Que sea ley, sí, ¿pero cómo?
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La movilización popular por el aborto legal abrió un camino que condiciona al conjunto de las fuerzas políticas
A un año de la media sanción en la Cámara de Diputados, el movimiento de lucha en favor de este reclamo sigue en acción y dando batalla en grandes movilizaciones, en los barrios, lugares de trabajo y de estudio.
A pesar de que intentaron retirar de la agenda política el tema, los representantes de los partidos que transan con las iglesias católica y evangélica fracasaron y tropiezan permanentemente con el reclamo de aborto legal y de educación sexual científica y laica y sus manifestaciones.
El reclamo que crece en la Argentina tiene un alcance internacional y el pañuelo verde da vueltas al mundo. La legislación del aborto legal avanzó en el mundo, sin embargo, en diferentes puntos, con eje en Estados Unidos fundamentalmente, se desenvuelve una contraofensiva, con réplica local, de la mano de lo más reaccionario del protestantismo, que financia a iglesias en otras latitudes como las de Brasil o las de Aciera en Argentina. El Vaticano no ha hecho más que reafirmar un rumbo de sostenimiento del aborto clandestino, una política que une a las fracciones en pugna dentro de la crítica situación que vive el papado de Bergoglio. Italia es otro país escenario de movilizaciones antiderechos. Son intentos de hacer retroceder el complicado estado actual de este derecho, ya que a través de la “objeción de conciencia” no se puede acceder a la práctica en una gran cantidad de regiones y provincias.
Reforzar al Frente de Izquierda en las elecciones es una tarea que supera el propio escenario electoral, es reforzar a un frente de lucha que no sólo ofrece una orientación por la separación de la Iglesia del Estado, sino que tiene un programa de salida al hundimiento nacional que promueven los defensores de los acuerdos con el FMI, responsables de una industria cuyo funcionamiento está al 53% de su capacidad operativa, donde el 50% de los niños son pobres y donde la brecha salarial entre hombres y mujeres más precarizadas es del 43%.
El apoyo electoral mayoritario de la ola verde ha ido a parar hasta el momento a las filas del peronismo y de variantes provinciales atadas al apoyo clerical (como el Frente Cívico y Social de Santa Fe) primando, en definitiva, un “pragmatismo” electoral orientado por la idea de desalojar al macrismo del poder del Estado, de la mano de un armado político que, sin negar que está plagado de ajustadores, antiderechos y de los bloques políticos que acompañaron las leyes de ajuste de Macri, como lo es el propio Massa, es hoy visto como la única forma de sacarse de encima a Macri o de no permitir su avance. La ecuación sería: necesitamos sacarnos de encima a estos reaccionarios neoliberales con estos otros reaccionarios con acuerdos con la Iglesia que, a su tiempo, volverán a abrirle paso a los neoliberales reaccionarios.
Las deformaciones que produce el escenario electoral, sin embargo, no han logrado hacer desistir a la ola verde de su propósito.
La movilización popular por el aborto legal abrió un camino que condiciona al conjunto de las fuerzas políticas. Alberto Fernández habla de “despenalización”, intentando así traspasar el pragmatismo político que rige en sus filas al terreno de esta lucha. Pero su alianza con Manzur y Bergoglio, el apoyo escandaloso de Magario a la Iglesia evangélica, o las oraciones a modo de pastor reencarnado que prodigó Capitanich en el Chaco, hacen suponer que esta sería la hipótesis más optimista y que ella va a encontrar fuerte resistencia.
El camino abierto por esta lucha y su continuidad, golpea a la Iglesia, los gobiernos y las autoridades educativas. Hace apenas unas semanas, la conferencia episcopal enviaba una carta al papa Francisco explicándole lo profundo que era dicho movimiento al interior de las escuelas católicas. En Salta, Catamarca o en distritos de la provincia de Buenos Aires llegaron las sanciones hacia las pibas, de la mano de la complicidad gubernamental. El ministerio de Salud de Tucumán fue directamente responsable del secuestro y del intento de coimear a la niña internada en un hospital público y a su familia para impulsar la continuidad de la gestación. En Jujuy, luego de torturar a una niña, se debió avanzar en otro caso para evitar un nuevo escándalo. En Chaco, la Iglesia evangélica aliada al intendente kirchnerista de Resistencia, Jorge Capitanich y al gobernador Peppo inició demandas contra manifestantes que denunciaron el apoyo de estos sectores a las torturas a las niñas. Todas estos ataques fueron enfrentados con movilizaciones y acciones colectivas.
“Votar bien”
El 15 de agosto de 2018, el Plenario de Trabajadoras dirigió una carta a la Campaña Nacional por el Derecho al aborto haciendo una propuesta fundamentada, para arrancar con una militancia común en todo el país por la consulta popular vinculante. Esta carta fue respondida por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto con la reafirmación de un rumbo opuesto, llevando al movimiento a “votar bien” (sin confesar a qué se refieren) -o sea, introduciendo un principio de división de un movimiento cuyo único punto de reagrupamiento no es el político electoral, sino el de una acción común por el aborto legal.
Ninguna fuerza puede prescindir hoy de tener sus voceros en favor del aborto para conquistar predicamento y particularmente votos entre la gran marea verde y así van poniendo los huevos en diferentes canastas. Sin embargo, la composición de los 24 senadores que tienen que renovar, siendo que mitad de esos 24 votaron a favor y los otros en contra, no podrá modificarse. Pero la conducción de la Campaña Nacional eligió anteponer intereses partidarios a la elección de la mejor herramienta para triunfar en nuestro reclamo que es la consulta vinculante.
Consulta Popular Vinculante
La acción directa y la movilización callejera debe ser el método que siga guiando esta lucha. La media sanción sólo se conquistó como fruto de la enorme movilización popular que se mantuvo masivamente afuera del Congreso y en todo el país. La liquidación del proyecto en el Senado fue el fruto de dardos envenenados. Mientras el kirchnerismo posaba de aborto legal, la mayoría de los senadores que ingresaron colgados de las boletas que ellos te propusieron votar, se colocaban en contra de la legalización.
CFK cerró un acuerdo con Bergoglio, que desde el 5 de agosto de 2018, cuando García Larraburu se dio vuelta, inició una campaña abierta a través de Juan Grabois y de Valdez en favor de Cristina Kirchner con relación a la causa de los cuadernos de Centeno.
Por su parte, el macrismo aportó la mayor cantidad de votos en contra en diputados y el radicalismo de las provincias hizo punta en su posicionamiento antiderechos. Vidal y Larreta, que hoy se llama feminista a sí mismo, protagonizaron actos evangélicos y reuniones con los católicos para reforzar sus prebendas y demostrar su fidelidad a esos proyectos reaccionarios.
No podemos esperar a que el Parlamento se digne a recolocar el tema en agenda, debemos arrancar ese tratamiento y elegir el mejor camino. Si hay minoría en el parlamento, como la hay hoy, hay que arrebatar nuestro derecho apelando a la militancia por conquistar una mayoría popular.
No tenemos garantizado el triunfo de antemano. Sin embargo, un triunfo militante así será inigualable, porque hará retroceder el ascendente clerical sobre las masas, una acción política que tiene un efecto concreto virtuoso de lucha contra los principios clericales de sometimiento en las familias, en ayudar a los niños a tomar la voz, a no permitir que nuestras mujeres golpeadas por la violencia familiar sean asesoradas para callarse y un sinnúmero de otros efectos fundamentales que se desprenden del ascendente de las iglesias en el Estado y sus instituciones.
La lucha por la Consulta Popular vinculante se apalanca en la movilización y la organización para conquistar un derecho que ni radicales ni pejotistas, ni kirchneristas ni macristas estuvieron dispuestos a establecer.
¡Vamos por lo nuestro! ¡Que sea ley!