Google afila el látigo para exigirle mayor productividad a los trabajadores

Las big tech aprietan el paso hacia una reforma laboral.

Mark Zuckerberg (Meta) y Sundar Pichai (Google)

Recientemente se filtraron unas conversaciones de una reunión entre Mark Zuckerberg y sus empleados en las que el CEO de Meta afirmaba: “se avecinan tiempos difíciles para la empresa, por lo que aumentará la presión para lograr los objetivos marcados”. En la misma línea se pronunció Sundar Pichai, el CEO de Google, quien les ha pedido a los 174 mil trabajadores de la tecnológica que mejoren su productividad y eficiencia. Las big tech aprietan el paso hacia una reforma laboral para subsanar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia propia del capitalismo, a partir de la superexplotación de los trabajadores.

Para mejorar los resultados económicos y la eficiencia de los empleados, Google lanzó “Simplicity Sprint”, una iniciativa con la que Pichai también pretende aliviar tensiones tras los resultados de ‘Googlegeist’, una encuesta que mostró cómo parte de los trabajadores de Google se sentían mal pagados y poco promocionados. El objetivo final de esta iniciativa es aumentar la productividad de los empleados de Google y “crear una cultura más centrada en los objetivos, en nuestros productos, en el cliente. Deberíamos pensar en cómo minimizar distracciones y subir el listón tanto en cuanto a productividad como en excelencia en nuestros productos”, señaló Pichai (Ámbito, 02/8). Los trabajadores ya han marcado que sus salarios no son acordes a la actividad que realizan. Ahora, con este “impulso a la productividad” verán disminuido aún mas su salario con respecto a su rendimiento, lo que implica un abaratamiento de la mano de obra en sí mismo.

En la última conferencia de inversores, Pichai advirtió: “Mientras los ingresos de la empresa crecieron un 62% el segundo trimestre de 2021, este año solo aumentaron un 13% durante el mismo período. Está claro que estamos enfrentándonos a un entorno macroeconómico muy exigente y con mucha incertidumbre por delante” (Ídem). Todas estas empresas, que se endeudaron a tasas bajas para llevar adelante movimientos especulativos, ven pinchada la burbuja con el aumento de tasas a nivel internacional, lo que indica que la tendencia recesiva (producto del encarecimiento del crédito) va a agravar las presiones sobre los derechos laborales y sobre los trabajadores, ya que las patronales buscan mantener sus márgenes de ganancia a costa de garantizar mano de obra cada vez más barata y más explotada.

Google, como tantas otras tecnológicas frenaron las contrataciones de trabajadores, un modus operandi que también implementaron para preservar los rendimientos durante la pandemia. En las últimas semanas, Apple, Amazon, Microsoft y Meta anunciaron también que reducirán el número de contratos. Ahora, Fiona Cicconi, la responsable de recursos humanos, dejó en claro que la empresa no tiene actualmente planes de despido, aunque tampoco descartó totalmente esta opción. “Aunque no podemos estar seguros de cómo estará la economía en el futuro, en estos momentos no estamos buscando una reducción de la plantilla global de Google”, afirmó (Ídem). Queda claro que, de no cumplirse con los objetivos de productividad, la primera variable de ajuste serán los trabajadores, lo que conforma una vil extorsión porque pone a éstos entre la espada y la pared, teniendo que elegir entre ser superexplotados o perder el trabajo.

Las grandes corporaciones buscan facturarle la crisis a los trabajadores y que sean éstos quienes la paguen con sus salarios y sus condiciones laborales. En Argentina es el caso de Mercado Libre, el unicornio de la flexibilidad laboral, o las apps como Pedidos Ya, donde sus trabajadores no tienen seguros, ni tiempo para ir al baño y la empresa les descuenta dinero si no llegan a tiempo con sus pedidos. Para esto, la reforma laboral que exige el FMI es el caballito de batalla de las patronales y de los gobiernos, porque tiene como objetivo patear las condiciones laborales y los derechos conquistados por los trabajadores, lo que da cuenta que no trae aparejado un mayor crecimiento del empleo sino al contrario, una intensificación de la explotación a costa de menos puestos de trabajo.

Tenemos que ser quienes vivimos de nuestro trabajo los que dirijamos un programa de transformación social que se abra camino con un salario mínimo acorde a la canasta básica familiar, el reparto de las horas sin afectar el salario y el reconocimiento de cada una de las conquistas obreras que están en la mira de los capitalistas.