En el día de ayer se supo, por denuncia del periodista Obereño Daniel Villamea, que el comisario de A. Del Valle, Marcelo Chimiski, reivindicó la figura de Videla y sus asesinatos, así como la estigmatización de la juventud pobre acusandola de delictiva.

Mediante un “meme” en un estado de WhatsApp el comisario planteó que la vuelta de un gobierno militar pondría fin a la delincuencia representada en un joven de la villa. Chimiski reproduce el discurso de los sectores de poder, los verdaderos criminales asesinos, desde una institución que, al servicio de las patronales y el Estado, maltrata, reprime y asesina a jóvenes misioneros. El caso de Gabriel, el joven de Campo Grande que denuncia haber sido golpeado hasta casi morir y que lo iban a hacer pasar como un falso suicidio, los casos Josías en Oberá, de Mario Golemba, y otros tantos ejemplos muestran que la violencia es su método.

La policía ha demostrado en muchas ocasiones que está para proteger y servir solamente los intereses de los empresarios y el poder político. La represión a docentes y municipales a lo largo de este año y las denuncias de violencia a la juventud desocupada en los barrios también son una muestra de ello.

El único gesto que le cabe como mínimo a la cúpula de la Policía de Misiones es el relevo inmediato de Chimiski de su cargo.