Libertades democráticas
6/9/2024
Roberto de la Cruz Gómez, último de los detenidos por luchar contra la Ley Bases, ya está en libertad
Una delegación del PO y ATE Sur lo visitó poco antes de su excarcelación.
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Roberto ya está libre
La Sala II de la Cámara Federal dispuso este jueves 5 la excarcelación de Roberto de la Cruz Gómez, quien fue detenido por las fuerzas de seguridad junto a otra treintena de personas el 12 de junio, día en que el Senado aprobó la Ley Bases impulsada por el gobierno de Javier Milei.
La libertad efectiva de Roberto, el último de los detenidos que permanecía en prisión (hace pocos días había logrado su excarcelación Daniela Calarco, dirigente del MTR Votamos Luchar), se concretó con un último detalle adicional de crueldad por parte de las autoridades penitenciarias: fue liberado minutos después que lo visitara una delegación del equipo parlamentario del Partido Obrero y ATE Sur, que podría haberlo alcanzado de regreso desde el apartado penal de Ezeiza hasta su domicilio. Vanina Biasi, diputada nacional del Frente de Izquierda por la ciudad de Buenos Aires, que participó de la visita, denunció esta última irregularidad en sus redes sociales.
Días antes del dictamen de la Sala II, que revocó una orden de la jueza María Romilda Servini de Cubría para que permaneciera encarcelado, de la Cruz había iniciado una huelga de hambre ante la falta de respuestas de la justicia y la arbitrariedad de su detención.
¿Pero qué es lo que hizo de terrible de la Cruz para que el mismo Estado que ampara a narcotraficantes y genocidas lo tuviera a él más de 80 días detenido en una cárcel de máxima seguridad?
En la tarde del 12 de junio, las fuerzas de la ministra Patricia Bullrich iniciaron una represión en los alrededores del Congreso contra los manifestantes que rechazaban la mega-norma del gobierno “libertario”, a punto de ser aprobada por la cámara alta. La represión se extendió a lo largo de varias cuadras, hasta la avenida 9 de Julio, e incluyó una cacería de manifestantes y de gente al voleo, como vendedores ambulantes y gente que salía del subte.
Milei y Bullrich acusaron ese mismo día a los manifestantes, desde sus redes sociales, por “terrorismo” y una presunta tentativa de “golpe de Estado”. Y un fiscal, Carlos Stornelli, actuó a su servicio, presentando esas acusaciones en la justicia.
Roberto, de 44 años, trabajaba hasta el momento de su detención en una panadería del barrio de Once, ocho horas diarias, seis días a la semana, incluyendo feriados. Oriundo de Grand Bourg, en el Gran Buenos Aires, los tarifazos en el transporte lo habían forzado a mudarse a una habitación en su lugar de trabajo, ya que no podía costear los aumentos del boleto dispuestos por el gobierno.
El día que el Senado trató la Ley Bases pudo participar de la manifestación porque era su franco. Ya la noche previa, finalizada su jornada laboral, a las 21hs, se había acercado un rato a la vigilia previa convocada por algunas organizaciones. El miércoles 12, concurrió a la Plaza de los dos Congresos con una bandera argentina amarrada a un palo. Este dato es importante porque el relato judicial se basa, fundamentalmente, en una simple foto en que se lo ve portando ese palo, junto a otros manifestantes. “Supuestamente dicen que estaba agrediendo a la policía desde ahí. En la foto se ve que ninguna de las personas estaba con piedras, ni botellas ni nada”, explicó en un completo reportaje a La Vaca (7/8).
De la Cruz cuenta también en la entrevista que al empezar la represión, fue retrocediendo junto a otros manifestantes hasta la avenida 9 de Julio, donde había policías motorizados y un grupo de uniformados con chaleco azul que capturaban gente. Eso lo empujó a volver hacia la zona de Plaza Congreso. A la altura de la calle Sáenz Peña se topó con un nutrido cordón policial y, al acercarse a preguntar si podía pasar, fue violentamente detenido y amontonado con los otros retenidos. Desde allí fue trasladado a la Superintendencia de Investigaciones Federales, en Villa Lugano. Quienes lo detuvieron le informaron que la captura era por presunta “resistencia a la autoridad”, otra acusación falsa. Roberto se enteraría también, al hablar por celular con allegados, que el gobierno fabulaba sobre un supuesto acto de “terrorismo”. Esa sería, junto a la de “sedición” e “intimidación pública”, otra de las desopilantes acusaciones que le endilgaron y que jamás pudieron probar.
La defensoría oficial de Roberto ni siquiera le acercó la causa, alegando falta de dinero para imprimirla, por lo que su defensa recayó en organismos de derechos humanos, las movilizaciones populares por la libertad de los presos, y en su propia iniciativa.
El bochornoso operativo de Bullrich y de la justicia muestra un Estado de clase, que es brutal y recurre a todo tipo de difamaciones y falsificaciones contra los trabajadores y los sectores empobrecidos, mientras encubre y absuelve a políticos y empresarios involucrados en delitos gravísimos.
El operativo del 12 de junio y todo el proceso posterior son una acción gravísima contra el derecho a la protesta y las libertades democráticas, pero la movilización iniciada ese mismo día permitió contrarrestarlo y lograr la liberación de los compañeros.
Ahora la lucha sigue para derrotar la causa.