El movimiento obrero indonesio vuelve a irrumpir en la escena política

Nuevas movilizaciones contra la reforma laboral.

Finalmente, el presidente indonesio Joko Widodo ha promulgado este lunes por la noche la ajustadora “ley ómnibus”, un cúmulo legislativo de retrocesos en materia laboral y ambiental.

La tentativa antiobrera de Widodo fue enfrentada tenazmente por una irrupción de trabajadores que conmovió al mundo entero. El 6 de octubre, al día siguiente de la aprobación del proyecto, las centrales obreras llevaron adelante un paro de 72 horas con movilizaciones, cuyo desenvolvimiento fue duramente reprimido por el gobierno. El jueves 8, en las zonas aledañas al palacio presidencial de Jakarta (capital), los manifestantes se enfrentaron a las mesnadas de Widodo lanzando botellas y piedras a la policía, quienes defendían el alargamiento de la jornada laboral y la supresión de las licencias pagas a punta de gases lacrimógenos y cañones de agua (France 24, 8/10). Episodios represivos de este calibre se replicaron en otras ciudades como Yogyakarta, Medan, Makassa, Manado y Bandung, dejando como saldo a un centenar de detenidos.

El lunes 2 volvió a haber movilizaciones, aunque sin paro, en las que se sumó el reclamo por un aumento del salario mínimo. La Confederación de Sindicatos de Indonesia (KSPI) reclama que el parlamento vuelva a tratar el tema y que la Corte Constitucional revise la ley. El presidente de la KSPI, Said Iqbal, advirtió que las protestas continuarán los días 9 y 10 de octubre (The Jakarta Post, 2/11).

Esta vía judicial y parlamentaria no promete resultados. Para quebrar la reforma antiobrera y antiambiental, sería más efectivo seguir el camino de octubre: la paralización de los lugares de trabajo, en la perspectiva de la huelga general.

En la encrucijada de la crisis mundial

La prensa local informó esta semana que Indonesia hallábase ingresando a una fase recesiva por primera vez desde la crisis financiera asiática de 1997, suceso que motorizó posteriormente una revolución que produjo la caída del entonces dictador Suharto. Su economía viene sufriendo retrocesos de manera consecutiva, a la contracción del 5,35% anual plasmada en el segundo trimestre de este año se agrega ahora una contracción del 3,49% anual concerniente al tercer trimestre. De acuerdo a la encuestadora Statistics Indonesia, el gasto de los hogares, cuya contribución al PBI asciende a más de un 50% del mismo, ha caído un 4,04%. Asimismo, las exportaciones e importaciones del país se han declinado en un 10,82% y 21,86%, respectivamente.

Del mismo modo, la inversión se contrajo un 6,48%. Los capitalistas se han lanzado en una reducción drástica del gasto en capital fijo y otros elementos (ídem, 5/11). Es por este conjunto de factores que el gobierno ha avanzado en una cruzada contra los trabajadores. Todo en nombre de “mejorar el clima empresarial”. Nos encontramos, pues, ante un ajuste de grandes magnitudes, que la clase obrera indonesia pagará con una regresión de sus condiciones de existencia, en un país en el cual además las autoridades gubernamentales han estimado que alrededor de 3,5 millones de habitantes perderán sus puestos de trabajo este año (Al Jazeera, 5/11).

Hay un motivo adicional para la reforma: Indonesia procura acercar las condiciones laborales al más bajo nivel de Vietnam y Tailandia, de manera de atraer la inversión extranjera. Este propósito, sin embargo, se encuentra condicionado por la propia crisis mundial.

La visita de Pompeo

Las nuevas protestas han coincidido con la gira por el sudeste asiático del secretario de Estado yanqui, Mike Pompeo, quien visitó la región a fines de octubre como parte de un intento de ganar posiciones frente a China. En Indonesia, apoyó a este país en su pelea con Beijing por las aguas territoriales de las islas Natuna, en el disputado Mar de China Meridional, donde el gigante asiático, Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei, Taiwán e Indonesia tienen reclamos encontrados y Estados Unidos ha llegado a desplegar en junio de este año 3 portaviones para ejercer presión por el control de esa zona.

Indonesia y Estados Unidos venían de acordar un reforzamiento de la cooperación en seguridad, durante una visita del ministro de defensa Prabowo Subianto a Washington. Subianto es yerno del fallecido dictador Suharto y está involucrado en la desaparición de activistas en los años finales de la dictadura.

De todas maneras, Indonesia tiene como principal socio comercial a China, por lo que parece buscar un equilibrio entre los dos gigantes, siguiendo el mismo libreto de la vecina Tailandia.

Días decisivos

Los próximos días serán claves en el futuro de la reforma. La irrupción obrera en Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, merece ser seguida con atención.