Políticas

24/9/2021

A Aníbal Fernández la pose de “no represor” le duró un día

La mentira del ministro, un represor profesional, tuvo patas cortas.

En el día de ayer el nuevo ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, fue entrevistado en AM 750. Al ser consultado por su plan para la cartera que conduce, se jactó de que en sus anteriores gestiones al frente de la misma “no hubo ni un solo herido ni un muerto”, y que “piensa mantener ese récord”. A su vez postuló que piensa “resolver por el diálogo” las movilizaciones y piquetes. Más allá de que estas palabras son completamente falsas y descaradas, bastó que pase solo un día para desmentirlo sin evocar sucesos pasados. En la mañana de hoy la Policía Federal reprimió a trabajadores ferroviarios despedidos en Avellaneda, arrojando a uno de ellos por el terraplén y ocasionándole una lesión en su rodilla.

Aníbal Fernández no puede esconder, por mucho que lo intente, que tiene un nutrido prontuario represivo y de encubrimiento. El mismo data ya desde sus años como Secretario General de la Presidencia de Duhalde. Fernández formó parte de las directivas para la masacre del Puente Pueyrredón, lo que se constata en su relato de cómo organizaron el operativo (“sabíamos que los piqueteros se iban a reunir en el club Gatica, para definir lo que ellos llaman un plan de lucha”). Allí también montó a base de mentiras y calumnias, su especialidad, todo el operativo de encubrimiento; “los piqueteros se mataron entre ellos”, “se preparaban para la lucha armada”.

Cuando se da la segunda desaparición de Julio López, un testigo clave en el juicio contra el genocida Miguel Etchecolatz, el entonces ministro del Interior postulaba que “López debe estar tomando té en lo de la tía”. Luego, en 2010, algunos meses después de retirarse como ministro de Seguridad para convertirse en Jefe de Gabinete, la Policía Federal libera la zona para que una patota de la Unión Ferroviaria asesinara a nuestro compañero Mariano Ferreyra. Otra vez lo mismo: Fernández se dedicó a encubrir la responsabilidad policial a base de mentiras y difamaciones. No obstante, cabe tomar nota de esta manera en que el ministro se desliga. Cuando dice que no hubo “ni muertos ni heridos” está reproduciendo un clásico discurso kirchnerista de “no reprimir la protesta social”, que encubre el modus operandi del que una y otra vez se valieron: reprimir a través de patotas y grupos de choque por fuera de las fuerzas represivas, pero actuando con su complicidad.

Aunque hoy al mediodía, en las mismas vías donde se congregaba la patota que mató a Mariano Ferreyra (y a metros de la estación Darío y Maxi, que lleva ese nombre en honor a las víctimas de la masacre de Avellaneda) la Policía Federal reprimió a los trabajadores ferroviarios despedidos. Los mismos reclaman que el gobierno cumpla el compromiso de reincorporar a los 85 compañeros despedidos, tras dos años de dilaciones. El motivo de la designación de Fernández quedó clara. El ahora ministro de Seguridad, que asume tras su salida como interventor de los Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (donde despidió a 400 trabajadores) tiró por la borda su palabrerío de ayer; y el resultado fue un trabajador ferroviario lastimado.

La promoción de Aníbal Fernández a su cargo es justamente para esto. El recambio derechista de gabinete pergeñado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner confiesa la intención del gobierno de profundizar una avanzada represiva, dado su compromiso con el ajuste fondomonetarista que acentuará un derrumbe social insoportable. Preparemos la intervención independiente de los trabajadores y los explotados del país en la crisis contra un gobierno dispuesto a pasar el ajuste a fuerza de palazos.