Inicia el juicio por la Masacre de Devoto

La sangrienta respuesta al "motín de los colchones" de 1978.

Imagen de la masacre en el Pabellón Séptimo.

El miércoles 9 de octubre, el Tribunal Oral Federal Nº5 de Comodoro Py dio inicio al juicio por los crímenes acontecidos en la cárcel de Villa Devoto, que dio lugar al “motín de los colchones” en 1978. Acusados de torturas y asesinatos se encuentran el ex director del Instituto de Detención de Devoto, Juan Carlos Ruíz; el ex jefe de la división seguridad interna, Horacio Martín Galíndez; y el celador de la división seguridad interna, Gregorio Zerda. Todos ellos reconocidos por los sobrevivientes como partícipes de la represión. 

La mañana del martes 14 de marzo de 1978, durante la última dictadura militar, en un país marcado por detenciones ilegales, desapariciones, torturas y muerte, el complejo penitenciario federal ubicado en Bermúdez 2651 no será la excepción. Como era costumbre, integrantes del servicio penitenciario ingresaron a los pabellones, abarrotados de detenidos, de forma violenta a palazos, con el fin de hacer requisas. Como forma de protesta, en el pabellón número siete, los alojados bloquearon el ingreso atravesando sus camas cuchetas de caño. Provocando el inicio de un motín. Las exigencias eran el fin de los tormentos diarios y cotidianos, que no eran solo palizas, sino también la tortura. 

Como represalia, la fuerza policial descargó una violentísima represión. Hugo Cardozo, sobreviviente, relató para la causa: “Desde la pasarela empezaron a disparar con laza gases y el ametralladorista empezó a disparar con una ametralladora, tiro a tiro, eligiendo el blanco. Yo tengo flashes de ese momento de 150 personas corriendo para todos lados, escondiéndonos debajo de las camas, de armados de cemento o simplemente corriendo tratando de evitar los disparos que venían desde una pasarela que estaba a escasos dos o tres metros de altura. Pero después, inmediatamente, a los pocos minutos subió otros con una ametralladora y otro con un lanza gas, y entonces ya eran dos ametralladoras y dos lanza gases. Ahí teníamos que evitar que nos cazaran y empezamos a arrojar con todo lo que teníamos, papas, enseres de cocina, radios, las pilas de las radios, todo hacia la pasarela desde donde estaban disparando, pero no alcanzaba”. Testimonio expuesto también en Pabellón Séptimo (Relato de Horacio), El Tesoro de los Inocentes Bingo Fuel, del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.      

Balas que dieron en los quemadores de kerosene, utilizados por los presos para calefaccionarse (de forma muy precaria) y cocinar. Volcándolos y prendiendo fuego, de forma automática, telas, ropas y los colchones de goma espuma, provocando un voraz incendio y el humo negro, asfixiante y extremadamente toxico. Así lo recuerda Alberto Rafael, otro superviviente, también agregado como foja judicial. “Con los colchones ardiendo la policía se fue, la goma espuma prendida chorreaba ardiendo, y no se podía respirar (,,,) No abrieron más, pasaron 40 o 50 minutos, donde uno no podía estar, yo me desmayé, luego me desperté, me volvía a desmayar, solo se veía el humo, el calor irrespirable, el piso era todo vómitos, sangre, pellejos humanos, cadáveres (…) Lo único que hizo el servicio penitenciario fue dejarnos morir cocinados, asfixiados. Y cuando quisimos respirar asomándonos por las ventanas nos bajaban a balazos”.

De la masacre de la cárcel de Devoto se contabilizan 65 presos asesinados y 88 heridos. A la hora de sacar la ecuación de torturados los números se multiplican exponencialmente. Números y relatos que demuestran los delitos de lesa humanidad cometidos. Carátula por la cual son enjuiciados los tres policías. 

A 46 años de la masacre, que se realice este juicio es resultante de la histórica y tenaz lucha de familiares, sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos. En tiempos de gobierno ultraderechista, encabezado por Javier Milei y Victoria Villarruel, negacionista y militante por nuevos indultos a los genocidas de la dictadura, el pueblo trabajador sigue luchando por el castigo a todos los culpables. Cárcel común a los responsables políticos y materiales de la masacre de Devoto. 

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Memoria, verdad y justicia. Son 30 mil.      

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