Internacionales
15/10/2021
Octubre de huelgas en Estados Unidos
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El país del norte atraviesa un momento de importantes conflictos sindicales, a punto tal que ha sido bautizado como “striketober”, un juego de palabras entre huelgas y octubre.
Este jueves, 10.000 trabajadores de John Deere, compañía que fabrica maquinaria agrícola, iniciaron una medida de fuerza tras rechazar un acuerdo salarial insuficiente suscripto por la patronal y la conducción burocrática de la United Auto Workers (UAW). El 90% de los afiliados al sindicato votó en contra de la propuesta y se están desarrollando piquetes.
En el sector salud, unos 2.000 trabajadores del Hospital Católico de Buffalo, Nueva York, entraron en huelga a principios de mes por el salario y ante la insuficiente cantidad de personal. A su vez, los miles de empleados de Kaiser Permanente, en California y Oregon, acaban de autorizar al sindicato a convocar un paro, a raíz del estancamiento de las negociaciones con la empresa. Denuncian también la escasez de personal y un intento de la firma de pagar menores salarios a los futuros contratados (NPR, 14/10). Mientras tanto, las enfermeras del St. Vicent Hospital, en Worcester, Massachusetts, continúan una de las huelgas más prolongadas que se recuerden: arrancó el 8 de marzo, en coincidencia con el día internacional de la mujer trabajadora, para luchar por medidas de seguridad laboral y contra el maltrato de los jefes. La patronal, Tenet (una de las redes más grandes de salud), se muestra ahora proclive a hacer algunas concesiones, pero quiere dejar fuera a las 700 huelguistas.
Otro sector que podría ingresar en medidas de fuerza a partir de la semana próxima es el de los trabajadores de Hollywood. Son unos 60 mil empleados agrupados en la Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales (camarógrafos, directores de fotografía, escenógrafos, carpinteros, peluqueros y maquilladores, entre otros). Denuncian que con la pandemia han empeorado sus condiciones laborales, que las jornadas se han extendido hasta 16 horas diarias y que no se respetan siquiera los horarios para comer. La superexplotación ha incrementado los problemas de salud y los accidentes automovilísticos entre los empleados. “Comida y descanso no son negociables”, es uno de los lemas del personal. Mientras las penurias de los trabajadores crecen, las empresas (Disney, Netflix, Warner) lograron un aumento del 30% en la cantidad de suscriptos el año pasado y mayores ingresos (The Guardian, 14/10).
En el sector de la alimentación, 1.400 trabajadores de Kellog’s (productora de los cereales Zucaritas, entre otros) abandonaron sus puestos contra un recorte de sus condiciones laborales. La empresa amenaza con deslocalizar operaciones a México si los obreros no aceptan las nuevas condiciones de trabajo.
En Nabisco, la corporación que fabrica las galletitas Oreo, los obreros fueron al paro desde comienzos de agosto, durante más de un mes, contra la superexplotación laboral, dado que las jornadas se extendieron hasta 16 horas diarias durante la pandemia. Aquí también, la patronal trasladó operaciones hacia el sur en los últimos años. El conflicto se cerró, pero no resulta claro de la cobertura de los medios cuál fue el desenlace.
A todas estas confrontaciones, se añade la huelga por aumento salarial de más de 1.000 mineros del carbón en Alabama, que comenzó en el mes de mayo. En tanto, 2.000 carpinteros de Seattle pararon en septiembre por mejoras salariales. En el curso del conflicto, se formó un comité que se puso al frente de los piquetes, ante la política conciliadora de la directiva sindical.
Sindicalización y precarización
En tanto, tras la histórica consulta por la formación de un sindicato en Amazon, que se saldó con una derrota provisoria, se desenvuelven procesos por la formación de organizaciones obreras en las tiendas Dollar Store (en Connecticut), y en Starbucks, en Buffalo, donde a modo de represalia la empresa cerró dos tiendas. Aunque el nivel de sindicalización en Estados Unidos se ha derrumbado en las últimas décadas (llegó a abarcar un tercio de la fuerza de trabajo en los ’60), la tasa creció el año pasado por primera vez en mucho tiempo, llegando al 10,8% (BBC, 14/10).
En el país del norte se está dando una recuperación de puestos de trabajo, tras el desplome de comienzos de la pandemia (se estima que a fines de año se volvería a los niveles de desempleo previos al Covid-19), pero prevalece la precariedad en los mismos. Según algunos análisis, este deterioro de las condiciones laborales es tal que dificulta la contratación. El número de puestos vacantes se encontraría en niveles récord (The Guardian, 13/10). Un caso interesante es el de McDonald’s, donde la empresa ha tenido que empezar a pagar las entrevistas laborales. En la compañía del payaso Ronald, mientras tanto, los empleados han reactivado la lucha por una duplicación del salario mínimo.
Una de las características más notables de los procesos en curso es el intento de las patronales de instituir salarios y beneficios diferenciados en las plantas, creando trabajadores de segunda y dividiendo los lugares de trabajo.
Independencia política
Joe Biden aseguró en diciembre de 2020 que sería el presidente “más pro-sindicatos que hayan visto”, lo que a la luz del panorama descripto se revela como una impostura. Esta expresión, junto a otras, como el respaldo a la consulta de los trabajadores de Amazon, es simplemente un intento de cooptar a la burocracia sindical y de contener al movimiento obrero, ante una situación social crítica en el país, que viene de una rebelión popular el año pasado, tras el crimen de George Floyd. La burocracia, en tanto, sabotea los conflictos e impide una coordinación de las luchas y una medida de conjunto.
Los trabajadores necesitan superar estos obstáculos, por medio de su organización independiente. Disposición de lucha, no falta.
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