Como lo resolvió el 4° Plenario Nacional Piquetero, que sesionó con 5.000 delegados y delegadas (3.000 presenciales y 2.000 virtuales) el pasado viernes 26 en Parque Lezama (CABA), el próximo jueves 4 de marzo tendrá lugar la primera acción del plan de lucha nacional lanzado por el Frente de Lucha Piquetero, con una movilización desde el Obelisco porteño hasta el Ministerio de Trabajo.

Se trata del inicio de una serie de acciones, entre las que se encuentran cortes de accesos, rutas y puentes, en todo el país, el 11 de marzo; 18 y 19 acampes y 6, 7 y 8 de abril acampes de 48 horas.

El pliego de reivindicaciones aprobado por el reciente plenario destaca el reclamo de trabajo genuino, la apertura y universalización de los programas sociales como seguro al desocupado, su aumento para equipáralos a la canasta básica ($53.000) y a la inflación, asistencia alimentaria, tierra y vivienda, basta de femicidios y la lista sigue.

En su reciente discurso de apertura a las sesiones legislativas, el presidente Alberto Fernández no solo ignoró estos reclamos urgentes sino que reivindicó su gestión de la pobreza y señaló que el gobierno continuará en la línea de los programas sociales de hambre, superexplotados, y la negativa de una respuesta contundente a la crisis social y habitacional que padecen millones de habitantes del país.

 

El Frente de Lucha Piquetero ya ha dado muestra de la contundencia y masividad de sus acciones. La jornada del 18 de febrero dejó una postal de decenas de miles de trabajadores movilizados en todo el país y volvió a poner en primera plana los reclamos de los sectores más postergados y oprimidos.

En palabras del dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, lo que se viene es un “marzo piquetero”, que recuerda las intensas jornadas de lucha contra el hambre y la carestía bajo el gobierno de Mauricio Macri, cosa que este gobierno ha venido a continuar con 2 millones de pobres nuevos.

Las organizaciones convocantes han señalado que reforzarán la convocatoria a este plan de lucha militando en los barrios pobres del país y en las bases de las organizaciones sociales integradas al gobierno, cuya contención se empieza a resquebrajar como resultado del agravamiento de las condiciones de vida.

En tiempos donde el gobierno busca un acuerdo con el FMI y el capital financiero, el movimiento piquetero sale a la calle para rechazar esta componenda entreguista e imponer en la agenda los reclamos de los trabajadores desocupados.

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