Políticas
9/4/2025
Argentina está a la deriva en la guerra comercial por el saqueo capitalista
Un puñado de multinacionales domina los principales resortes de la economía nacional.

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Milei nos deja como rehenes en la ofensiva de Trump.
Que Argentina esté completamente a la deriva de la guerra comercial entre las grandes potencias y las convulsiones del mercado mundial es una consecuencia del carácter dependiente de la economía nacional. Es algo que no solo se expresa en las crisis de deuda, sino también en que un puñado de capitalistas extranjeros domina los principales resortes económicos del país, imponiendo un régimen de saqueo que tiene a la burguesía criolla como socia menor.
Un ejemplo claro es que la crisis de reservas que mantiene en vilo al gobierno es alimentada por la resistencia del agro a liquidar la cosecha, especulando con una devaluación. Ahora bien, solo tres multinacionales (la canadiense Viterra, la estadounidense Cargill y la china Cofco) concentran el 40% de las exportaciones de granos de Argentina, lo cual les da un enorme poder de incidencia sobre la política cambiaria del país.
La caída del precio internacional de la soja, tras la suba de aranceles de Trump, no hará más que alentar estas prácticas de acopio. Como en represalia China reemplazó sus compras de soja a Estados Unidos, nuestro país corre el riesgo de que se reduzcan las exportaciones de la oleaginosa a Vietnam y a India si los agricultores norteamericanos intentan copar esos mercados frente a las restricciones del gigante asiático.
Esta situación pone de manifiesto la infamia de Milei, que puso a Argentina como rehén de la ofensiva comercial emprendida por Trump, con la esperanza de que este último tercie en favor de un nuevo préstamo del Fondo. Cuando más sufrimos el costo social y económico de la inserción semicolonial de nuestro país en el mercado mundial, el gobierno profundiza esa subordinación.
También se evidencia la potestad sobre el rumbo del país del puñado de especuladores financieros que aceleró la corrida cambiaria tras el derrumbe bursátil, elevando las cotizaciones de los dólares paralelos. Así persiste la sangría de reservas, que el gobierno está rifando con el objetivo de contener la brecha. Si continúa el desarme de posiciones en los bonos en pesos (por la caída en la rentabilidad del carry trade) podrían fracasar las licitaciones del Tesoro previstas para el 14 y el 24 de abril, donde los vencimientos alcanzan los $13,8 billones. Sería una corrida estrepitosa, que impondría un golpe de mercado que sufriríamos en primer lugar los trabajadores.
El panorama es sombrío porque con la disparada del riesgo país se encuentra aún más lejana la posibilidad de que lleguen dólares por medio de financiamiento externo. A su turno, la caída del precio internacional del petróleo y los minerales, como el cobre, frustra las expectativas del gobierno de recibir divisas a través de inversiones extractivistas incentivadas por el Rigi. Esta dependencia de los flujos del capital internacional es el resultado de décadas de dilapidar el ahorro interno en la fuga de capitales y el pago de la deuda externa.
En ese sentido, el plan de Trump de "reindustrializar" Estados Unidos sobre la base de repatriar capitales de los países emergentes sería letal para Argentina, donde el 18% de las inversiones extranjeras es de procedencia estadounidense. Como vemos, la subordinación de la burguesía nacional, aceptando el papel de socia menor del imperialismo yanqui, nos deja inermes frente a los giros que adopte este último ante la búsqueda de reestablecer su hegemonía y la crisis capitalista mundial.
Mención aparte merece la línea "aperturista" de Milei, en momentos de guerra arancelaria en la que los países afectados están buscando dónde reubicar sus exportaciones. Las medidas del gobierno derivarán en una mayor desindustrialización de Argentina, con nuevos golpes a los puestos de trabajo.
Para hacer frente al viento de frente de la crisis mundial es necesario quebrar este régimen de saqueo, algo que solo se puede lograr mediante la nacionalización bajo control obrero de las palancas estratégicas de la economía, como el comercio exterior y el sistema financiero, como los hidrocarburos y la industria energética. Es una tarea reservada para los trabajadores al frente del poder político.

