Las elecciones presidenciales en Ecuador

Se vota en el país sudamericano.

Toda la atención política en Ecuador se encuentra concentrada en el proceso electoral a desenvolverse este domingo 7 de febrero, donde se escogerá al nuevo presidente. Las elecciones se inscriben en el marco de una bancarrota sanitaria, social y económica muy aguda, cuyo telón de fondo son la crisis capitalista mundial y la pandemia de coronavirus, fenómenos que vienen castigando duramente al país andino. Ecuador asiste a la culminación del gobierno de Lenín Moreno, que, de conjunto, se ha caracterizado por desarrollar una política rabiosamente antiobrera y pro imperialista, por lo que, según algunos sondeos, abandonará su lugar como presidente completamente desacreditado por las masas, con un 90% de los encuestados impugnando el rumbo que viene tomando el país.

La contienda electoral está signada por una fragmentación política de características históricas -de ella participan 16 candidaturas-, y al mismo tiempo por un alto grado de indecisión por parte de los electores. De acuerdo a las dos principales encuestadoras en materia de comicios, los indecisos constituirían entre el 23% y el 37% del electorado, mientras el voto en blanco o nulo obtendría un 17%.

Hasta ahora, las dos formaciones políticas que toman la delantera son la correísta Unión por la Esperanza (UNES) y la alianza Creando Oportunidades (CREO), liderada por el banquero Guillermo Lasso. Andrés Arauz, candidato a presidente por la primera, registra en las encuestas entre un 15% y un 28,64% de intención de votos, mientras que su adversario, Lasso, cuyo bastión es la región de Guayaquil, obtiene entre un 20,85% y un 26% de los mismos. En tercer lugar aparece Yaku Pérez, de Pachakutik –brazo político de la Conaie, organización que jugó un rol protagónico en el levantamiento popular de 2019-, con un 13%. Los últimos sondeos ya dan casi por hecho de que hará falta una segunda vuelta para definir los resultados de la elección. Para evitar esto, uno de los candidatos debería obtener al menos un 40% de los votos, y, asimismo, sacar ventaja del segundo con una diferencia del 10%.

El resto de las candidaturas no supera el 2% en intención de votos. Entre estas se encuentra la coalición oficialista Alianza País, cuya líder, Ximena Peña, se ha desmarcado de Lenín Moreno, llegando incluso a reclamar la renuncia de este a la presidencia del partido. Las fuerzas políticas que se dicen de izquierda, por otro lado, llegan a esta etapa sumidas en una atomización mayúscula. Ya no existe la coalición de partidos que se presentaba en 2013 y 2017 como alternativa opositora al gobierno de Rafael Correa, por el contrario, se han esparcido en cinco candidaturas, entre ellas la del mencionado Pachakutik.

Asimismo, el proceso electoral se encuentra atravesado por todo tipo de irregularidades y trapisondas en las que se ven involucrados los dos partidos que mejor ubicados se hallan en las encuestas. Esto no ha comenzado ahora, sino que encuentra sus orígenes en la proscripción impulsada por el gobierno nacional a la candidatura del ex presidente Rafael Correa –quien por este motivo no pudo presentarse como vice para la fórmula de UNES. El Consejo Nacional Electoral (CNE) –organismo que suspendiera al entonces partido de Correa, Fuerza Compromiso Social-, por ejemplo, ha denunciado la candidatura de Arauz por haber realizado campaña entregando, supuestamente, tests de coronavirus a cambio de votos, mientras que a su vez, los medios de comunicación vienen agitando diversas fake news, como la presunta existencia de un vínculo entre la coalición UNES y la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional.

Andrés Arauz, por otra parte, ha denunciado a Lasso por desviar fondos del banco de Guayaquil –del cual este último es accionista- para financiar su campaña electoral.

Los candidatos

Arauz (UNES), un hombre de perfil técnico, ha sido, entre 2015 y 2017, bajo el gobierno de Rafael Correa, ministro de Conocimiento y Talento Humano, así como también ministro de Cultura y Patrimonio. Lo escolta el empresario Carlos Rabascall para el lugar de vicepresidente. Entre sus puntos más importantes, el programa de Arauz contiene una serie de créditos baratos para la burguesía, profundizar la primarización de la economía, promover la realización de una Asamblea Constituyente para “recuperar el Estado constitucional de derechos y justicia” (¿pacto con la oposición?), la vuelta de Ecuador a la OPEP y un intervencionismo mayor del Estado. Ha propuesto, en este sentido, un bono de mil dólares para un millón de familias –financiado, presuntamente, con la repatriación de activos que el Estado ecuatoriano posee en Suiza, por el orden de unos 8.000 millones de dólares- e ir hacia una “seguridad social universal”.

En relación al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que cerró Lenín Moreno hace unos meses, Arauz ha llegado a amagar con la idea de una ruptura con el organismo, pero con el correr de los días el presidenciable alivianó el discurso, señalando que estaría dispuesto a avanzar hacia una renegociación. Sobre la cuestión de la renegociación de la deuda con los bonistas que llevó adelante Lenín Moreno –que ha sido beneficiosa para los fondos de inversión pues se reconocen tasas de interés por encima de la media internacional-, Arauz ha dicho que tal acuerdo “da un espacio para respirar al país por varios años”.

Detrás de los planteos electorales de UNES, asoma la tentativa de lograr que el repudio al ajuste de Lenín Moreno se encuadre en los márgenes del régimen político y social vigente, en la medida en la cual no plantea una ruptura con el capital financiero internacional.

Con respecto a Washington, Arauz dice mantener muy buenas relaciones con Joe Biden. Lenín Moreno viene de realizar una visita a Estados Unidos, en la cual se han sentado las bases para avanzar hacia un reforzamiento de las relaciones económicas y militares entre los dos países. Moreno ha acordado, en enero de este año, un préstamo de 3.500 millones de dólares con la administración Trump, cuyo desembarco se encuentra condicionado a la penetración de capital norteamericano en empresas públicas de sectores clave como petróleo, electricidad, entre otras. Otra de las condiciones concierne a que Ecuador boicotee a la china Huawei en la construcción de su red de 5G. Arauz dijo no estar de acuerdo con este pacto y defendió mantener las relaciones con el gigante asiático.

Ha trascendido, asimismo, que el candidato correísta estaría barajando la idea de ir hacia una desdolarización de la economía. Pero en contraposición con ello, reivindica la experiencia de gobierno de Correa, que ha mantenido a rajatabla la dolarización de la economía, y ni siquiera ha planteado salir de ella en momentos donde el escenario de la economía capitalista mundial era de bonanza y los precios del petróleo se encontraban altos.

En la vereda de enfrente está el derechista Guillermo Lasso (CREO), un banquero ex hombre del Opus Dei, enemigo de las mujeres –se opone al derecho al aborto incluso en casos de violación- y de las diversidades sexuales –está en contra del matrimonio convencional entre dos personas del mismo sexo-. Lasso ha sido gobernador de la provincia de Guayas bajo el gobierno del ajustador Jamil Mahuad y luego superministro de Economía de este.

El programa de Lasso encierra un nuevo embate contra las condiciones laborales de la clase obrera, una reforma impositiva en beneficio de la burguesía, todo tipo de subsidios a esta última, y la privatización de los recursos petroleros, mineros y energéticos. En materia de comercio exterior, es partidario de una mayor apertura comercial con Estados Unidos y la Unión Europea. Es también un defensor acérrimo de la dolarización de la economía.

Lasso ha dicho, en relación a los términos de la renegociación de la deuda, que se respetará el pago. El banquero no desconocerá el acuerdo con el FMI, aunque se ha mostrado contrario a aumentar el IVA.

Yaku Pérez (Pachakutik), un referente indígena que fue prefecto de la localidad del Azuay, se ha presentado como proveniente de una izquierda “flexible” y “abierta” que defiende un gobierno basado en el comunitarismo. En el programa de Pachakutik se plantea abiertamente el desconocimiento de la deuda externa ilegítima, empero, viene de plantear la “revisión” del acuerdo fondomonetarista.

Algunas de sus propuestas más destacadas son la prohibición de la actividad minera y el límite a las concesiones para la producción petrolera. Asimismo, plantea un impuesto a las grandes fortunas y grupos capitalistas.

La candidatura de Pérez no se presenta como la candidatura de la rebelión de octubre, sino que adquiere un carácter conciliador. En la inscripción de candidaturas hizo un llamado a deponer los “odios” y las “venganzas” y manifestó su disposición a gobernar para los “18 millones de ecuatorianos”.

Cabe señalar aquí que el banquero Lasso declaró su apoyo a Pérez en caso de un ballotage entre éste y Arauz. No es la primera vez que aparecen estos vínculos: en el ballotage anterior, referentes de la Conaie llamaron a votar por el banquero.

Perspectivas

En rigor, el próximo gobierno deberá operar en un terreno en el cual conviven contradicciones explosivas. Además del endeudamiento al cual está sometido el país andino, más de 2 millones de personas han caído en la pobreza como fruto directo de la política pro patronal (reforma laboral, despidos, privatizaciones, entre otras) de Lenín Moreno. Y el nuevo avance del Covid-19, asimismo, plantea otro escenario de catástrofe sanitaria pues el sistema de salud no ha sido reforzado por el gobierno nacional, ni tampoco impera una política de defensa de las condiciones de vida de la clase obrera.

Los trabajadores y los campesinos, quienes en este último tiempo han desenvuelto valerosas luchas, estarán llamados a intervenir nuevamente.