El gobierno de Serbia y las milicias serbias de Bosnia han sido reiteradamente condenados, aunque sólo de palabra, por sus atrocidades contra las poblaciones civiles croata y musulmana.

Pero con el dictador de Croacia, Franjo Tudjman, no sucede lo mismo, a pesar de que las tropas croatas provocaron la mayor ‘limpieza étnica’ de toda la guerra: la expulsión violenta de los 200.000 serbios que habitaban en Krajina y Eslavonia occidental, recurriendo a los mismos métodos que utilizaron los serbios en Croacia y Bosnia –asesinatos, violaciones, campos de concentración, quema de viviendas.

El motivo por el cual el fascista Tudjman no recibe el mismo ‘tratamiento’ que Milosevic o Karadzic, es que “Estados Unidos ha evitado prestarle atención… (desde el momento en que) las victorias de Croacia ayudaron a compensar el balance de fuerzas… (y, por lo tanto), sus consecuencias sobre los serbios de Croacia han sido consideradas un mal menor” (Financial Times, 14/11). Está claro.