El pasado miércoles 14, al mediodía, el tribunal compuesto por los jueces Gregor Joos, Bernardo Campana y Marcos Burgos condenó por unanimidad a Diego Alejandro Ravasio y Martín Cruz Feilberg, dos sicarios relacionados con negociados capitalistas en la zona Andina y que asesinaron en Cuesta del Ternero a Elías Garay. Además, hirieron de gravedad a Gonzalo Cabrera, ambos miembros de la comunidad mapuche Quemquemtrew que lucha por recuperar sus territorios usurpados por los gobiernos y especuladores.

Al primero se lo encontró responsable de “Homicidio doloso” sobre Elías y “Tentativa de homicidio” sobre Gonzalo. Al segundo se lo condenó por “Homicidio” y “Homicidio culposo”.

El veredicto

Si bien el caso no queda impune, la condena será menor que lo exigido por la defensa de Elías. Ni el vergonzoso argumento de la defensa de los sicarios, que los colocó como simples cazadores de liebres, ni los testimonios de Cabrera y otros testigos de importancia fueron tomados como significativos por el jurado. Como lee Campana en el veredicto, para la Justicia el asesinato de Elías terminó por ser consecuencia de “un enfrentamiento”.

Lo que deja entrever el fallo es que existió en el análisis una mirada ambigua sobre lo sucedido, que solo buscó confundir los hechos y presentar el ataque como algo fortuito. De hecho, que el jurado entendiese que no hubo un “crimen premeditado” redujo considerablemente la pena -que la defensa de los asesinos apelarán- y separó a los acusados.

Analizadas las condenas, dicha ambigüedad queda manifiesta. Al desechar la premeditación se coloca a los asesinos en planos totalmente diferentes. Es decir, ambos son colocados en tiempos y con responsabilidades distintas, reduciendo penas que a la vez se vuelven individuales, cuando uno como otro son señalados como “autores”.

Algo que no definió tener en cuenta la fiscalía, durante la investigación, ni el juzgado en consideración es el permiso gubernamental de Río Negro para ingresar a una zona en conflicto y militarizada.

De hecho, Campana durante la lectura menciona como primero pudo abrirse paso Feilberg, titular de Simón S.A, que conoce muy bien la zona, y luego con el propio Ravasio, que ya se encontraba en el lugar “trabajando” para el propio Rocco en la zona misma del conflicto. Dicho empresario ha conseguido explotar la zona desde el menemismo y es un protegido del poder político y Judicial.

De seguirse esa línea habría que llevar al banquillo de los acusados a responsables políticos y empresariales, relacionados con la megaminería y la explotación forestal, que despojan con represión a los pueblos originarios.

Apoyo incondicional a la lucha

El martes 13 comenzó en Bariloche el juicio contra las cuatro luchadoras mapuche aún detenidas por el Estado luego de la brutal represión en Villa Mascardi sobre la Lof Winkul Mapu. Se verifica que el ataque contra la lucha de los pueblos originarios, principalmente el pueblo mapuche, se ha profundizado en defensa de los capitalistas y usurpadores como Lewis, tanto de parte de “nacionales y populares” como de “provincialistas”.

El asesinato de Elías, la represión en Villa Mascardi y las detenciones, el juicio contra las luchadoras mapuche, como antes el homicidio de Rafael Nahuel, corroboran que estamos frente a la continuidad de una política represiva sobre los pueblos originarios, que como nosotros enfrentan un Estado opresor y represor, gobierno tras gobierno.

Desde el Partido Obrero nos encontramos permanentemente movilizados por el pueblo mapuche y su lucha, visibilizando y acompañando. Exigimos la inmediata libertad a las detenidas mapuche por luchar.

Elías Garay presente, ahora y siempre.

https://prensaobrera.com/politicas/el-escandalo-de-lago-escondido-la-podredumbre-del-regimen-politico