Internacionales
23/5/2025
La deuda de Estados Unidos pierde la calificación “libre de riesgos”
En 100 días, Trump agravó el riesgo financiero y la incertidumbre económica.
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Puede transformarse en el inicio de una nueva crisis financiera.
La agencia de calificación Moody's anunció la reducción de calificación de la deuda de Estados Unidos. Dijo que espera que el déficit fiscal federal se amplíe hasta alcanzar el 9% del PIB para 2035, frente al 6,4% del año pasado, debido al aumento de los pagos de intereses de la deuda, el gasto en prestaciones sociales y una "generación de ingresos relativamente baja". La reacción fue inmediata: los bonos del Tesoro estadounidense caían luego de la descalificación, elevando las tasas de interés a 30 años a su nivel más alto desde 2023.
Así, 29 billones de dólares en bonos de deuda han sido reducidos en su calificación crediticia. Ya la deuda de Estados Unidos no tiene ninguna agencia que la clasifique “libre de riesgos” y le adjudique calificación de AAA+. Las otras principales agencias, S&P (2011) y Fitch (2023), ya habían retirado previamente la máxima calificación.
“Esta rebaja en nuestra escala de puntuación de 21 niveles refleja el aumento durante más de una década de los ratios de deuda pública y pago de intereses a niveles significativamente más altos que los de países con calificaciones similares”, escribió Moody's.
El creciente costo del endeudamiento tiene una mayor incidencia en el presupuesto público, ya el gasto en intereses se acerca al gasto en Defensa. Casi 1 de cada 7 dólares que gasta Estados Unidos se destina al pago de intereses. Las nuevas subas de las tasas de los bonos encarecerán el monto de su servicio y el total del endeudamiento.
El objetivo de la Ley de Impuestos y Gastos es mantener la reducción de impuestos a los capitalistas
Moody's reduce la calificación mientras se debate en la Cámara de Representantes la Ley de Impuestos y Gastos, que llevó a un enfrentamiento entre republicanos sobre el alcance del ajuste. Aunque el proyecto recorta el gasto en Medicaid (servicio médico), un grupo de representantes considera que es insuficiente y bloquea un acuerdo para aprobarlo. El proyecto oficial también reduce varios impuestos que fueron promesas de campaña, como a las horas extras y propinas; y aumenta el gasto en la “seguridad fronteriza” y en defensa, incluyendo un sistema antimisiles continental llamado “Golden Dome”.
El proyecto en debate contempla continuar con la reducción de impuestos de Trump durante su primer mandato (2017), que redujo los impuestos para contribuyentes pero concentró la mayor parte de los beneficios entre las personas y empresas más adineradas. Gran parte de esta legislación expira a finales de año, por lo que de no aprobarse la mayoría de los contribuyentes -en especial las empresas- verían subir sus tasas.
El debate continúa, pero el proyecto en discusión ya elevó los rendimientos de los bonos del Tesoro al mayor nivel de tres años, ya que la ley provocaría una emisión de más deuda pública.
Musk fracasó en reducir el déficit
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Elon Musk, ha fracasado significativamente en su objetivo de reducir el déficit federal. Las promesas iniciales de un billón de dólares en ahorros se redujeron drásticamente a 150 mil millones, e incluso ese ahorro declarado no se ha traducido en recortes significativos del gasto público.
Incluso, el gobierno federal ha gastado más de 200 mil millones de dólares más en sus primeros 100 días, en comparación con el mismo período del año pasado. (CBS News, 30/4)
El conflicto global generado por los aranceles anunciados por agravó las finanzas del Estado. El PBI en el primer trimestre cayó (-0,3%) y el déficit comercial tuvo un salto del 92% debido al crecimiento de las importaciones previas a los aranceles. Mientras en China y Europa la economía creció y el comercio exterior tuvo subas en superávit.
La situación fiscal de Estados Unidos ya era frágil por el alto endeudamiento cuando Trump asumió. Pero luego del fracaso de Doge y con un déficit en aumento, la gestión de los 100 primeros días la han agravado. Los aranceles hicieron caer la actividad económica y redujeron la recaudación. Los ingresos que éstas medidas pueden recaudar en impuestos arancelarios se calculan entre 200.000 y 250.000 millones de dólares, pero dista de compensar un déficit de 1,8 billones de dólares que puede aumentar en la medida que la economía siga cayendo.
A esto se suma el nuevo proyecto de ley presupuestaria ante la Cámara de Representantes, que aumentará el déficit y elevará en 3,3 billones de dólares la deuda en 10 años, en un cálculo conservador. La Ley de Impuestos y Gastos no contempla mayores impuestos para aumentar la recaudación, aunque contempla mantener la reducción impositiva de 2017. En ese año, durante el anterior gobierno de Trump, el endeudamiento del Estado era de 20 billones de dólares; cuando terminó su mandato superaba los 28 billones (un aumento del 40%). Publicitó la reducción de impuestos como una vía para reducir el déficit, pero el resultado fue inverso: incrementó el déficit y el endeudamiento (Washington Post, 6/9)
El endeudamiento tiene un costo creciente de renovación
Estados Unidos logró durante mucho tiempo mantener grandes déficits fiscales gracias al papel estructural que el dólar y la deuda pública estadounidense desempeñan en el sistema financiero global. Sin embargo, la condición de refugio de los activos estadounidenses está cuestionada por una salida de capitales, reflejada en la baja de los bonos y el dólar frente a las principales divisas. Las políticas erráticas de Washington ahora suman otra razón de inquietud e incertidumbre a los grandes inversores globales (Financial Times, 19/5).
Los rendimientos de los bonos del Tesoro a más largo plazo superaron el 5% luego de la rebaja de Moody's. Esta suba de los rendimientos tiene incidencia en toda la economía (hipotecas, préstamos, créditos de consumo, etc.) y en Wall Street, donde un sector de los participantes tiene posiciones apalancadas con créditos y garantía son acciones y bonos. Una baja de Wall Street producirá evaporación de las valuaciones que impactará en toda la economía.
La FED y las "tres grandes" son un apéndice de Wall Street
La Reserva Federal (FED) y las tres agencias de calificación de mayor importancia -Standard&Poors, Fitch Ratings y Moody's- demostraron con su actuación durante la crisis financiera del 2008 ser dependientes y subordinadas a los intereses del capital financiero.
Son un apéndice de los grandes emisores de acciones, bonos y derivados financieros (del Estado y las corporaciones privadas), que se hundieron en la llamada crisis de las hipotecas y se convirtió en la mayor crisis financiera desde 1930.
Las “tres grandes” jugaron un papel central en el engaño a todos los afectados en la crisis financiera del 2008 al calificar acciones, bonos y derivados financieros complejos con las más altas calificaciones de AAA y que su derrumbe demostraron ser insolventes. El banco Lehman Brothers el día anterior a su quiebra tenía la más alta calificación (AAA).
Por eso, el Departamento de Justicia y 19 estados iniciaron una demanda a Standard&Poor, que fue resuelta en un acuerdo con el pago de 1.375 millones de dólares, por “acusaciones de que S&P participó en un plan para defraudar a inversionistas en productos financieros estructurados conocidos como Títulos Respaldados por Hipotecas Residenciales (RMBS) y Obligaciones de Deuda Garantizadas (CDO)”, los instrumentos derivados que fueron el detonante y que expandieron la crisis de las hipotecas en el sistema financiero global.
Luego del derrumbe de bonos y acciones y de la insolvencia de los grandes bancos, la Reserva Federal implementó una serie de programas de créditos de emergencia y compras de activos devaluados en posesión de los grandes bancos de Estados Unidos y el extranjero y a una línea de préstamos (swaps) a los principales bancos centrales. El costo de esa intervención supera los 16 billones de dólares de la época (2008-2010), según reveló una auditoría ordenada por el Senado.
Esta intervención de la Reserva Federal transformó la función del banco central: de tener como principal pasivo la emisión monetaria paso a ser los bonos que tuvo que comprar para mantener el sistema financiero global en pie.
El salvataje de Wall Street contrasta con los más de 6 millones de estadounidenses que fueron desalojados y no se destinó un dólar en ayudas a quienes fueron tirados a la calle. Se presentaron más de 3.1 millones de solicitudes de ejecución hipotecaria solo durante 2008.
La FED y las agencias de calificación, que estuvieron predispuestas al engaño a la población con falsas calificaciones son las que ahora le bajan el pulgar a los bonos del Tesoro, cuando ya están en baja y las emisiones los bancos centrales están reduciendo sus tenencias (Japón, China, etc.).
La “nueva” crisis de endeudamiento revela que el MAGA se está quedando sin pases mágicos
La crisis de endeudamiento que hoy enfrenta Estados Unidos es una consecuencia de los salvatajes de la gran banca desde 2008.
Es también una expresión que Estados Unidos está perdiendo un papel ordenador de las finanzas internacionales, donde el descenso del dólar revela una fuga de capitales. Su papel hegemónico y de salvataje jugado por la Reserva Federal en 2008 hoy está cuestionado por este alto nivel de endeudamiento. A fin de 2007 la deuda era inferior a 10 billones que era el 62,7% de PBI. Hoy supera 36 billones y el 120% del PBI (datos de la FED).
Trump está llevando su propósito de generar beneficios a los capitalistas al punto de generar una crisis de endeudamiento, que puede transformarse en el inicio de una nueva crisis financiera.

