Mujer

28/5/2020

La juventud se prepara para un nuevo 3J

Con hambre, aborto clandestino y ajuste no hay #NiUnaMenos.

Con reuniones abiertas e intervenciones en la virtualidad, participando de la asamblea de mujeres y disidencias y poniendo en pie los talleres sobre educación sexual de la UJS-Partido Obrero, la juventud se organiza de cara a un nuevo NiUnaMenos.


La lucha por nuestros derechos no solo no está en cuarentena sino que, además, la situación de las mujeres y jóvenes en el marco de la pandemia ponen esta pelea a la orden del día. La crisis sanitaria y social agudiza la violencia hacia las mujeres y sus condiciones de vida. En los sectores más golpeados se encuentran las mujeres desocupadas, las trabajadoras precarizadas, las que sufren violencia al interior del hogar y todas las que además tienen la carga del trabajo doméstico.


En este marco, mientras  la curva de los femicidios acompaña la de los contagios,  las jóvenes del Plenario de Trabajadoras y de la Ujs colocamos en el centro de nuestra denuncia la responsabilidad del Estado. Responsable del hambre, de la crisis sanitaria y de la falta de recursos para atender las situaciones de violencia hacia  las mujeres, disidencias, la niñez y la adolescencia al interior del hogar. Responsable de pactar las rebajas salariales, los despidos, la falta de alimentos en los comedores y de condenar al conjunto de lxs trabajadorxs a pagar el costo de esta crisis mientras toda la economía se orienta al pago irrestricto de la deuda.


Jóvenes precarizadas


En las reuniones virtuales que impulsamos en los distintos sectores de la juventud, uno de los principales ejes del debate giró en torno a la situación de las mujeres trabajadoras. Entre ellas, un amplio sector son jóvenes precarizadas que sufren los recortes salariales y ofensivas patronales, como las trabajadoras de los fast food. La extrema precarización laboral, como es el caso de las repartidoras de las Apps, y la exposición al contagio, como viven día a día las residentes y concurrentes por la falta de insumos en el sistema sanitario, expresan la desidia a la que el capitalismo somete semana a semana a las jóvenes mujeres trabajadoras.


A esto se suma la situación de las miles de jóvenes que bajo la modalidad de trabajo informal o monotributista han sido despedidas o perdieron su fuente de ingresos y a las cuales el gobierno les niega el acceso al Ingreso Familiar de Emergencia.


Este 3J debemos poner en agenda sus reclamos en defensa del salario, por condiciones de trabajo y elementos de protección personal.


La clandestinidad no está en cuarentena


Por otro lado, la cuarentena no detiene el hecho de que las mujeres siguen abortando en la clandestinidad. Tampoco ha disminuido la demanda de acceso a la Interrupción Legal del Embarazo. En los últimos días aparecen cada vez más denuncias en los centros de salud de la ciudad sobre la falta de misoprostol y las nulas respuestas por parte del Ministerio de Salud porteño.


Les jóvenes reclamamos, además, que la educación sexual salga del aislamiento, y que la “Educación virtual” que se impone en todos los colegios integre la aplicación de la ESI de manera inmediata. Con estudiantes secundaries de distintos colegios de la Ciudad de Buenos Aires arrancamos los talleres de ESI de la UJS, porque la lucha por su real implementación y contenidos laicos y científicos no puede suspenderse.


Es por eso que este nuevo 3 de junio es central levantar la bandera de “NiUnaMenos por abortos clandestinos”. El gobierno de Alberto Fernández buscó conquistar a la marea verde prometiendo aborto legal, pero las dilaciones sobre la presentación de su proyecto y el reforzamiento clerical son un alerta para el movimiento de mujeres y disidencias que supo conquistar la media sanción en las calles. El gobierno hace cuentas y Vaticano e iglesia le ganan al “ministerio verde”. La necesidad de sacar a las calles nuestras reivindicaciones y pelear por la independencia política del movimiento de mujeres y disidencias es  crucial en la juventud.


El Estado es responsable


Por último, de cara al 3J, cuyo espíritu central es la lucha contra la violencia que se cobra la vida de una mujer cada 18 horas víctima de femicidios, denunciamos la responsabilidad del Estado ante el agravamiento de la violencia durante el aislamiento. Este 3J tiene la particularidad de desarrollarse bajo el nuevo gobierno y estrenando Ministerio de Mujeres y Géneros que no tardó en mostrar la hilacha. En boca de la ministra Elizabeth Gómez Alcorta o desde las organizaciones políticas que integran el Frente Patria Grande, el discurso es la negación del aumento de la violencia. Miran para otro lado antes que discutir la falta de refugios y recursos para asistir a las víctimas y llegan al absurdo de plantear que el aumento de las denuncias no tiene que ver con violencia física.


El gobierno, el ministerio y sus organizaciones afines condenan al olvido las demandas de las mujeres y privilegian las reglas del juego del capital financiero y el FMI. Si la deuda es con nosotras, entonces que no se pague y que se coloquen todos los recursos para enfrentar la pandemia y garantizar las reivindicaciones de las millones de mujeres en todo el país.


Es por eso que debemos fortalecer nuestra organización independiente, luchando contra la cooptación del movimiento de mujeres y de la marea verde, para conquistar todas nuestras reivindicaciones pendientes. Por un Consejo Autónomo de las mujeres y diversidades, que fortalezca nuestra lucha, con autonomía del Estado y presupuesto para organizar la batalla contra la opresión y la violencia.


Este 3J vamos a la Plaza de Mayo reclamando que con hambre y femicidios en aumento, aborto clandestino, ajuste y despidos no hay Ni una Menos.