Estados Unidos: “Huelga general”, entre las primeras tendencias de Twitter

Un termómetro de la crisis económica y política en el seno del imperialismo

En horas del jueves 13 y viernes 14, el hashtag #GeneralStrike (huelga general), ocupó los primeros puestos del podio de las tendencias en Twitter en Estados Unidos. La misma se originó luego de que el Congreso diera inicio a sus vacaciones sin resolver reclamos de primer orden entre la población, entre los cuales se destaca la cuestión de la asistencia social a los trabajadores desocupados en medio de la crisis. En los últimos meses, demócratas y republicanos han pateado la pelota de un campo a otro dilatando cualquier resolución al respecto, en un país donde la desocupación alcanza ya a más de 30 millones de personas. Este número casi que no tiene precedentes en el país gringo. La propia Reserva Federal advertía incluso a principios de año que la crisis podía llevar las cifras de desocupación a los récord históricos de la crisis de 2008, o incluso superarlos.

A finales de julio, los desocupados dejaron de percibir un ingreso de 600 dólares semanales por parte del gobierno federal. Este programa de asistencia, que ya se revelaba insuficiente, expiró sin más ante la mirada pasiva del parlamento y, sobre todo, de Trump y el partido republicano, que buscaron anteriormente avanzar en su eliminación. Un punto detonante de la bronca popular es que, como contrapartida, los rescates a la clase capitalista han sido en la presente etapa de carácter multimillonario. A la par expiró también la prohibición formal de despidos, lo que sin duda implicará nuevas desvinculaciones laborales y por ende un crecimiento en la desocupación.

En su intento de esquivar el ojo del huracán en plena campaña electoral, Trump firmó el sábado 8 una orden ejecutiva (equiparable a un DNU), en la que le otorgaría a los desocupados un monto semanal de 400 dólares. Esto no solo implica una reducción nominal de 200 dólares en la asistencia a millones de desocupados, sino que implica una modificación en las condiciones de pago. Y es que la ejecución de los previos 600 dólares semanales estaba íntegramente a cargo del gobierno federal, mientras que la nueva medida busca reducirla a 300, la mitad, y trasladar la responsabilidad de los 100 restantes sobre los distintos Estados. De esta forma, la descentralización del pago de este ingreso podría implicar en los hechos que en muchos puntos del país no pueda concretarse por completo. Por efecto de la crisis —y consecuentemente del propio crecimiento del desempleo también, la recaudación fiscal se ha desplomado abruptamente, mientras se acrecientan las internas entre el gobierno federal y los gobernadores por las partidas de fondos. Así fue que dos días después, el lunes 10, la administración Trump ratificó que el monto podría reducirse a 300 y desligó de la responsabilidad de asumir los 100 dólares faltantes a los distintos Estados.

Elecciones en tiempos de crisis

El proceso de rebelión abierto hace más de dos meses a raíz del asesinato de George Floyd, que en el último tiempo incorporó la destacada participación obrera con huelgas, movilizaciones y deliberación en los lugares de trabajo, profundizó la enorme crisis que atraviesa el régimen político. Donald Trump no logró su objetivo de cauterizar el proceso en curso con reformas policiales parciales o disposiciones locales. Tampoco avanzó el intento de demócratas y republicanos de controlar y encauzar la rebelión hacia un proceso de recambio electoral calmo.

La nueva encuesta realizada por la Universidad de Monmouth arroja que Joe Biden, candidato presidencial del Partido Demócrata, le saca 10 puntos de ventaja a Trump. Otras encuestas dan entre 8 y 15 puntos de diferencia a favor de los demócratas. Estos números expresan de manera deformada el enorme rechazo al gobierno entre amplias capas de la población, como lo reflejó el fracaso de su acto de lanzamiento de campaña en Tulsa. La oposición demócrata tiene un interés particular en un recambio ordenado. El liderazgo de Biden en todas las encuestas no es por mérito propio ni porque su candidatura despierte confianza o entusiasmo sino que responde al impacto de la crisis económica, el manejo de la pandemia y el levantamiento contra el gobierno de Trump.

En este contexto, Bernie Sanders, líder del ala “izquierda” del partido demócrata, no dedicó ni 280 caracteres para apoyar el reclamo de la huelga general que se hizo tendencia, pero sí saludó la inclusión de Kamala Harris en la fórmula presidencial demócrata (una fiscal pro “mano dura”).

Se pronunció en apoyo a la huelga el grupo cibernético Anonymous, con planteos como la nacionalización de la banca, la garantía de una renta universal, el desmantelamiento de la policía o la creación de un sistema público de salud único, mientras la crisis sanitaria sigue sacudiendo a Estados Unidos y con más de 160.000 muertes evidencia los límites y las contradicciones de la salud privada.

Es necesario efectivizar la huelga general y la conformación de un partido propio de la clase obrera, con absoluta independencia de los capitalistas que se alistan detrás de demócratas y republicanos, como parte de la lucha por echar a Trump y derrotar a todo el régimen imperialista.

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