Neuquén: la Justicia encubre a los mandos militares por el crimen del soldado Pablo Córdoba

Sostiene la teoría infundada de que se trató de un suicidio.

Familiares y amigos del soldado Pablo Córdoba.

El primero de junio se cumple un año de que apareció muerto dentro del regimiento de Zapala el soldado Pablo Córdoba, con dos tiros en la cabeza. La actuación del juez federal de la causa, Hugo Greca, ha sido desde el primer momento la de encubrir las responsabilidades de los mandos del regimiento y las de quien o quienes hayan asesinado al soldado. A pesar de las abrumadoras pruebas y del resultado de la autopsia, el juez federal se aferra a su teoría descabellada que se trató de un suicidio o a lo sumo de inducción al suicidio. La lucha de la familia y el apoyo de la comunidad, ha puesto al desnudo este atropello judicial.

El juez se aferra a la versión que dieron las propias jefaturas del regimiento y las cúpulas de la policía federal de Zapala cuando comunicaron lo acontecido: “A las 7:10, el jefe de la Policía Federal de Zapala, comisario Julio César Lucero, le informó al secretario penal del juzgado federal de la ciudad, Matías Álvarez, que un soldado voluntario «intentó quitarse la vida» en el interior del Grupo de Artillería. El jefe es el teniente coronel Isidro Germán Green, y fue él quien avisó a la Policía. A su padre, los oficiales a cargo le dijeron “su hijo se pegó un tiro con un fusil FAL” (sitio de la TVP, del 6 de julio de 2023).

Ahora el juez elucubró una versión de los hechos fantasiosa y antojadiza, apartándose de una verdadera investigación del caso. El juez federal Greca quiere cerrar la causa sin imputados. A casi un año del hecho, dio una nueva vuelta de tuerca a su maniobra encubridora, e hizo público un largo documento donde desarrolla su teoría del caso donde detalla todo el expediente y las pruebas reunidas con detalles de las pericias.

Cualquier responsable del asesinato tiene así en sus manos la mejor forma de hacer desaparecer pruebas y fabricar coartadas, ya que queda enterado hacia dónde apunta la causa. Es que para Greca es muy difícil explicar cómo el soldado se pudo haber suicidado con dos tiros en la cabeza (uno debajo del mentón y el otro en la sien derecha). Para ello inventa un relato que es una pieza maestra de la parcialidad a favor de ocultar otro crimen dentro de un regimiento en Zapala (recordar el caso del soldado Carrasco durante el menemismo).

La víctima que “se dispara” dos veces

El cuerpo del soldado fue sometido a dos autopsias que confirmaron que recibió dos disparos en la cabeza, ambos letales. En las mismas se estableció que “no hay rastros de pólvora en las manos de la víctima y es imposible que después del primer disparo el lesionado pueda realizar movimientos conscientes y activos”. También determinaron que “el cargador del fusil estaba separado del resto del arma y el arma estaba en el modo tiro a tiro”. Y como si fuera poco, las pericias establecieron que “el FAL no tiene huellas”, ni siquiera las del propio “suicida” que no estaba usando guantes. Es decir, alguien limpió al fusil de todo rastro digital al manipularlo y manipular la escena, ya que los proyectiles nunca fueron encontrados. Algo difícil de explicar. No obstante, el juez abona su teoría delirante para concluir que fue un suicidio.

Dice el juez Greca en el largo texto a través del cual dio a publicidad los pormenores de la causa, que “nada impide que un segundo disparo se pueda producir como consecuencia de contracciones involuntarias del cuerpo o respuestas reflejas originadas en la médula espinal, no a nivel encefálico; movimientos que pueden ser espontáneos, o tras la flexo-extensión del cuello o la flexión de la musculatura de la cadera”.

Esto suena tan descabellado, que el propio juez en su escrito coloca otra variante de su creación febril. Dice que la víctima “decidió quitarse la vida, ello ante la presencia de un conocido (…) y el cual por cuestión de amistad o camaradería, al ver que Pablo, al momento de efectuarse el primer disparo y quedar agonizando producto de un tiro inefectivo, toma su arma y efectúa el segundo disparo” o que “alguien se acercó para asistirlo y se le escapó el segundo tiro”.

La intencionalidad del juez es evidente: encubrir las responsabilidades de la cúpula del regimiento y en todo caso atribuirle alguna acción delictiva a un soldado o de un rango menor, tal y como se cerró el caso Carrasco hace 30 años atrás. El maltrato a la familia del soldado Pablo Córdoba de parte del juez ha sido denunciada reiteradamente.

Todo Zapala debe movilizarse este 1° de junio, a un año de un nuevo crimen evidente dentro del regimiento.

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