El juego, los lazos de solidaridad en los barrios y el Día de la Niñez

Un bálsamo frente a la ofensiva reaccionaria de Milei.

El ajuste del gobierno vulnera a las infancias.

El reconocido pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés, Donald Woods Winnicott, sostuvo que “únicamente en el acto de jugar pueden los niños descubrirse en su propia persona, reconociéndose como creadores”. En las vísperas del Día de la Niñez, resulta atinado analizar cómo vivencian el juego las infancias de los barrios populares, cuyas condiciones de vida son socavadas a diario por las políticas del gobierno.

La tesis de grado de la psicóloga María Guadalupe Llamosas, titulada “El juego infantil y las desigualdades sociales”, arroja, en base a una serie de entrevistas realizadas a niños y niñas de entre 6 y 8 años de distintos niveles socioeconómicos, que en los sectores más empobrecidos la experiencia lúdica está asociada directamente a una sensación de bienestar. Una niña de Ciudad Oculta (Villa 15) afirmó que para ella jugar “Es divertirme, hacer todas las cosas re-lindas, eso es jugar”. Esa seguridad en la definición no fue encontrada en las respuestas de los niños de extracción más acomodada.

A su vez, los niños pertenecientes a estratos socioeconómicos bajos manifestaron que prefieren jugar en el espacio público (en la vereda, la cancha de fútbol del barrio, etc.), antes que hacerlo adentro de sus casas. En cuanto a los juguetes que eligen para su juego cotidiano, se puso de manifiesto la poca cantidad de juguetes con las que contaban, pero además “resultó llamativo que algunos objetos seleccionados como preferidos para jugar no eran propios, sino que eran de amigos o primos (…) Parecería que se valora el compartir entre ellos sus objetos de juego, habiendo cierta desvaloración por lo propio”. También indicaron que sus amigos más cercanos son fundamentalmente del barrio, y en menor medida de la escuela.

Como vemos, las carencias materiales en las que les toca desenvolver su vida, obra de sucesivos gobiernos capitalistas que hundieron en la pobreza a la población trabajadora, llevan a que estos niños exploren la dimensión del juego sobre bases más comunitarias. Al apropiarse colectivamente del espacio público y socializar los juguetes a la hora de compartir con sus pares están cavando una trinchera que desafía las lógicas fundantes de este sistema: el individualismo, el aislamiento de la familia puertas adentro del hogar como factor de atomización de la clase trabajadora, la propiedad privada, los estímulos de consumo.

Los lazos de solidaridad entre los vecinos de los barrios se tejen desde la más temprana infancia a través del juego. El gobierno de Milei no tiene ni idea de cuán enraizados están esos vínculos cuando intenta quebrarlos desabasteciendo a los comedores populares y persiguiendo a las organizaciones que están al frente de los mismos. Piensa que negando la asistencia social, difamando al movimiento piquetero y criminalizando a sus principales referentes va a lograr evitar que los trabajadores desocupados se organicen y salgan a la lucha, se equivoca.

Desconoce que el movimiento piquetero es una construcción genuina que emerge desde abajo, impulsada por las necesidades más acuciantes de quienes habitan en las barriadas del país y en oposición a los punteros de los partidos tradicionales. Nace en la olla que pusieron en pie los vecinos que se quedaron sin trabajo en los ´90, sobre la misma vereda en la que habían jugado juntos cuando eran chicos, recogiendo la mejor tradición de camaradería propia de la clase obrera. Alrededor de ese fuego fueron deliberando y sacando conclusiones de que había que movilizarse para salir adelante. También fueron abrazando distintas ideas políticas y forjando sus organizaciones, por más que el gobierno conciba a los pobres como incapaces de adquirir una conciencia sobre sus propios intereses.

Así el movimiento piquetero le ha arrancado conquistas al Estado, pero su constitución es previa a esas conquistas y tiene bases demasiado sólidas como para dejarse abatir por la intransigencia del gobierno. Si pudo sobreponerse a las balas arrojadas en el Puente Pueyrredón bajo las órdenes de Duhalde que asesinaron a Maxi y a Darío, difícilmente los ataques de Milei logren doblegarlo. Aquí nuevamente la niñez aparece como motor de la lucha, porque en cada piquete hay madres y padres peleando por un mejor futuro para sus hijos.

Las compañeras y compañeros del Polo Obrero se disponen, como todos los años, a organizar jornadas por el Día de la Niñez en cada barrio, conscientes de la potencia transformadora que tiene el juego instituido en principios contrarios a los que se defienden desde el poder.

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