El gobierno israelí profundiza los ataques contra el pueblo palestino

El gobierno amenaza con una mayor demolición de viviendas palestinas

El gobierno de Benjamin Netanyahu insistió este fin de semana en que su administración “fortalecerá los asentamientos” ilegales en los territorios palestinos y anticipó un endurecimiento de las represalias contra las familias de aquellos que atenten contra objetivos israelíes, una política que ya incluye hoy por hoy castigos como la demolición de viviendas. Entre las medidas en evaluación, figura la deportación de los allegados.

Además, funcionarios israelíes dijeron que se facilitará el acceso a armas de la población israelí, relajando las restricciones a la compra. Ya operan en Israel, por cierto, bandas que se dedican a hostilizar a la población de origen árabe.

Tensión

La brutal incursión del jueves pasado de las fuerzas israelíes en un campamento de refugiados en Jenín, en el norte de Cisjordania, que dejó 10 muertos (en los últimos días se añadieron tres víctimas que estaban hospitalizadas), desató un pico de tensión en la zona. Hubo dos atentados como respuesta, uno de los cuales, cerca de una sinagoga, dejó siete muertos.

Por su parte, las fuerzas israelíes precintaron las viviendas de los familiares de los atacantes para demolerlas; bombardearon el viernes pasado la Franja de Gaza y asesinaron a un palestino en el ingreso de un asentamiento. Ya son 30 los palestinos muertos en lo que va del año y, vale recordar, el 2022 marcó un récord en el número de redadas criminales sobre los territorios ocupados.

Las potencias imperialistas salieron a dar su respaldo a Israel, pero tanto Estados Unidos como Francia instaron a una desescalada, temerosos a que la situación se salga de control.

La llegada de Blinken

El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, acaba de arribar a la región. En Egipto, ratificó la “alianza estratégica” (sic) con el gobierno del dictador al Sisi, violador serial de los derechos humanos y uno de los responsables del bloqueo sobre la Franja de Gaza.

El viaje pretende también lograr una aproximación entre Joe Biden y Benjamin Netanyahu, quien ha tenido históricamente mejor sintonía con su rival, el magnate Donald Trump. Uno de los puntos de divergencia entre la Casa Blanca y Tel Aviv es la relación con Irán, dado que el gobierno israelí se opone a la reanudación del acuerdo nuclear con Teherán.

Blinken, quien se reunirá también con la Autoridad Palestina (AP), hizo un llamado a “preservar” la solución de dos Estados, pero es la propia dinámica de la colonización sionista la que ha vuelto inviable esa tentativa. Al mismo tiempo, sostuvo que los acuerdos de Abraham (una política de normalización de relaciones de Israel con las burguesías árabes, en la que Netanyahu se entusiasma ahora con sumar a Arabia Saudita) no reemplazan la necesidad de un diálogo israelí-palestino. Como fruto del repudio que generó la incursión sionista en Jenín, la AP se vio obligada a anunciar la suspensión de sus acuerdos de cooperación en seguridad con Tel Aviv.

A la Casa Blanca le preocupa un desmadre de la situación, una irrupción generalizada de las masas palestinas, por eso trata de preservar un puente entre Israel y la desacreditada conducción de la AP.

De manera sutil, el secretariado de Estado reclamó, de paso, un mayor compromiso de Israel en la guerra de Ucrania, al afirmar que valora la “ayuda humanitaria” prestada a Kiev pero que espera discutir “qué más se puede hacer”. Tel Aviv trata de mantener un equilibrio frente al conflicto en el este europeo, debido a que también mantiene lazos con Moscú. El Kremlin, que tiene tropas desplegadas en la vecina Siria y monitorea el espacio aéreo de ese país, permite a Israel el ataque de objetivos de la milicia libanesa Hezbollah.

El nuevo gobierno

El nuevo gobierno israelí, capitaneado por Netanyahu, es una coalición de fuerzas de derecha y extrema derecha (Likud, ultraortodoxos, Partido Sionista Religioso, el homofóbico Noam) que se propone avanzar en la anexión de Cisjordania, la construcción de nuevos asentamientos, e incluso la detención de quienes ondeen la bandera palestina. Es una política de características fascistas e incendiarias.

A esta realidad se suma una nueva crisis política, debido al intento de Netanyahu de recortar atribuciones de la Corte Suprema. El máximo tribunal ya efectuó un contragolpe, invalidando la designación del ministro del interior.

Abajo el Estado sionista. Por una Palestina única, laica y socialista, como parte de una federación socialista de pueblos de Medio Oriente.

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