Sri Lanka: manifestantes ocupan el palacio presidencial

El presidente debió anunciar su renuncia

El día 9 de julio los trabajadores de Sri Lanka, luego de 3 meses de movilización, tomaron la residencia del presidente Gotabaya Rajapaksa en una rebelión masiva. Unas horas más tarde, los manifestantes ocuparon también la residencia del primer ministro Ranil Wickremasinghe. La crítica situación económica y social, caracterizada por una crisis financiera, alimentaria y energética (las dificultades para costear las importaciones han derivado en brutales apagones y racionamientos), no ha hecho más que deteriorarse en las últimas semanas.

La crisis que atraviesa Sri Lanka debe entenderse como un síntoma de la situación internacional presente: la guerra en Ucrania y los consecuentes aumentos en la energía han golpeado al país insular duramente. Los aumentos en los combustibles se han trasladado a los precios internos, particularmente de alimentos. La guerra agravó los problemas preexistentes y condujo al cese de los pagos de la deuda externa por primera vez en su historia.

El primer ministro y el presidente han comunicado que renunciarán a sus cargos el próximo miércoles, llamando a formar un gobierno de unidad entre todas las fuerzas políticas. Esta noticia se vio acompañada por la filtración de un video en el cual puede observarse como dos buques de la armada de Sri Lanka zarparon del puerto de la capital, Colombo. En estos barcos, viajaría el primer ministro y/o el presidente, buscando escapar de los manifestantes.

Mientras la oposición continúa debatiendo la conformación de un nuevo gobierno, la India se ha comprometido a suministrar el equivalente a 38 mil millones de dólares en materia de ayuda a Sri Lanka. Esto, sin embargo, no debe confundirse con un gesto altruista, ya que la importancia estratégica de la isla no es menor al representar una de las paradas más importantes en el tránsito comercial marítimo entre el este de Asia y los mercados de África y Europa. También China y las potencias occidentales disputan el dominio del país. El gobierno saliente, de hecho, estaba negociando un paquete de rescate con el FMI, que pone como condición un plan de ajuste aún mayor.

La crisis capitalista global, que es previa a la pandemia y la guerra en Ucrania pero que se agravó con ambos procesos, encuentra un punto de ebullición en la isla de Sri Lanka. La oposición de las masas al régimen de hambre, represión y saqueo impuesto por la familia Rajapaksa manifiesta una crisis no solamente económica, sino de régimen. Esta no podrá ser superada dentro de los paradigmas del actual sistema. Es necesario un gobierno de trabajadores.