Mientras se debaten las Taser, la bonaerense tortura con picanas a menores de edad

¡Fuera Berni ya! ¡Remoción de toda la cúpula policial de Tres de Febrero! ¡Desmantelamiento de la policía bonaerense!

Un cruento episodio de brutalidad policial tuvo lugar en Tres de Febrero. El pasado 2 de junio tres menores de edad fueron interceptados por un móvil policial. Acusados sin pruebas al respecto de “robar cables”, los efectivos los golpearon de manera salvaje tirandolos al piso. Cada vez que alguno de ellos quería hablar para defenderse de la acusación, les propiciaban una patada. Una postal conocida en el conurbano, donde la sangrienta bonaerense comandada por Berni es la responsable de haber asesinado a más de cien pibes en el 2020; estando a 11 días de cumplirse un año de la aparición del cuerpo sin vida de Facundo Castro. Sin embargo, en este caso se presenta un elemento estremecedor: en pleno debate por el uso de las Taser, los adolescentes fueron torturados con picanas eléctricas al momento de la detención y en la comisaría.

Luego de haber sido golpeados, torturados con picanas e incluso fotografiados al momento de la aprehensión, lo cual es ilegal, los jóvenes fueron trasladados a la comisaría número 11 de Tres de Febrero. Allí, los agentes de la bonaerense continuaron la golpiza y las descargas eléctricas. Además de las patadas en el piso y los picanazos, en la seccional les dieron puñetazos en la cara, los insultaron todo el tiempo e incluso a uno de ellos, que tenía un piercing que se injerta en la piel -popularmente conocido como microdermal-, lo amenazaron con quitárselo con una tenaza. Cuando sus familiares los fueron a buscar, constataron el grado de violencia al que habían sido sometidos. Tras ello, fueron trasladados al Hospital Carrillo, un procedimiento que es reglamentario en cualquier detención y que solo se respetó por hacerse presentes los familiares en el lugar.

En el nosocomio intervino la Policía Científica, que no registró correctamente la totalidad de las lesiones y continuó maltratándolos verbalmente, y no los médicos. Sin embargo, el calvario para estos menores de edad no se había terminado; pues afuera los esperaban móviles de la policía alegando que “tenían orden de captura”, esperando trasladarlos nuevamente a la seccional para meterlos presos. No obstante, la justicia constató luego que tal orden no existía, generando contradicciones con la primera fiscalía interviniente a cargo de Edgardo Hualde. Luego, la justicia realizó también un peritaje en el que se confirmó el testimonio de las víctimas: además de una golpiza, hubo torturas con picanas eléctricas. Por ello se considera ya probado que hubo brutalidad policial.

Por los hechos quedaron detenidos solo dos oficiales, Cristian Figueredo (legajo 411.554) y Sergio Damián Amori (legajo 477.258), aunque los implicados en las acciones de tortura fueron muchos más. Sin embargo, este caso que se conoce ahora coloca en discusión la tentativa del propio Berni -pasando también por el candidato oficialista Leandro Santoro, o por otra fascista de la cuña de Berni, la opositora Patricia Bullrich- de avanzar en la reglamentación y utilización de las Taser. Si el mero hecho de que estas pistolas pueden de cualquier forma ser letales para quien recibe la descarga, es también pertinente poner en consideración a quién se le da la potestad de usarla. La bonaerense que tortura, desaparece y asesina pibes utilizó un arma no reglamentaria para descargarle electrochoques a dos menores de edad. ¿Qué podrían hacer con un arma como la Taser de ser reglamentaria, y, encima, de estar especificada para una utilización mucho más cotidiana?

Este atroz caso de brutalidad policial merece la condena de todas las organizaciones de Derechos Humanos y de las organizaciones sociales y políticas que defienden las libertades democráticas de la población. Exigimos el inmediato esclarecimiento del caso a través de la investigación por parte de una comisión independiente y la cárcel a todos los responsables. La cúpula policial de Tres de Febrero debe ser removida de inmediato. Una vez más volvemos a gritar ¡Fuera Berni! y a reclamar el desmantelamiento de la policía bonaerense.