromiso con la patronal y el gobierno para levantarlo. En Francia los ‘chalecos amarillos’ que cortaban las calles hace unos meses atrás ahora van a la huelga, pero las burocracias de las centrales obreras siguen bloqueando la generalización de la lucha. En Perú la burocracia stalinista de la central obrera ‘apoya’ de palabra la gran huelga minera, pero dedica sus energías en la constitución de un frente popular para participar de eventuales elecciones colocando al movimiento obrero de furgón de cola de alternativas políticas capitalistas. En Brasil, la huelga nacional de 105 mil trabajadores del Correo por su convenio y contra las privatizaciones de Bolsonaro, a pesar de contar con el apoyo popular, es aislada por la burocracia de la CUT que sigue a fondo la política del PT en búsqueda de alianzas electorales para las elecciones comunales del año que viene, y que está dejando pasar -solo con algunas quejas- la reforma previsional antiobrera.


Más que nunca es urgente la lucha por construir partidos obreros revolucionarios y una Internacional socialista revolucionaria para ayudar a orientar estos procesos de la lucha de clases. Los problemas de táctica revolucionaria se transforman en fundamentales. No se trata solo de combatir las tendencias oportunistas en el campo de la izquierda y el movimiento obrero, hoy mayoritarias, sino de guiar los pasos para recuperar las organizaciones de masas de los trabajadores y organizar una intervención independiente en la lucha de clases en curso.