Mujer

25/2/2022

8M: las trabajadoras o el FMI

Movilización 8M 2021. Imagen: Juan Diez Ojo Obrero Fotografía.

El Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras trae luz sobre el constante ataque del régimen capitalista hacia las mayorías populares. Las trabajadoras viven sumergidas en la precariedad laboral, en la ausencia de salidas habitacionales, viviendo hacinadas e incluso en muchísimos casos sin agua potable y gas de red. Muchas deben afrontar migraciones forzadas por la miseria y las guerras. Sin trabajos con derechos, la batería de abusos sobre las mujeres se multiplican. En este cuadro general, que se profundiza desde hace años, emergen los movimientos de mujeres que arrancan importantes conquistas en todo el mundo como ocurriera en Argentina y ahora en Colombia con la enorme conquista del aborto legal.

Pasadas las restricciones pandémicas, la “recuperación” de trabajo sin derechos es otro golpe para quienes tampoco los tenían desde antes, aunque el gobierno diga lo contrario en el reciente informe elaborado por la Dirección de Género del Ministerio de Economía a cargo de la economista Mercedes D’Alessandro “Fortalecer la recuperación económica con más igualdad”.

Dice el informe: “En el regreso de las mujeres al mercado laboral contribuyeron las políticas con perspectiva de género implementadas para amortiguar el impacto de la pandemia y reactivar la economía, la recuperación de los sectores que las emplean y el alivio de la crisis de los cuidados, con el retorno a las clases presenciales, la circulación en transporte público, la apertura de espacios como centros comunitarios y las campañas de vacunación que permitieron volver a contar con ayudas informales en el cuidado, como la de familiares mayores de edad. El desafío, entonces, es fortalecer la recuperación de las mujeres y hacer que sea sostenible”.

Para estas funcionarias se trata de hacer más de los mismos. Pero lo mismo es que las mujeres son hoy el 70% de las 5 millones de personas indigentes que hay en el país y un porcentaje apenas menor de las 19 millones de personas pobres y que esa realidad tiene mucho que ver con “las políticas con perspectiva de género” como la de fijar los ingresos de las trabajadoras de casas particulares por debajo del salario mínimo y de la línea de indigencia. El modelo de recuperación que defienden las feministas estatizadas del gobierno es de hambre, sometimiento y esclavitud. En el informe emitido este 23 de febrero admiten que a las mujeres les costó dos trimestres más que a los hombres alcanzar los niveles de inserción en el mercado laboral. Sin embargo nada se dice sobre la calidad de esa recuperación, inferior a la prepandémica y con menos perspectivas a futuro como fruto del acuerdo con el FMI.

Este retroceso es adjudicable a una orientación política y social del gobierno y de la oposición. Para encarar la pandemia el gobierno eligió ahorrar para el FMI y no afectar los intereses empresariales de laboratorios y farmacéuticas. En el escenario de este retroceso laboral, la única iniciativa que supo tomar el gobierno consistió en otorgar subsidios patronales para estimular el más precarizado y peor pago de todos los trabajos que realizan las mujeres, el trabajo en casas particulares (Plan Registradas). A esas trabajadoras el gobierno las mantiene con salarios por debajo de la línea de indigencia, hoy en $35 mil.

Pero esa orientación es la confesión de otro problema mayor. Mientras defiendan una orientación fondomonetarista, no hay iniciativa genuina para alivianar las tareas de cuidados de las mujeres y por ese motivo estimulan el trabajo esclavo de las mujeres trabajadoras de casas particulares cuya tarea es la de cubrir por un salario de indigencia los cuidados de chicos, de adultos, las embrutecedoras tareas del hogar propias y ajenas y ese tipo de situaciones. No son capaces de emprender un plan de obras que abra espacios de socialización y cuidado de adultos, adecuados, ni jardines materno paternales para tener a lxs pibes en espacios adecuados, ni centros de deportes ni artísticos. Lo concreto es que usan a las mujeres como esclavas del trabajo doméstico para suplir la ausencia de jardines materno-paternales en lugares de trabajo, ausencia de lugares donde cuidar a adultos y varios otros de los temas que cada vez de manera más precaria deben afrontar las mujeres más pobres.

Tampoco tienen las agallas para exigir a las patronales que cumplan con la LCT y coloquen jardines ni tampoco lo hace el Estado. Y mucho menos son capaces de iniciar una seria campaña de registración de empleadas domésticas a las que ni las propias funcionarias suelen registrar.

En el informe refiere al “alivio de la crisis de los cuidados”. Dicho alivio consiste en la reapertura escolar centralmente. El gobierno no puede dar cuenta de haber avanzado en políticas de socialización de esas tareas. La perspectiva de esta recuperación es que reposa sobre las espaldas agotadas de las mujeres que sostienen la vida doméstica sorteando todos los obstáculos que les pone el Estado, o sea, las “mujeres gobernando” para otros intereses.

Otro aspecto que se reivindica es el de los presupuestos con perspectivas de género. Tal título se refiere centralmente al otorgamiento de planes o subsidios como el “Acompañar”. Las etiquetas de género que colocaba Macri en sus presupuestos, y a las que este gobierno les dio continuidad, son una impostura completa porque los planes de ninguna manera son políticas para erradicar la violencia de género. Son apenas insuficientes paliativos contra la indigencia.

Otro aspecto interesante del análisis de la política gubernamental sobre las mujeres es el absoluto silencio de las funcionarias gubernamentales al respecto del sostenimiento de las iglesias, del financiamiento de la curia, de la ausencia total de un plan para impartir ESI y de los abusos de curas en las escuelas confesionales. También brilla la hipocresía del discurso sobre un poder judicial feminista mientras no avanza un solo jury contra jueces responsables de femicidios, ni tampoco se propone la modificación de la justicia ordinaria, el ámbito de revictimización permanente de las mujeres que no tienen acceso a la justicia.

Una recorrida por las imposturas de un gobierno con el único plan de cumplir con el FMI y EE.UU., nos lleva permanentemente a la conclusión de que nuestro movimiento debe enfrentarse a estas políticas ajustadoras y plantarse de manera independiente de los gobiernos de turno. Quienes defienden los acuerdos con el FMI no tienen nada para ofrecer. Luchar por un organismo autónomo votado por las propias mujeres para llevar adelante las políticas en favor de las mujeres y diversidades es clave.

Organizarnos de manera independiente por nuestros derechos

Las demandas de las mujeres funcionan como denuncias de fondo a un régimen social que en diferentes latitudes aplican viejos y nuevos métodos de control social y disciplinamiento. La conquista del aborto legal en los 70 por parte de la segunda ola feminista de EE.UU. hoy está siendo jaqueada por el avance de una política capitalista que requiere del endurecimiento contra las libertades democráticas y los derechos de la clase obrera. Estos recurrentes ciclos de luchas ponen de relieve que necesitamos ocuparnos de la solución de fondo que no puede coexistir con un régimen injusto por definición, porque la naturaleza de su existencia es el incremento de la tasa de beneficio de una minoría social.

La búsqueda de una sociedad que parta del respeto y el trato igualitario sobre otras condiciones de igualdad nos obligan a plantear una alternativa socialista para terminar con el régimen que da origen a esas desigualdades y violencias. Discutir qué igualdad queremos es un tema que divide aguas dentro de nuestro movimiento. La igualdad para gobernar explotando a las mayorías populares no puede ser confundida con la igualdad de condiciones para las mayorías de las mujeres.

En este nuevo 8 de marzo nos disponemos a poner en pie movilizaciones en todo el mundo que destacarán el protagonismo de nuestros movimientos y las enormes oportunidades que presenta. Hay un programa para aplicar en favor de las mujeres, que solo nosotras organizadas y en las calles podemos conquistar.

 

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