Las condiciones inhumanas de detención en las comisarías de CABA

Hacinados, sin baño, sin luz natural y sin ventilación, entre otras cosas.

Comisaría de la Ciudad.

Un informe del Sistema de Control de Cárceles desnudó las condiciones inhumanas en las que se alojan los presos en las comisarias de la Ciudad de Buenos Aires: durmiendo sobre cartones, hacinados, turnándose para respirar en la puerta de la celda, sin ventilación, ni baño, ni luz natural, entre otras cosas.

“La capacidad es para 543 personas pero están detenidas 1.155. Son lugares para estar 48 horas pero hay alojados que llevan un año. Hay un solo colchón y los presos se turnan para dormir. Están ahí las 24 horas del día. Ninguna de las celdas (individuales ni colectivas) cuenta con inodoro o letrina utilizable, por lo que los detenidos deben solicitarle al personal policial la apertura de la celda o utilizar botellas a tal fin. La comisaría -en la que se encontraron “cucarachas visibles en todas las celdas”- no tiene médicos en forma permanente. Al momento del monitoreo- había personas detenidas con problemas de salud que se encontraban sin ningún tipo de tratamiento”, son algunas de las denuncias que esgrime el informe.

Los presos denuncian además que las viandas que les entrega el gobierno de la Ciudad están, en su mayoría, podridas o en malas condiciones. De la confección de las viandas que ocupa “Friends Food S.A.” una empresa amiga de Larreta que también se ocupa de la entrega de comida a los comedores escolares, los cuales se caracterizan por denuncias idénticas sobre el estado de las viandas. También la escuela pública está sometida a condiciones de enseñanza y aprendizaje paupérrimas, sin ventiladores ni agua en plena ola de calor y con techos que se caen a pedazos, entre otras cosas. El ajuste se plasma en todas las esferas públicas.

Por otro lado, la detención permanente en comisarías está prohibida porque viola todas y cada una de las reglas internacionales de derechos humanos. La prohíben decisiones judiciales y de organismos internacionales de protección, de hecho hay una cautelar de la CIDH vigente. El gobierno de la Ciudad reconoce que son lugares de detención para que las personas no prevalezcan más de 48hs, pero le echa la culpa al Servicio Penitenciario Federal, el cual también alega sobrepoblación en las cárceles y no recibe más gente.

Según la última actualización anual del informe de Correpi, hay un “crecimiento exponencial de muertes en luga­res de detención, consecuencia del permanente aumento del índice de carcelación en los últimos años”. Los datos dan cuenta que el gobierno se vale del aparato represivo y el método de encarcelamiento para amedrentar a la clase obrera, que es a fin de cuenta la que puebla las cárceles, no los empresarios ni los políticos capitalistas que coleccionan causas de corrupción. Esto también sucede en las comisarías de la provincia de Buenos Aires, como la 1° de Pergamino y la 3° de Esteban Echeverría, dos masacres que dejaron manifiesto el accionar mafioso y criminal de las fuerzas de seguridad.

Como sucede en las comisarías, las cárceles del AMBA también están llenas de personas sin condena firme y con prisión preventiva por delitos menores, lo que hace que las prisiones colapsen de gente. Esto es producto de la política de criminalización de la pobreza, lo que hace que las cárceles estén llenas de pibes pobres, mientras el delito organizado, como el narcotráfico o la trata de personas, es garantizado por el propio Estado.

Sin embargo, todos los políticos capitalistas piden mayores penas y represión social, algo que se expresa en la incorporación de pistolas Taser a la Policía de la Ciudad pero que incluye también al oficialismo, como lo demuestran las declaraciones de Berni pidiendo copiar el “modelo Bukele” y las de César Milani exigiendo la reforma de las garantías constitucionales. La contracara son los familiares y amigos de los detenidos que exigen condiciones dignas de detención, cumplimiento de los protocolos necesarios para garantizar la salud de los detenidos y respuestas frente a los pedidos de salidas transitorias, anticipadas y morigeración de penas, que descomprimirían el nivel de hacinamiento.

Rechazamos la violación de los derechos humanos en las cárceles y es una bandera que llevaremos este 24 de marzo a la Plaza de Mayo.