Huelga en Renault de Brasil contra despidos masivos

La patronal de Renault decretó unos 747 despidos en su fábrica automotriz de Paraná, en Brasil. Ese mismo día, 21 de julio, los 7.000 trabajadores entraron en una huelga indefinida. Estos despidos se suman a otros 300 que se produjeron durante mayo (Resumen Latinoamericano, 26/7).

El 26 de julio, los trabajadores se movilizaron hasta la Asamblea Legislativa de Paraná, donde fueron reprimidos y detenidos cuatro delegados sindicales. La movilización tuvo lugar la misma semana del segundo paro de repartidores, lo que puede ser entendido como el inicio de más luchas obreras en el país.

Entre los despedidos, figuran todos aquellos que dieron positivo en Covid-19 y todos aquellos que sufrieron lesiones laborales en los últimos meses. Por otro lado, la reducción del personal intenta ser justificada con la caída del 37,9% en las ventas (Dinero, 29/7). Sin embargo, lo que no dice la empresa es que se está viendo favorecida por los planes de rescate del gobierno de Bolsonaro. Además, en el período previo embolsó ganancias extraordinarias a costa de la explotación de los trabajadores. El cinismo rebalsa por doquier.

Los despidos ya habían sido pensados con antelación a la pandemia. El trípode automotriz Nissan-Renault-Mitsubishi busca reorientar su producción en Asia. Las alarmas se prendieron hace un mes en España, ahora en Brasil y próximamente en Francia.

En Brasil los contagios y las muertes por coronavirus siguen en aumento. A su par, la eliminación de los puestos laborales, que ya supera la friolera de 8 millones. Las centrales sindicales han convocado a un día nacional de luchas para el 7 de agosto. Sin embargo, la línea de la CUT y el PT es una línea de subordinación de las luchas a los armados electorales y los pactos parlamentarios.

Por estas horas, Bolsonaro hace malabares. Cuando comience agosto, concluirán los planes sociales que asistieron a las familias durante la cuarentena, la mayoría sin empleo. Esto fogoneará la situación social, de por sí ya caldeada. Hay que sumarle el nuevo récord que se anotó el gobierno: ser el país con más trabajadores de la salud muertos por Covid-19.

Es necesario avanzar en un congreso de bases del movimiento obrero y un plan de lucha hacia la huelga general, para quebrar el ajuste y echar a Bolsonaro-Mourao y todo el régimen corrupto.