Internacionales
2/10/2024
Israel ingresa en el Líbano pero sufre un revés militar
Ocho de sus soldados murieron en enfrentamientos con Hezbollah
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Tanques israelíes
Con pocas horas de diferencia, Israel pasó de la celebración a un revés, ya que la neutralización del lanzamiento de casi 180 misiles por parte de Irán, el lunes 1°, fue seguida este martes por las primeras bajas del ejército israelí en su ofensiva contra el Líbano. Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) informaron que ocho soldados de una de sus brigadas fueron abatidos durante enfrentamientos con miembros de Hezbollah en aldeas fronterizas. Tras esta incursión ajetreada, en la que las FDI aseguran, sin embargo, haber destruido un cuartel y depósitos de municiones de la milicia chiíta, sus tropas habrían vuelto a cruzar la frontera en dirección a su territorio.
Estos dos episodios son bastante ilustrativos de las características del conflicto. Mientras que Israel, uno de los ejércitos mejor pertrechados del mundo, demostró hasta aquí su capacidad para efectuar imponentes bombardeos que barren por igual con infraestructuras civiles y militares y su poder para neutralizar los lanzamientos de cohetes por parte de Irán y la resistencia palestina y libanesa, se complica cuando debe ingresar en el terreno. Ya lo mostró, en cierto modo, la Franja de Gaza, donde, al cabo de un año de operaciones, a pesar del desastre humanitario y la gran cantidad de militantes de Hamas abatidos, todavía no logró cumplir sus objetivos. En el caso del Líbano, son muchas las voces –algunas del propio establishment norteamericano- que advierten sobre el riesgo de un empantanamiento y múltiples bajas, como en 2006.
“Totalmente, totalmente, totalmente…”
Si bien el sistema antimisiles Cúpula de Hierro fue clave en la intercepción de los lanzamientos iraníes del 1°, parte del éxito del operativo corresponde al auxilio brindado por Jordania (triste rol para la monarquía hachemita) y sobre todo por Estados Unidos, desde cuyos portaaviones en el Mediterráneo se atacaron los proyectiles de Teherán. Esta coordinación a tres bandas, que según algunos medios recibe el nombre de “Escudo de Hierro”, muestra tanto el aval del imperialismo a Tel Aviv como el nefasto rol de las burguesías árabes.
El presidente norteamericano, Joe Biden, que cuando está en campaña electoral finge preocupación por la muerte de los niños palestinos, declaró ahora que nadie debe confundirse: que la Casa Blanca apoya “totalmente, totalmente, totalmente (sic)” a Israel. En estos días, Washington está desplegando miles de soldados adicionales en Medio Oriente.
Con respecto a la operación iraní, los medios indican que fue menor a la de abril en cantidad de proyectiles (cerca de 200, contra 350 de la vez anterior), pero, a diferencia de la vez pasada, no fue comunicada con antelación a Estados Unidos. Aunque es, por esto mismo, más audaz que la operación anterior, Teherán sigue actuando con pies de plomo con la intención de evitar una guerra abierta con Israel y, sobre todo, con la Casa Blanca. Más allá de la desproporción de fuerzas militares, la teocracia iraní no está en el mejor momento para librar una guerra abierta debido tanto a los problemas económicos como a un menor respaldo popular, como lo demuestra la abstención creciente en los últimos procesos electorales y la sublevación de 2022, tras la muerte de la joven Mahsa Amini. La perspectiva de una guerra regional se plantea no tanto por la respuesta iraní, hasta aquí contenida, como por la beligerancia sionista.
Para los próximos días, se espera la represalia israelí contra los lanzamientos iraníes. Si, como sugiere un artículo del New York Times, el objetivo fueran las instalaciones nucleares persas, la barbarie sionista en la región podría dar un nuevo salto.
Más masacres
A la par de las incursiones en el Líbano, las FDI volvieron a bombardear Siria y la Franja de Gaza, donde dejaron cerca de 50 muertos en la última noche de operaciones.
En estas condiciones de ataque conjunto sobre Gaza (y también Cisjordania), Líbano, Siria y Yemen se cumplirá el primer aniversario (el próximo 7 de octubre) de la incursión de las organizaciones armadas palestinas en Israel y del comienzo de los bombardeos sobre la Franja de Gaza que darían paso a la nueva invasión.
En todo el mundo habrá movilizaciones en repudio al genocidio en Gaza, a la invasión del Líbano y en apoyo al pueblo palestino. En Buenos Aires, se prepara una concentración para el lunes 7 en la Plaza de Mayo.
Paremos la barbarie sionista.