La muerte de Giuliana Maldovan, de 20 años, y la hospitalización de cuatro jóvenes más tras asistir a una fiesta electrónica en un boliche de Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, vuelve a poner de relieve la connivencia entre empresarios de la noche, narcos y Estado. Según las últimas informaciones, habría otra víctima fatal, un hombre de 34 años, que murió al día siguiente. Los informes sobre la causa de su muerte hablan de una deshidratación severa y un posible edema cerebral, compatibles con el consumo de “drogas de diseño” o éxtasis.

A casi un año de la Time Warp, que se cobró la vida de cinco jóvenes –y doce de la masacre de Cromañon–, no cambió nada. Esta vez ocurrió en el boliche Punta Stage, de Arroyo Seco, donde nuevamente hubo “zona liberada” para el lucro empresarial.

El complejo tenía la capacidad sobrepasada. Según informó “Página 12” el lunes en su portal, asistieron alrededor de 5000 personas, cuando la capacidad era para 4000. El lugar no tenía ventilación suficiente, había sólo dos ventiladores, uno de ellos con riesgo de caerse.

Los baños estaban armados de forma precaria, sin puertas y con pocas canillas; además, llegar era muy difícil por la cantidad de personas que había. Durante una hora, no hubo agua para vender, y después de las 3am las botellas que vendían estaban calientes y se negaban a dar hielo cuando dentro del boliche hacían más de 40 grados. Esto causó la deshidratación de decenas de personas.

La producción Live Art no dio ninguna respuesta sobre la muerte de Giuliana; simplemente eliminaron el evento y su perfil oficial de Facebook, luego de las innumerables críticas recibidas.

Por otra parte, la actuación de los traficantes de las llamadas “drogas de diseño” fue impune: ingresaron para vender bolsas de pastillas con la total complicidad de la seguridad del lugar y la policía. La escasez premeditada de agua delata la complicidad de los organizadores del evento con los dealers.

Por su parte, el Intendente de Arroyo Seco, Nizer Esper (del FpV), dijo que el lugar no estaba habilitado para fiestas electrónicas y que las mismas están prohibidas en su municipio. Sin embargo, la difusión del evento viene desde hace meses y era de público conocimiento que iba a tocar un DJ internacional. Es decir, estamos ante el intento de absolver de responsabilidades a los funcionarios del Estado.

La clausura preventiva por 60 días de Punta Stage va en ese sentido, no en el de desarmar este gigantesco negociado capitalista. Lo mismo que el enfoque de los medios de comunicación de la burguesía, que buscan descargar la culpa sobre la joven que “consumió éxtasis” y la música electrónica, dejando de lado el entramado empresarial-estatal que gana millones de pesos a costa de vidas humanas.        

Es el narco-Estado el que debe ser juzgado, no los jóvenes. Tenemos una dura batalla para que esto no vuelva a pasar. Con una perspectiva independiente del Estado, y con total lucidez y conciencia para luchar por una transformación social de fondo, vamos a poder ejercer con total libertad nuestro derecho a la diversión, y liberarnos de los verdugos capitalistas que lucran con nuestras vidas.

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