El miércoles 25, en un encuentro del Grupo E de la Champions League, el Celtic de Escocia se puso arriba del Atlético Madrid del “Cholo” Simeone en dos oportunidades: arrancó con un gol desde el vestuario, a los 3 minutos de juego (anotación del japonés Furuhashi), y, tras un empate del “colchonero” a los 24’ (gracias a un tanto del talentoso Griezman), otra vez se adelantó con la conversión de Palma a los 28’. El tablero marcó el 2-1 al momento del receso.

Pero no es por eso que escribimos hoy sobre el Celtic. Tampoco por la expulsión del campeón del mundo Rodrigo De Paul, que dejó con 10 hombres al Atlético de Madrid a once minutos del final del juego, a pesar de lo cual, el “colchonero” aguantó un 2-2 que había alcanzado en el minuto 53 con un gol de Morata. Un punto de visitante que seguramente valora el conjunto de Simeone.

No, lo verdaderamente extraordinario en Glasgow, este miércoles 25, ocurrió fuera del césped, más precisamente, en las tribunas: a raíz de una iniciativa de la Brigada Verde, que nuclea a los fans del club, el estadio ondeó las banderas palestinas, en solidaridad con el pueblo que está siendo bloqueado y masacrado estos días por el Estado de Israel.

La Brigada Verde tiene una larga tradición de apoyo a la causa palestina, habiendo patrocinado iniciativas de recaudación de fondos para los campos de refugiados. En respuesta, los palestinos supieron hacer videos en los que coreaban: “Todos somos del Celtic”.

La acción de los hinchas escoceses es doblemente valiente: desafió tanto las prohibiciones de la Uefa, la federación de fútbol europea, como a la directiva del club, que días antes del match pidió explícitamente no exhibir “pancartas, banderas o símbolos”, en un texto ambiguo que no denuncia los crímenes de Israel.

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Como represalia, la Uefa anunció este jueves 26 la apertura de un expediente disciplinario contra el club escocés. En 2016, la federación ya había multado por 10 mil euros al Celtic debido a la exhibición de banderas palestinas durante un partido de la Champions contra el Hapoel Beer Sheva, de Israel. En 2014, a su vez, el Celtic y dos equipos irlandeses (Sant Johnstone y Dundalk FC) habían sido castigados por los mismos motivos. Aunque no forma parte de Europa, tanto la selección como los equipos israelíes –que no compiten en Asia por el boicot de los pueblos árabes- están desde los ’90 bajo el paraguas de la Uefa.

A fines de febrero de 2022, la Uefa resolvió raudamente la separación de los equipos rusos, como señal de apoyo al régimen ucraniano, tras el estallido de la guerra en el este europeo. A tres semanas del inicio de los bombardeos contra Gaza, la Uefa no solo no ha tomado ninguna medida disciplinaria contra los equipos israelíes (solo se han postergado partidos por razones de seguridad), sino que se dedica a perseguir a los jugadores y las hinchadas que expresan su solidaridad con Palestina. Así, la Uefa se muestra como un engranaje de la maquinaria imperialista europea.

Los hinchas del Celtic, club de tradición antifascista, se transforman en la vanguardia del apoyo dentro de los estadios a la lucha del pueblo palestino, que ya se ha visto también en otras canchas del mundo, como durante el clásico de Bosnia entre el FK Sarajevo y el FK Zeljeznicar (el 8 de octubre), y en Marruecos, donde el histórico Raja de Casablanca decoró su estadio con banderas palestinas y entonó al unísono la conmovedora “Querida Palestina”, durante el encuentro con el Moghreb Tetouan.

Otro golazo.

https://prensaobrera.com/internacionales/apoyo-internacional-de-jugadores-e-hinchas-al-pueblo-palestino