Políticas

19/5/2021

Colapso en la provincia de Buenos Aires: el fracaso de la política sanitaria de Kicillof

A tres días del vencimiento del DNU presidencial, la Argentina trepó a un récord de 35.543 contagios y 745 muertes por coronavirus. Una catástrofe sanitaria sin precedentes que golpea brutalmente a la población trabajadora y da cuenta de un peronismo empantanado, ajustador y sin autoridad.

Buenos Aires, epicentro del derrumbe sanitario

El día de ayer se rompió el techo diario de 11.000 contagios en la provincia de Buenos Aires, superando los 14.000 infectados. Con este mayor número de contagiados, la ocupación de de camas de terapia se acerca al 80% en el Amba y al 100% en varias localidades del interior bonaerense. En conferencia de prensa, el ministro de salud bonaerense, Daniel Gollán reconoció lo que venía negando hasta las vísperas: en la última semana hubo un aumento del 4% en el promedio de casos por día, y del 27% en los municipios bonaerenses del interior. Gollán calificó esta situación como cercana a la “ocupación total de terapias”.

Con menores recursos que el propio Amba, la situación es dramática y algunos intendentes ya anunciaron que tendrán que seleccionarse los pacientes graves a quienes oxigenar por la falta de respiradores. El aumento exponencial de los contagios y el colapso del sistema sanitario obligaron a suspender las clases presenciales en 12 municipios del interior. Esta expansión de la pandemia tiene mucho que ver con la circulación comunitaria del virus en los más de 80 municipios que están por fuera de la “alarma epidemiológica”. Atrás quedó el relato oficial del estancamiento o declinación de la curva de contagios del que se jactaba Kicillof. Carlos Bianco, jefe de gabinete de del gobierno bonaerense, tuvo que reconocer lapidariamente, que “la expectativa de caída de casos se puede dar por terminada”.

Frente a esta catástrofe sanitaria, tanto Fernández como Kicillof tienen como única apuesta la llegada por tandas de una remesa de vacunas trabadas por el  monopolio capitalista de las patentes y laboratorios, incluyendo el laboratorio de Hugo Sigman en Garín. El gobierno provincial anunció que vendrán tres millones de nuevas dosis a la provincia, pero por fuera de los números que revolea el gobernador, a la fecha son 4.361.704 las dosis para 17 millones de bonaerenses. De todas estas, hay 3.195.550 vacunados con la primera dosis, y solo 684.517 con el esquema completo. Desde hace varios días están paradas casi 500.000 dosis que siguen sin aplicarse a pesar del crecimiento galopante de contagios y muertes. No se trata únicamente de la falta de vacunas, la ralentización de la vacunación es una consecuencia de la crisis sanitaria y de la falta de centralización del sistema en manos del Estado.

El Frente de Todos festeja el acuerdo con Juntos por el Cambio para “comprar vacunas”. Puro humo, porque las compras serían para el 2022, es decir después de las elecciones. Bajando expectativas, el segundo de Kicillof y jefe de gabinete, Carlos Bianco, advirtió que el mercado está lleno de “mercachifles” que quieren vender de todo y a cualquier precio. El acuerdo en la Legislatura incluye las cláusulas secretas de confidencialidad como exigen los capitalistas.

Larretizados

La mayoría de los medios de prensa se apresuraron a anunciar que el gobierno peronista preparaba  medidas más rigurosas de aislamiento y próximas a una cuarentena estricta a partir del viernes 21 de mayo. Para Página 12, boletín oficioso del gobierno, estas nuevas restricciones debían confirmar la prioridad de la salud en la pandemia. Para Clarín, una cuarentena similar a la de principios del 2020 sería parte del hostigamiento de Kicillof, Cristina y Máximo Kirchner al presidente en la interna del Frente de Todos. Una forma de correrlo a Alberto Fernández con el “cierre total” en la provincia de Buenos Aires para desgastarlo junto a su ministro de economía Martín Guzmán.

Poco duraron estos pronósticos interesados y fallidos. Primero fue Alberto Fernández el que descartó, pese a las más de 72.000 muertes, el retorno a la Fase 1. Horas después, el gobernador cristinista, Kicillof, repitió el mismo libreto. Lejos del “cierre total”, Axel Kicillof dijo que “apostaba a la continuidad del esquema actual de medidas de cuidado intensificando los controles”. Más de lo mismo. Este empantanamiento fue gráficamente retratado por  Alberto Fernández, cuando afirmó que  el país “no soportaría una cuarentena”. Una confesión hipócrita  por parte de quienes convalidaron la quita de un IFE miserable para cumplir con el ajuste fiscal y las exigencias del FMI. Tampoco Kicillof quiere una cuarentena y menos aún chocar con los capitalistas del campo y la industria que le exigen la “apertura de la economía”. En el relato del Frente de Todos bonaerense quedó archivado el pedido de Kicillof, Larroque y las burocracias de las CTAs que pedían la reimplantación del IFE.

En este clima de “endurecimiento” verbal, el ministro de salud Daniel Gollán declaró que había un fuerte reclamo de los intendentes para resolver el cambio de fases y la suspensión de clases presenciales. Pura hipocresía. General Pueyrredón, un municipio gobernado por el macrismo (donde murieron cinco docentes en once días) continúa en Fase 3 por decisión del intendente Montenegro en acuerdo con el gobierno provincial. Tan o más grave es la situación en la ciudad de Bahía Blanca, a la que “visitó” en persona Daniel Gollán el viernes pasado. A pesar de que el sindicato docente del Suteba bahiense (conducción Multicolor) le hizo llegar al ministro un relevamiento de los contagios en alza, el ministerio de salud kirchnerista dio su conformidad para volver a la presencialidad en las escuelas. La fábula kirchnerista, que hablaba de un engaño artero con datos falseados por el macrista Héctor Gay, cayó en el ridículo cuando el gobierno de Kicillof avaló lo resuelto por el  jefe comunal de Juntos por el Cambio .

Mandan los capitalistas sobre la salud

El gobernador anunció que destinará 140.000 millones de pesos para obras de infraestructura rural, caminos, rutas y líneas de crédito al “campo”. Como se ve, las críticas al paro de comercialización agrario por la prohibición de exportaciones de carnes son para la tribuna. Días atrás, el dirigente de la Carbap, Horacio Salaverry, no le escatimó elogios a Kicillof diferenciándolo del gobierno nacional. En este plano, el kichnerismo toma distancia de Alberto Fernández y busca un acercamiento con los “dirigentes rurales”.

Se trata de una política integral. El eje del “paquete social” del gobernador fue el anuncio de subsidios a las Pymes bonaerenses por 70.000 millones de pesos. El Frente de Todos votó con Juntos por el Cambio en la Legislatura una ley de moratoria para los empresarios que incluye el “perdón” a quienes evadieron aportes previsionales, estafando a sus trabajadores.

Un derrumbe de la recaudación tributaria podría acelerar el default en la provincia de Buenos Aires a manos de los tribunales internacionales donde se dirime la deuda externa bonaerense. La negativa de Kicillof a una cuarentena estricta responde tanto al temor a una caída en flecha de la recaudación por la recesión, como a una respuesta popular en un Conurbano agobiado por la pobreza, la caída del consumo y que está primero en el ranking de desocupación nacional. Esta es la importancia que le asigna Kicillof al represor Berni como jefe de la “maldita policía” y ministro de “seguridad”.

Un escenario de crisis política

Con las elecciones en vista, Kicillof no quiere romper puentes con el “campo” ni con los empresarios, tampoco con la iglesia que exige una mayor liberalización de las restricciones. El kirchnerismo no tiene todavía un candidato firme para las legislativas y tiene que decidir si expone o no a Máximo Kirchner con las encuestas en mano en baja. En danza entró el ubicuo Martín Insaurralde, intendente de Lomas, que oficia de puente con Massa y un sector del aparato del PJ bonaerense. El trío Kicillof, Máximo y Cristina Kirchner tiene un ojo puesto en la interna de Juntos por el Cambio y lo que suceda con la candidatura de Vidal, pero también en un sector del peronismo que quiere resucitar la “tercera vía” con Randazzo, Lavagna y el duhaldismo residual del PJ.

Florencio Randazzo, cuya candidatura se desmoronó en el 2015, vuelve al ruedo agitando el fracaso de Alberto Fernández y de Kicillof, y con un programa antiobrero de mayor flexibilización, reforma laboral, y un ataque directo a los sindicatos y organizaciones de desocupados. La “tercera vía” no descarta un acercamiento a “sectores peronistas” de Juntos por el Cambio distanciados de Mauricio Macri. Sería la primera manifestación de división organizada en el peronismo de la provincia de Buenos Aires

La enormidad de la crisis capitalista va anticipando los realineamientos en los bloques que pretenden monopolizar el escenario electoral. Un llamado de atención para el Frente de Izquierda, sobre todo después del resultado de la elección a constituyentes en Chile. Para el Partido Obrero en el Frente de Izquierda, la crisis exige el desarrollo de un programa de salida a la catástrofe sanitaria y social y una amplia agitación en el movimiento obrero y popular para separar a los trabajadores del peronismo y la burguesía. En estos términos el Manifiesto, aprobado por la Conferencia del Partido Obrero, hace de las consignas transicionales y de organización de los trabajadores un puente para la construcción de una alternativa obrera y socialista.

 

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