Desde hace semanas, la diputada del PRO Sabrina Ajmechet viene actuando como punta de lanza del sionismo para proscribir las expresiones de defensa del pueblo palestino. Su ataque a expresiones culturales como Roger Waters, a la izquierda, y particularmente a nuestra compañera Vanina Biasi, quien se destacó por su defensa de la lucha palestina contra el genocidio que está llevando adelante el Estado de Israel, apunta en esa dirección.

Fiel a la política del sionismo, Ajmechet lleva adelante una política perversa, pero totalmente consciente: hermanar de forma indiferenciada al sionismo y al judaísmo, tratando de antisemita a todo aquel que critique o repudie la política de apartheid que se lleva adelante en Palestina, con epicentro en la Franja de Gaza. Y con esa lógica apunta a prohibir y proscribir a quienes se oponen al genocidio que lleva adelante Israel en Gaza.

Una línea que también está presente en las filas del oficialismo, porque cuando Massa apunta a colocar a Hamas entre las organizaciones reconocidas como terroristas, apunta a reprimir con la Ley Antiterrorista a todos los que defiendan la causa palestina, que hoy en Gaza está encabezada políticamente por Hamas.

La diputada macrista hoy apoya a Milei, aún a sabiendas de que su vínculo con los genocidas es militar codo a codo con lo peor del antisemitismo argentino. Sobran los testimonios de detenidos-desaparecidos que sufrieron torturas especiales por su origen judío y sin embargo la diputada que acusa a todo el mundo de antisemita apoya a una lista que quiere libres a los genocidas.

Esta supuesta contradicción no es una particularidad de Ajmechet, ni del sionismo en Argentina. Son diversos los agrupamientos derechistas, históricamente antisemitas, que hoy apoyan de manera decidida al sionismo. Lo que sí parece ser atípico, demostrando el grado de penetración de los discursos sionistas en nuestro país, es cómo todo el progresismo ha salido a apoyar el ataque israelí, ya sea explícitamente o a través de un silencio cómplice.

Al tratarse el tema en la Cámara de Diputados, los legisladores kirchneristas, el PCR, Patria Grande y La Cámpora han decidido hacer caso omiso a la matanza que se está llevando adelante contra toda la población gazatí. Para peor, esta semana firmaron un comunicado todos los presidentes de los bloques (con excepción del FIT), que planteó el “respaldo al derecho a defensa del Estado de Israel en el marco del derecho internacional humanitario”.

Fue en el mismo recinto donde Ajmechet desarrolló una de sus intervenciones más violentas contra los y las legisladoras del FIT-U, a quienes acusó abiertamente de antisemitismo bajo “su forma moderna”, que sería denunciar las atrocidades cometidas por el sionismo en Gaza. Como se ve, no se trató de un exabrupto, sino de una política premeditada de estigmatización a quienes defendemos la causa palestina.

En su cruzada contra todo aquel que ose denunciar la matanza israelí, Ajmechet declaró que le había resultado “muy violento” encontrarse a Vanina Biasi con una bandera palestina en el debate. En una entrevista en Radio con Vos, profundizando sobre el tema, dijo: “¿Qué es esto? porque es una organización que atacó el día de ayer con la intención de eliminar a todos los judíos. Vengo a la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y me encuentro con alguien que está abanderada a esa causa. ¿Qué le está pasando a Argentina?”. Se colocó entonces en línea con la campaña de la Daia, que presiona sobre los rectores de las universidades públicas para que tomen medidas contra los estudiantes que apoyan al pueblo palestino.

Tenemos entonces una sustitución por partida doble: por un lado, la diputada no distingue entre sionismo y judaísmo, considerando que toda crítica o ataque al primero es un ataque al pueblo judío. Ahora también nos enteramos que para ella la causa palestina implica la eliminación de todos los judíos, algo totalmente falso.

El viejo truco de presentar al victimario como víctima no pasa, en este caso, la más sencilla de las pruebas. La limpieza étnica que lleva adelante el Estado de Israel es una política de Estado que se ha profundizado violentamente con el gobierno ultrareaccionario de Netanyahu. Ajmechet no dice una palabra al respecto, ni sobre la matanza de 11.000 palestinos en apenas un par de semanas. Demuestra con esto que su apoyo incondicional al sionismo es también el de la peor calaña, el de los supremacistas que consideran que las únicas vidas que valen son las de los opresores.

Por si todo esto fuera poco, Ajmechet acaba de presentar un proyecto de declaración hostigando al artista Roger Waters y repudiando su presencia en nuestro país por el solo hecho de apoyar la causa palestina. Una verdadera persecución policiaca contra la opinión de un músico que históricamente ha defendido a los oprimidos y a las minorías en distintas cuestiones, así como ha denunciado el belicismo imperialista durante décadas.

El accionar de Ajmechet apunta a instalar un verdadero estado de represión interna contra quienes defienden a Palestina, identificando antisemitismo con antisionismo. Quienes criticamos consecuentemente la política criminal de Israel y no somos antisemitas, somos tildados como tales; los antisemitas que defienden al sionismo son exonerados.

A lo largo de las últimas semanas han aparecido diversas manifestaciones de antisemitismo en Argentina y en diversos lugares del mundo; las rechazamos enfáticamente. El sionismo se monta sobre esas muestras para aumentar su ofensiva contra Gaza, causando un mayor rechazo contra Israel, y, como consecuencia de su política de igualación entre sionismo y judaísmo, también contra el judaísmo.

Lo decimos nuevamente y con toda claridad: combatimos y rechazamos toda clase de antisemitismo y ataque al pueblo judío y reclamamos terminar con la masacre sionista en Palestina, con los muros y con toda clase de supremacismo israelí. Seguimos luchando por una Palestina única, laica, libre y socialista.

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