Políticas

30/12/2020

Brasil: sobre la asamblea constituyente

Debate con el PTS.

En un artículo de respuesta al balance electoral del PO sobre las recientes elecciones municipales en Brasil, el MRT-PTS defendiendo su integración en las listas del centroizquierdista PSOL, nos acusa de “aceptar” desde “el otro lado de frontera” el régimen electoral golpista.

“El PO, si existiera en Brasil, formaría parte de la izquierda que gusta del bonapartismo institucional: se adapta felizmente al régimen institucional golpista de Brasil. Toda su política revela un desprecio derechista por las implicaciones de los cambios autoritarios en el régimen político brasileño desde el golpe institucional de 2016” dice el MTR-PTS.

Se trata de una acusación antojadiza, como señalamos en el artículo principal. Pero, en realidad, si la acusación vale para algo o para alguno es para el propio PTS, pues si alguien se ha adaptado al régimen imperante es la izquierda brasileña, empezando por el PT pero a lo que no escapa el PSOL cuya estrategia es impulsar un frente con Lula y sus acólitos, que se extiende incluso a los partidlos del centro, muchos de los cuales apoyaron la destitución de Dilma. La integración de las listas del PSOL convierte a la izquierda llamada radical en furgón de cola de esa política.

Pero, además, el MRT-PTS llama a impulsar la lucha contra el régimen bajo la consigna de asamblea constituyente.

Para el MTR-PTS la diferenciación de su integración en las listas del PSOL pasa por “tener la única política que puede cuestionar todo el régimen golpista institucional (…) Se trata de atacar como norma no solo a Bolsonaro y a Mourão, sino a todas las instituciones de este régimen golpista de los poderes establecidos (STF, Congreso Nacional, etc.) que nos han llevado a este punto, estando a la vanguardia de la defensa de todos los derechos democráticos y sociales de la clase obrera y del pueblo pobre”.

La consigna de la Asamblea Constituyente es así entendida en forma constitucionalista, no revolucionaria.

Esta consigna, recordemos, puede jugar un rol revolucionario o ser instrumento de la derecha y la contrarrevolución. Depende de la correlación de fuerzas.>En ausencia de una irrupción e iniciativa popular, la única Constituyente que podría abrirse paso es una convocatoria amañada cuya función sería rescatar al régimen actual y desviar el descontento popular.

Para que la Constituyente juegue un papel revolucionario debe ir asociada a la lucha directa por derrocar al régimen vigente, en este caso el bolsonarismo y sus alianzas con el “centrao”: Abajo Bolsonaro-Moreau, Por una Asamblea Constituyente soberana.

Solo un gobierno revolucionario que, los que se reclaman marxistas, entendemos como un gobierno de trabajadores, surgido de un levantamiento revolucionario, podría convocar a una Constituyente Soberana y Revolucionaria. La consigna de la Constituyente, tal como la levanta el MRT-PTS en Brasil, está fuera de ese radar. El centro no está colocado en el llamado a la acción directa (huelga general, etc.) por el Fuera Bolsonaro-Moreau, sino en la propaganda de un instrumento constitucional que permita modificar las instituciones.

En el MRT-PTS, la Constituyente no es una consigna de transición, sino permanente, parte de su programa. Esto habla ya no de un planteo circunstancial, táctico, sino de una estrategia democratizante de tipo constitucionalista. Si se trata de hacer propaganda (y en la agitación) es “preferible” hacerla directamente en favor de nuestro objetivo estratégico: de un gobierno de trabajadores.

Peligrosamente frentepopulista

La insistencia del MRT-PTS en la necesidad de enfrentar la institucionalidad golpista tiende un puente hacia el acuerdo con las fuerzas políticas que se “opusieron”… en agosto del 2016 al “golpe institucional” que culminó con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. La lucha contra el golpe fue en ese período: y el PT, el PSOL y un par de socios menores tuvieron una “oposición” formal. Viabilizaron el golpe, desarticularon y frenaron toda resistencia real de masas contra el mismo. El frente único con los que se oponen a un golpe es un frente de acción y dura mientras hay una lucha real contra el golpe. En el caso de Brasil, el PT, el PC do B, el PSOL no lucharon contra el golpe. Fueron cómplices del mismo y comparten el planteo estratégico general de la clase burguesa en este momento: avanzar en un ajuste brutal contra los trabajadores y una mayor apertura-entrega al capital imperialista. La “lucha contra el golpe” y su “institucionalidad” se ha desarrollado en la lucha de clases: en el movimiento de las mujeres “Ele Nao”, en la oposición a la reforma laboral antiobrera, a la reforma reaccionaria previsional, en la huelga general de un mes de los trabajadores del Correo, etc. Aquí es donde estos partidos terminaron -con su inoperancia y complicidad- de viabilizar el “golpe”. Tanto el PT que está al frente de las centrales obreras y de masas más importantes, como el PSOL que no ha tomado la lucha contra estos ataques como consignas de movilización. La ausencia del PSOL en el apoyo a la huelga general de Correos y en el reclamo de que la CUT salga con un plan de lucha y el paro nacional en solidaridad es una reciente realidad incontrastable.