LGBTI

7/3/2022

7M: en el Día de la visibilidad lésbica volvemos a las calles contra la discriminación, la violencia y el ajuste

Concentramos a las 16h en el Congreso.

Imagen: Página 12

Ya se cumplen 12 años del fusilamiento de Pepa Gaitán en manos del padrastro de su pareja. Pepa, lesbiana y de la clase obrera, fue víctima de un ataque lesboodiante perpetuado por Daniel Torres, que se oponía a la pareja que conformaba con su hija. Es así, que con una escopeta le disparó en el hombro un 6 de marzo de 2010, muriendo ella el 7 de marzo a las 2 de la mañana, luego de ser negada de un traslado urgente al hospital más cercano. Desde ese entonces, se conmemora cada 7M el Día de la Visibilidad Lésbica.

Desde Pepa…

En Pepa se condensan las múltiples violencias a las que se enfrentan lxs lesbianxs de la clase obrera en su vida: la discriminación por su sexualidad y expresión de la misma, la exclusión del mercado laboral (“su sueño era tener trabajo en blanco”, relata uno de sus hermanos), y las violencias a las que fue sometida en el barrio periférico de la ciudad de Córdoba, Parque Liceo. Es así que cada 7 de marzo, nos movilizamos en el Día de la Visibilidad Lésbica, para poner sobre la mesa la multiplicidad de opresiones y violencias a las que son sometidxs las y lxs lesbianxs.

… Hasta Higui

Varios años después, a pesar de haber leyes aprobadas que “favorecen” la inclusión de las diversidades sexuales y de género – el mismo año del asesinato de Pepa, se aprobó la Ley de Matrimonio Igualitario – la situación de las y lxs lesbianxs, en particular, y del colectivo LGBT+, lejos de mejorar, se ha agravado. A pesar de haber ganado visibilidad, las discriminación, y particularmente, la persecución impulsada desde el propio Estado, no ha mermado.

Es así que llegamos al caso de Higui, Ana María de Jesús, quien fue procesada tras defenderse de un ataque lesbodiante como es la “violación correctiva”. En octubre de 2016, en el Barrio Marilo de Bella Vista, San Miguel (zona norte de la Provincia de Buenos Aires), hombres que ya la habían amenazado repetidas veces la interceptaron a la salida de la casa de un familiar. Durante el hecho, Higui se defendió dándole un puntazo a uno de sus atacantes, Cristian Rubén Espósito. Por este motivo, está enfrentando una causa de homicidio que no contempla a Higui como víctima sino como victimaria.

Luego de ser apresada, fue liberada en 2017 gracias a la movilización popular, y luego de años de ser aplazado su juicio, tiene fecha de inicio para el 15 de marzo en los Tribunales de San Martín. La misma justicia que mantiene a Higui todavía procesada, es la misma que condenó a Marian Gómez, a Luz y a muchxs más, en un intento de disciplinar a la población LGBT+ de la clase obrera: cuando la iglesia, los medios de comunicación y demás aparatos de prejuicios no son suficientes para invisibilizar y ocultar las expresiones que escapan de la cisheteronorma, son la policía, la justicia y demás resortes del Estado los que entran en acción.

Una vez más, el Estado es responsable

Tanto Pepa como Higui, como muchas otras, fueron víctimas sistemáticas no solo de la “discriminación social”, sino de la marginación y exclusión desde el propio Estado, que las obligó a vivir en condiciones miserables de vida, poniendo en riesgo sus vidas sin importar las consecuencias.

Mismo, ¿dónde estaba la aplicación de la ESI en el 2010, que había sido aprobada 4 años antes? En la misma situación que ahora, sin ningún tipo de ejecución del Estado en sus sucesivos gobiernos, ni formación a los profesionales, dejada en manos de los “idearios institucionales”, o a la buena voluntad de lxs docentes que creen necesario informar a sus estudiantes a riesgo de sufrir sanciones o persecución y sin materiales para llevarlo adelante. Por lo contrario, rige el financiamiento a las Iglesias, eternas enemigas de las diversidades sexuales y de género, que educan en el desprecio y la discriminación.

La precarización laboral, el desempleo, la falta de acceso a la vivienda, a la salud y a la educación de la población LGBT+ son la otra cara de la moneda que el gobierno “Gay Friendly” de Alberto Fernández y las “mujeres gobernando” del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, se niegan a mostrar. El ajuste planteado en los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional plantean un golpe al conjunto de las mayorías populares, que necesariamente repercutirá doblemente sobre las diversidades sexuales y de género y las mujeres.

El mes de marzo nos encuentra al movimiento LGBT+ y de mujeres con una seguidilla de fechas de lucha: el 7M, Día de la Visibilidad Lésbica, que nos encontrará reunidxs en el Congreso a las 16 hs en recuerdo de Alicia Caf, activista lesbiana; el 8M, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, con una gran movilización desde Callao y Corrientes hasta el Congreso; el 10, en las puertas del Congreso Nacional para repudiar el pacto del gobierno con el Fondo Monetario Internacional; el 11M, cumpliéndose un año de la desaparición de Tehuel, con una marcha de la Casa de la Provincia a Plaza de Mayo para reclamar su aparición con vida; y el 15M en los tribunales de San Martín para exigir la absolución de Higui, procesada por defenderse.

Es momento de salir a las calles y plantarnos contra el Estado capitalista y sus gobiernos, cuyos intereses son incompatibles con nuestras existencias. Por todos nuestros reclamos, en las calles, y con independencia política de los gobiernos de turno y las Iglesias, para que no haya una víctima más de este sistema. Basta de discriminación, crímenes de odio, y ajuste. Absolución para Higui. El Estado es responsable.

https://prensaobrera.com/mujer/8m-las-trabajadoras-o-el-fmi/