El fútbol norteamericano también reclama justicia para Jacob Blake

Cinco encuentros de la MLS cancelados.

Sumándose a las medidas de los jugadores de la NBA (básquet) y la MLB (baseball), los jugadores de la Major League Soccer (MLS) resolvieron no disputar cinco encuentros de la fecha, en repudio a los siete balazos que recibió por la espalda el joven afroamericano Jacob Blake, a manos de la policía de Wisconsin.

Los cinco encuentros suspendidos fueron Inter Miami vs. Atlanta United (equipo que ganó un campeonato en 2019 bajo la dirección del argentino Gerado “Tata” Martino), Dallas vs. Colorado, Real Salt Lake City vs. LAFC, San Jose vs. Portland y Los Angeles Galaxy vs. Seattle.

La MLS sacó un comunicado atribuyéndose la reprogramación de los encuentros, pero fue desmentida por los propios jugadores. Anthony Kaye, mediocampista de LAFC, les contestó que “fuimos nosotros los jugadores quienes tomamos la decisión. Arreglen esto, por favor, den la narrativa correcta” (ESPN, 27/8).

Los jugadores de la MLS no solo cancelaron los encuentros sino que también salieron a declarar su preocupación sobre los hechos de racismo en el país, como lo hizo Nedum Onohua, jugador del Real Salt Lake, quien habló del miedo que le genera ser una persona de piel de negra en EE.UU. Cabe señalar aquí que los hispanos y negros tienen dos y tres veces más posibilidades de ser acribillados por las fuerzas policiales, de acuerdo a varias investigaciones (Washington Post, Mapping Police Violence).

 

La medida tomada por los jugadores de la MLS fue cuestionada por algunos dirigentes de los clubes, como Dell Loy Hansen, propietario del Real Salt Lake, quien amenazó con llevar a cabo decenas de despidos en el club como represalia. Mientras tanto, los jugadores reclaman que se vaya del club.

Todo esto muestra que la reacción para suspender los partidos ha venido desde abajo. Ya en otras ocasiones, los estadios norteamericanos han sido escenario de exhibición de símbolos antifascistas y repudio contra Donald Trump por parte de las hinchadas.

El brutal ataque contra Blake, quien permanece internado en gravísimo estado, fue seguido de grandes movilizaciones en Kenosha, respondidas por el gobierno de Wisconsin -en manos de los demócratas- con el toque de queda, el estado de emergencia y el despliegue de 250 efectivos de la Guardia Nacional. La policía actúa en la represión en común con grupos milicianos de extrema derecha.

Lo ocurrido con Blake reavivó la indignación en el deporte estadounidense, y esta vez yendo más allá con la paralización de las actividades de los tres más importantes del país, afectando de lleno al negocio del deporte incluida las casas de apuestas.

Así como en las canchas, en las calles se sigue manifestando una rebelión que tiene como trasfondo no solo la brutalidad policial sino también un país que es uno de los centros de la pandemia y de la crisis capitalista. Es necesario echar a Trump y abrir una salida política de los trabajadores.

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