Editorial

A ellos los une el espanto

Vamos a Lanús el 11 por un gran Congreso del FIT Unidad

El peronismo ha profundizado la desigualdad social

Cuando Argentina entra de lleno en el año electoral, la rebelión en Perú -con su segunda ola de bloqueos, huelgas indefinidas y extensión a distintas capas de los explotados, desde el sur hacia el norte y hacia Lima- agrega un componente insoslayable al cuadro político y social de América Latina. La promocionada reunión de la Celac quedó desnudada. El desembarco de Lula otra vez presidente y el momento de protagonismo de Alberto Fernández quedaron expuestos en su demagogia cuando sus bravatas “democráticas” contra la “extrema derecha” omitieron la masacre en desarrollo por parte del gobierno golpista que ellos se apuraron a reconocer. El debilitamiento creciente de Boluarte, apoyada abiertamente por la embajadora norteamericana, es también un golpe a la política de Biden en América Latina. Porque en ese gobierno golpista el imperialismo norteamericano marca los límites de su apoyo a los gobiernos de la “ola rosa” que deben seguir a pie juntillas la agenda fondomonetarista de reformas antiobreras, de entrega de los recursos estratégicos, de subordinación al capital financiero y, a su turno, de control y represión de las masas. Una agenda que se presenta cada vez más exigente en el marco de la crisis mundial con epicentro en la guerra imperialista de Ucrania. Por la recesión en desarrollo, la crisis energética, la inflación mundial, la fuga de capitales de los emergentes y las crisis de deudas soberanas que disparan el aumento sistemático de la tasa de interés norteamericana. Si lo sabrá Macron, que ya enfrentó dos huelgas con millones de franceses en las calles contra su reforma jubilatoria.

Este es el marco de la crisis capitalista argentina y de las agudas crisis internas del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio. Después de la debacle de Macri y su gobierno, el peronismo ha fracasado en ordenar las variables capitalistas, por un lado, y ha profundizado la desigualdad social, por otro.

Es la economía, estúpido

Las últimas medidas del superministro Massa han traído más en esa dirección. Los 160 mil despidos del Potenciar Trabajo, la pauta del 60% para las paritarias cuando la inflación marcha al 100% anual en el primer mes del año y los tarifazos recargados, son el tributo a las indicaciones con que el FMI cerró el año 2022. Veremos si se animan a imponer la moratoria jubilatoria por decreto. Por ahora no es ley y solo es usada para la agitación política, aunque le hagan pagar sus propios aportes a las víctimas del trabajo en negro.

Los dólares soja no evitaron que las reservas se vuelvan a volatilizar en enero porque el pago de intereses al FMI es implacable. El negociado de recomprar bonos de la deuda usando mil millones de dólares cuando la economía se detiene por falta de insumos importados ha fracasado si miramos la brecha cambiaria. La deuda total del gobierno del “desendeudamiento” ha escalado a los 396 mil millones de dólares de los 313 mil millones de dólares en que la dejó Macri, dos tercios de ella en dólares. Pero el cuadro más explosivo es la deuda del Central, que está llegando a los 11 billones de pesos. Y esa se puede licuar solo con una devaluación masiva. Por eso, el Rodrigazo está a la vuelta de la esquina todo el tiempo. La agenda de Massa es no devaluar de lleno hasta diciembre, devaluando por tramos. Y la agenda de Juntos es una devaluación en masa, de lleno, después de diciembre. Sea mediante la “legalización de la economía bimonetaria” que planteó Bullrich, con la dolarización directa a lo Milei o con el “consenso” de Larreta y Lacunza.

La crisis de los que gobiernan y de los que gobernaron

La “maniobra genial” de Máximo Kirchner de renunciar al liderazgo del bloque de diputados peronista y ahora el renunciamiento de la vice después de la condena por la causa Vialidad expresan un debilitamiento del kirchnerismo. Siendo el principal sector del Frente de Todos, no logra siquiera dotar de un candidato propio al peronismo. Se desgañitan pidiendo una “mesa política” al Presidente, que no la quiere porque es el fin de su sonoro planteo en aquella Plaza de Mayo cuando dijo “se acabó el dedo en la designación de los candidatos del peronismo”. Obvio, el fin de la quimera de su propia candidatura.

La cuestión de garantizar la unidad del FdT es el único punto que todos reivindican, porque los une el espanto, no ya de perder la elección nacional, algo enteramente posible, sino aún de perder la provincia de Buenos Aires si se dividen. Por eso, lo que lograron es la modesta reunión en Merlo (en lugar de una reunión del PJ que preside Máximo) con Kicillof, Máximo Kirchner, Massa, Wado de Pedro, Insaurralde, Katopodis y otros intendentes. Aunque pegó el faltazo nada menos que Espinoza, del distrito de 1,8 millones de habitantes, según el demorado censo. La reelección de Kicillof sería la carta si logran negociar las furiosas internas con los barones del PJ en Matanza, Hurlingham y otros distritos.

No hay candidato nacional. Solo el operativo clamor montado para el 24 de marzo, en favor de una Cristina que ha puesto el eje en el ataque a la Justicia en defensa propia y de toda la camarilla del peronismo en la Justicia. Su prioridad es forzar su impunidad. La del macrismo, defender la propia y explotar una “división de poderes” cuya inexistencia está a la vista por los carpetazos de uno y otro bando que exponen los negociados capitalistas que amparan.

El que hizo un aporte a la debacle fue Pablo Moyano: “todos queremos a Cristina candidata, si no, los candidatos naturales son Massa, Scioli y Alberto Fernández”. Nótese el orden de los sustitutos y nótese que el camionero considera que Cristina no está proscripta. Los gordos están con Massa y los antigordos también, el apoyo de Cristina a Massa y las trenzas de Máximo en Provincia con el tigrense no dejan dudas. La progresía K tiene que poner las barbas en remojo e ir preparando los argumentos para defender al hombre de la Embajada del peronismo. Claro, siempre que la inflación, el dólar y las luchas sociales que se puedan desatar lo dejen presentarse. Por si acaso, Capitanich recomendó que el gobierno tenga uno solo (entre AF, Wado y Manzur).

En Juntos se han producido definiciones. De su propia crisis. Está planteada la ruptura en varias provincias (Río Negro, Mendoza, Córdoba) y Bullrich descartó una alianza con Milei, con quien se encontrará “en el balotaje y en el gobierno”, claro que para eso le tiene que ganar la interna a Larreta y sortear las presiones y rupturas provinciales de los radicales. El problema que ha planteado lo de Bullrich, sin embargo, no resuelve la provincia de Buenos Aires. Desesperan por integrar a Espert porque temen perderla si se dividen los votos derechistas.

En esa batalla de integración de los fachos liberales en la provincia, en la que se anotó el radical Tetaz, resultó notable que Espert polemizó por izquierda con Bullrich. La acusó de disparatada por plantear que hay que terminar en seis meses con los planes sociales porque, dijo, “hay 4 millones que dependen de ellos y además un millón de demandantes de puestos de trabajo”. El mismísimo Espert alertando sobre la explosividad social. Ilustrativa polémica sobre la desocupación que efectivamente afecta alrededor de cinco millones de personas.

Qué Frente de Izquierda necesitamos

Para la izquierda obrera y socialista, partidaria de la independencia política de los partidos capitalistas, está planteada una batalla especial. En su desbarranque, el kirchnerismo presiona a la izquierda para subordinarla. Porque necesita cubrir su apoyo a la agenda derechista del capital al que responde con las diferencias que puedan tener alrededor de medidas de cotillón, como el control de precios. El Frente de Izquierda tiene que colocarse a la iniciativa rechazando esas presiones como a la peste. Funcional a la derecha es Massa, el gobierno y el kirchnerismo.

El peronismo le discute al macrismo cómo hacer la reforma laboral o la previsional. Qué rol darle a la burocracia sindical o a los movimientos sociales colaboracionistas con los cuales también pactó el macrismo, como acaba de reconocer Bullrich en su autocrítica. Pero la agenda solo la discute el Frente de Izquierda y para llevar a fondo ese debate a la vanguardia obrera, a los movimientos de lucha de los desocupados, al movimiento ambiental y de la mujer, a la juventud, tenemos que ser implacables en la delimitación del nacionalismo y del kirchnerismo en particular.

Las consignas que proponemos como “Fuera los políticos capitalistas” en base al objetivo de constituir un nuevo movimiento popular con banderas socialistas, responden a esa tarea estratégica. Todo progreso electoral es bienvenido en la medida que sirva a la ruptura de fracciones crecientes de los trabajadores con los partidos que han llevado a esta Argentina de la mitad de pobres sobre la que alertó el Papa a esos políticos capitalistas que él sostiene.

La reciente huelga portuaria de Rosario, los nuevos paros en Bridgestone, la huelga indefinida conciliada de varios días de Molinos Cañuelas a fin de año y la tenaz lucha de la Unidad Piquetera, que salió contra los 160 mil despidos y defendió a los desocupados en medio del Mundial, así como las grandes huelgas del Neumático y los residentes y concurrentes de CABA en 2022, las movilizaciones en Orán y el norte de Salta que hicieron retroceder el tarifazo de Sáenz, expresan tendencias profundas en los trabajadores, contenidas por la burocracia sindical en complicidad con la represión patronal.

La propuesta del Congreso del FIT Unidad es insustituible para agrupar a los luchadores en la tarea de potenciar a la izquierda y referenciarla con un programa que la coloque a la iniciativa política en el convulsivo cuadro en que se desenvolverá todo el proceso electoral del año. El Plenario Nacional del Partido Obrero del 11 de febrero en Lanús va en esa dirección. Por su método y por su programa, por los candidatos que votaremos para llevar la batalla política que la hora demanda. El único frente político socio de las masas obreras y campesinas peruanas es el FIT Unidad, actuemos aquí a la altura de las tareas planteadas.