Políticas
20/12/2024
editorial
A 23 años del Argentinazo, la salida es la intervención de los trabajadores
El 20 a Plaza de Mayo y todas las plazas por un plan de lucha para derrotar a Milei.
Seguir
Manifestación sindical.
En el calendario político nacional diciembre no es el mes preferido de los gobiernos capitalistas. Está muy fresco el de 2001 cuando, a pesar del estado de sitio y la criminal represión, el gobierno de De la Rúa cayó como resultado de una rebelión popular que se conoce con el nombre de Argentinazo. El derrumbe de la convertibilidad de Menem-Cavallo estaba siendo pagado por los trabajadores con un aumento brutal de la desocupación, el desplome del salario y la confiscación directa de los ahorros. La respuesta popular se hizo sentir.
La unidad entre las organizaciones piqueteras y las asambleas populares –“piquetes, cacerolas, la lucha es una sola”- ganando las calles con el “que se vayan todos” quebró cualquier intento de impedir que la intervención popular se colara en la escena política nacional, y apareció como el gran problema a resolver por los partidos del régimen, tanto la destituida “Alianza” como el PJ.
Otro diciembre caliente fue el de 2017, cuando Macri cebado por un buen resultado en las elecciones legislativas decidió que era el momento de apretar el acelerador y avanzar con las reformas “estructurales” (previsional-laboral-impositiva), las cuales ya tenían el visto bueno de un sector del peronismo y sobre todo de la burocracia sindical. El 14 de diciembre primero y el 18 luego las multitudinarias concentraciones frente al Congreso, las aguerridas columnas de trabajadores, a pesar de la CGT que llamó a no movilizar, pusieron al gobierno de Macri en una cuenta regresiva que volvió a colocar al kirchnerismo en el gobierno en 2019.
23 años después
Este jueves 19 y viernes 20 se cumplen 23 años del Argentinazo y encuentra en el gobierno a los que el pueblo echó en 2001 y a los que enfrentó hace 7 años, también en diciembre. Desde Milei que reivindica a los 90 de Menem -y en particular a Cavallo- a Patricia Bullrich -que fue ministra de Trabajo de la Alianza y de Seguridad de Macri- y a Sturzenegger -que fue secretario de Política Económica del gobierno de la Alianza y presidente del Banco Central con Macri- pasando por muchos otros, reciclados una y otra vez. Los echados volvieron de la mano de Milei que explotó el repudio a los políticos para ejecutar un plan de guerra contra los trabajadores, en una suerte de variante por derecha del “que se vayan todos”.
La pretensión es que Milei conjure los “diciembres nefastos” y abra un definitivo triunfo que no es otro que arrasar con los derechos, las conquistas y la parte del PBI que va a parar a los trabajadores, en beneficio de los capitalistas. Por eso este 20 de diciembre también se cumple un año del debut del protocolo antipiquetes de Bullrich mediante el cual se pretendió infructuosamente impedir la movilización popular de hace un año, y que desplegó las fuerzas represivas a lo largo de estos doce meses para recuperar las calles ganadas por los trabajadores para la protesta y la lucha contra todos los ataques y ofensas, que también se hicieron sentir fuertemente este año.
Para ver si cambia la “suerte”, Milei decidió no apelar al gradualismo para ir con una política de shock. Las consecuencias están a la vista: un pueblo empobrecido, una precarización laboral generalizada, la educación y la salud públicas destruidas en beneficio de los privados, los salarios derrumbados, las jubilaciones por debajo de la línea de indigencia, persecución a los organizaciones de lucha, limitaciones al derecho de huelga y de movilización, etc.
Lo que “la alineación de los planetas” oculta
Este cuadro intolerable para el pueblo es lo que el gobierno y la clase capitalista festejan porque es lo que muestra que a pesar de su debilidad “institucional” Milei ha logrado la gobernabilidad que tanto le reclamaban.
Sin embargo esta no está garantizada, por varios factores. En primer lugar porque Milei dependió del concurso de la oposición para hacer pasar sus decretos, vetos y leyes contra el pueblo, y sobre todo de la colaboración de la burocracia sindical peronista e incluso del kirchnerismo y la propia Cristina. En el camino Milei se está llevando puesto al macrismo, el cual es abandonado por los propios –como fue Bullrich antes y como es ahora Kravetz- ante la evidencia de que las perspectivas del PRO parecen agotadas, ciertamente el rechazo al gobierno de los Fernández no fue a parar a la fórmula macrista –encabezada por Bullrich- que salió tercera sino que le pasó por encima y fue a un outsider que le pegaba a peronistas y macristas por igual. También las divisiones avanzan en la UCR y el PJ. La asunción de la presidencia del PJ por parte de CFK se destacó por las ausencias más que por las presencias: no estuvieron los gobernadores, no estuvieron los intendentes del Gran Buenos Aires, no estuvo Kicillof, no estuvo la cúpula de la CGT. (Habrá más dosis derechistas de Cristina para despejar prejuicios.)
Tampoco Milei logra homogeneizar su tropa. A la pelea con Villarruel -que se apoya en sectores del ejército y la iglesia-, se suman los encontronazos entre su hermana y Santiago Caputo, las denuncias de corrupción que muestran a los funcionarios elegidos como aliados comprando propiedades con fondos no declarados y de origen dudoso. Es decir, la misma mugre de siempre, pero esta vuelta con aires libertarios.
El otro aspecto es el económico. La reciente decisión de la FED -el “banco central” de Estados Unidos- de reducir los recortes de las tasas de interés provocó un cimbronazo en las bolsas mundiales y en los países emergentes, el peligro de una reversión en el flujo de los capitales especulativos –que se avizora desde el triunfo de Trump- puede dejar secos a los mercados emergentes y por lo tanto con devaluaciones en masa. Esto podría terminar con la fantasía de la “macroeconomía solucionada” que agita el gobierno y golpear sobre precios –inflación- y producción. La dependencia del país de los avatares del mercado mundial es muy aguda. El brutal ajuste que dejó a los trabajadores empobrecidos no terminaría de conjurar la crisis -pero sí llenado el bolsillo de los grupos capitalistas.
Los indicadores que el gobierno festeja sobre aumento de la producción, salida de la recesión, etc. muestran solo algunos rubros (minería, agrícola, etc.) la mayoría de ellos de poca necesidad de mano de obra, es decir, no generan mayormente empleo. Además la falta de dólares en las arcas del Central –está 6.000 millones en rojo- cuestiona las condiciones para negociar los vencimientos de deuda que llegan a casi 25.000 millones de dólares en 2025 y no deja margen para la importación de insumos para la industria.
Los datos del Indec sobre ocupación revelan una leve mejoría respecto al desempleo del segundo trimestre, pasando del 7,6% al 6,9%, pero se está revirtiendo la tendencia interanual de baja de la tasa de desempleo, con el agravante de que mayor cantidad de personas buscan otro trabajo por la caída de los salarios y el aumento de la precarización laboral empuja la disconformidad laboral.
Un “diciembre” de los trabajadores
El asesinato de un trabajador “bagayero” en Orán a manos de la Gendarmería en Salta es la confirmación que la guerra contra los trabajadores y el pueblo es la esencia del gobierno de Milei y de los gobernadores de la motosierra.
Mientras la Gendarmería de Bullrich y Milei mataban a un trabajador, estos sacaron un decreto (1107/2024) que amplía las facultades del gobierno para el despliegue de fuerzas represivas, lo cual es una confesión de que el temor más grande del gobierno sigue siendo “diciembre”, como sinónimo de rebelión popular.
Y es también la confesión de que la política prevista para el año próximo es aún peor que la de este año; Milei quiere ir a fondo con la reforma laboral, con la previsional y contra derechos como el aborto, la educación sexual integral, y con la liquidación de la gratuidad de la enseñanza superior y de la salud pública.
A un gobierno como el de Milei solo se lo puede derrotar con una intervención de los trabajadores, con la preparación de una huelga general que ponga en evidencia la histórica tradición de lucha de la clase obrera argentina, la que se puso de manifiesto contra Onganía con el Cordobazo, contra el gobierno de la Triple A de Isabel-López Rega con la huelga de junio y julio del 75, la que salió a la calle contra la dictadura genocida, la del Argentinazo. Vamos por ello. Fuera Milei.